ConsumoClaro apuesta por la publicidad nativa
En ConsumoClaro apostamos por la publicidad nativa para ofrecer a las marcas un formato más efectivo en sus estrategias de marketing y, al tiempo, producir contenidos interesantes para los lectores.
La publicidad nativa utiliza el contenido como formato, en un contexto donde todos nos hemos vuelto ávidos consumidores de información y donde las marcas también han creado sus propios medios, pero tienen el problema de cómo hacer que los lectores entren en sus contenidos.
ConsumoClaro es un medio en el que tendrán sitio todos los anunciantes interesados en públicos objetivos que tengan que ver con la nutrición, la alimentación, la salud, el turismo, el sexo, la economía doméstica, los servicios digitales, el motor o las bicicletas, entre otros.
¿Cómo va a ser la publicidad nativa en ConsumoClaro?
Por supuesto, identificada como publicidad. Esto es innegociable; no estamos de acuerdo con los medios que cuelan contenidos pagados a sus lectores sin avisar.
¿Por que un visitante va a consumir un contenido de marca?
Partimos de la base de que la publicidad nativa que publiquemos en ConsumoClaro va a ser interesante de por sí. Esto conlleva una obligación: Decir no a propuestas. Pondremos nuestra creatividad a prueba para encontrar el enfoque que haga interesante el contenido, pero si no se puede, no se puede. No nos interesan las notas de prensa porque no las leen ni los periodistas y se han convertido en el hilo musical de las agencias de noticias, con un runrún continuo que aporta poco más que ruido.
Contenidos de marca, mezclados con los contenidos... ¿y vuestra independencia?
Nuestra independencia editorial no se ve comprometida, sigue ahí, incólume. Es un error grave perderla. Promovemos la publicidad nativa como formato porque sabemos de sus bondades y de su efectividad, pero si tenemos que criticar a un anunciante en uno de los temas que trabajemos, lo haremos, aun a costa de perderlo. Ser una revista de consumo nos obliga a criticar las prácticas abusivas en que puedan incurrir las empresas, está dentro de nuestra misión. Lo haremos con pruebas, por lo que esto es una oportunidad para las empresas para mejorar el servicio que le dan a sus clientes.
Por otro lado, a las marcas les interesa estar en medios que se hayan ganado la confianza de sus lectores. La credibilidad se transfiere y los lectores valoran más los contenidos de marca en medios fiables, hasta un 33% más, según el último estudio de IAB y Edelman Berland. Una empresa, que desarrolle una estrategia correcta de marketing de contenidos elegirá antes a un medio de calidad que siga los estándares del buen periodismo, que a un medio de listón bajo que no se haya ganado la confianza de sus lectores por su buen hacer. En resumen, en ConsumoClaro tendremos dos clases de contenidos: los periodísticos, elegidos con absoluta independencia editorial, y los publicitarios, pagados por una marca y etiquetados como publicidad con claridad. La marca puede intervenir en los contenidos que paga. En los contenidos periodísticos no tiene cabida, ni para modificarlos ni para marcar la agenda de temas que se tratan.
¿Qué pasa si alguien no percibe que es publicidad?
Es complicado que un lector no perciba que un contenido de marca en ConsumoClaro es publicidad. Estará indicado con claridad en la llamada redaccional en portada y en el propio artículo. Ahora bien, sabemos que la lectura en Internet muchas veces es rápida y que al compartir apariencia estética puede inducir confusiones, por lo que hemos decidido comprobar todos los hechos que se argumenten en la publicidad nativa de ConsumoClaro. Es decir, no habrá ni un solo dato que no sea cierto. Si alguien dice que tienen la mejor oferta en telefonía móvil, el kilovatio más barato en electricidad, el alimento con más vitamina K o cualquier otro argumento del estilo, lo comprobaremos. Ese contenido patrocinado tendrá el sello de garantía de ConsumoClaro que le garantiza a los lectores que tendrán información veraz. La diferencia con el contenido tradicional es que aquí habrá un sesgo de parte porque el contenido lo paga una marca, pero estará bien explicitado.