https://www.eldiario.es/consumoclaro/ahorrar_mejor/restos-jabon-lavavajillas-platos-evitarlos_1_2253565.htmlSon varios los lectores que nos han escrito planteándonos sus dudas respecto a la aparición de restos de jabón en los platos, tazas y vasos que acaban de pasar por el lavavajillas y que, sin afectar a sabores y olores, causan mala impresión y ciertas inquietudes. Nos preguntan a qué se debe este fenómeno, si en general el aparato no muestra mal funcionamiento, y si el mismo puede ser perjudicial para la salud debido a un efecto acumulativo de compuestos químicos.
Desde este artículo vamos a intentar responder a ambas cuestiones por orden, pues las dos tienen más de un matiz que conviene abordar. Por lo pronto vamos con la primera, la referente a los motivos de que el lavavajillas deje trazas de jabón tras el lavado que se reflejen en una cierta espuma al verter agua sobre las superficies o bien en los objetos transparentes en una cierta turbidez al contraluz, incluso a pesar de que se muestren brillantes, es decir que el abrillantador funcione correctamente.
Restos de jabón en la vajilla: principales causas
La existencia de trazas de jabón no tiene que indicar necesariamente que el electrodoméstico este estropeado, pero seguramente si nos debe hacer pensar que no estamos realizando bien su mantenimiento. En general las tres causas de este fenómeno son:
- Aspersores de desagüe obturados: los aspersores de desagüe son los tubos de salida del agua jabonosa del detergente, así como las bombas que impulsan dicha salida. No se obturan con sólidos si el filtro está adecuadamente colocado, pero sí con grasas y sobre todo con espuma jabonosa residual que no termina de salir e impide la correcta expulsión del detergente, con lo que aumenta la acumulación.
- Filtros de residuos sucios: los filtros sucios de partículas e incluso con restos sólidos como trozos de cristal, hacen de freno a la correcta expulsión del agua de lavado, contribuyendo a las trazas de detergente.
- Mala proporción de los componentes de lavado: muchos fabricantes desaconsejan las pastillas todo en uno que contienen sal y abrillantador, y recomiendan para un mejor uso los tres componentes por separado. Aseguran que de este modo se evita mejor la deposición de restos de cal y se favorece la retirada eficiente del jabón de las pareces de la vajilla.
- Mal dimensionamiento de la cantidad de detergente: tenemos la mala costumbre de poner una pastilla de detergente estándar por sistema con independencia de la cantidad de vajilla a lavar, de si es un electrodoméstico de capacidad mayor o menor y de la duración del programa. Con ello contribuimos al exceso de jabón y espuma que obtura los aspersores de desagüe y deja restos en las superficies.
- Abuso de los programas cortos y de baja temperatura: los programs cortos solo deben usarse para cargas bajas, como copas, vasos, tazas, etc., pero cuando incluimos platos es mejor usar programas largos. El motivo es que optimizamos la carga de detergente y evitamos los excesos de jabón, ya que los programas cortos emplean poca agua y baja temperatura, cosa que no favorece la expulsión del jabón.
Cómo evitar los restos de jabón
Todos los hábitos antes descritos pueden resumirse en dos: poco mantenimiento del lavavajillas y mal empleo de los productos de lavado. Por lo tanto, si queremos evitar este fenómeno, que indefectiblemente aparece con el tiempo de uso del electrodoméstico, deberemos hacer las siguientes operaciones:
- Lavados en vacío periódicos: se trata de hacer al menos una vez al mes un lavado con el programa más largo y a mayor temperatura pero con el lavavajillas vacío y sin usar jabón. Los fabricantes recomiendan que adicionalmente, para eliminar incrustaciones de cal, a los diez minutos de funcionamiento se abra el aparato un momento y se vierta un vaso de vinagre blanco. Este lavado en vacío logra que el agua caliente disuelva los tapones de jabón que pueda haber en los tubos de desagüe. Adicionalmente se puede usar alguno de los productos diseñados a tal uso que se venden en supermercados.
- Mantener los filtros siempre limpios: si el lavavajillas revela malos olores, posiblemente es porque el filtro, que se encuentra en la base de la cubeta, está sucio u obturado por restos sólidos. Deberemos extraerlo periódicamente, sin esperar a los malos olores ni a encharcamientos, y retirar los sólidos si los tiene, así como lavar adecuadamente las rejillas de restos grasos, de jabón y de fibras. También, como recomendación, antes poner platos y vasos en el lavavajillas, eliminaremos posibles restos sólidos que indefectiblemente terminarán en el filtro.
- Uso de jabón en polvo: aunque es más complicado de encontrarle el punto justo, el uso de detergente en polvo nos permite regular a demanda la cantidad de jabón que añadimos y evitar la acumulación de espuma y grumos en los aspersores de desagüe, la principal causa de la aparición de trazas en la vajilla lavada. Si usamos pastillas, la alternativa es usar una entera, la mitad o un cuarto, según la carga o programa de lavado. También, si usamos pastilla entera a piñón fijo, podemos hacer uno de cada cuatro lavados sin detergente, para que el que se acumula en los desagües revierta en espuma al tanque, nos lave y luego se marche dejado tubos limpios.
- Empleo de sal y abrillantador por separado: el uso de sal y abrillantador debe hacerse tal como indica el fabricante, de forma periódica y en los recipientes adecuados, por mucho que las pastillas que se venden aseguren contener ya elementos que luchan contra la cal.
- Adecuar el programa a la carga: por norma y ahorro es mejor esperar a tener el lavavajillas cargado para encenderlo y entonces aplicar un programa largo y de alta temperatura. De todos modos si no es posible esperar, buscaremos siempre programas largos o medios a no ser que lo que dejemos sean cuatro vasos y cuatro tazas, y en tal caso usemos la ración de jabón adecuado. Es mejor siempre pasarse que quedarse corto.
¿Es perjudicial el jabón de lavavajillas?
La mayor inquietud de nuestros lectores, después del aspecto estético de poner agua en un vaso y que salga espumilla, es si estos restos de jabón son perjudiciales. Lo cierto es que lo son tanto como lo pueda ser un plato lavado a mano y mal aclarado, es decir que en principio no revisten peligro. De todas formas, si queremos ser cautos bastará con darle un agua a la pieza de vajilla antes de usarla, si bien lo mejor es asegurarse de que nuestro electrodoméstico funcione correctamente.
Otro asunto diferente es el de los efectos que todo tipo de jabones puedan tener sobre la flora intestinal, no por acción directa sino derivada del exceso de eficiencia que tienen sobre platos y vasos, de forma que hacen que comamos y bebamos “más limpio” y por tanto no proveamos a la flora de nuevas remesas de microbios.
Un estudio de 2015 de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) sobre 1029 niños, descubrió que en aquellos hogares cuyos padres lavaban los platos y tazas a mano, los casos de alergias infantiles eran significativamente menores que en las familias donde se lavaba a máquina. El motivo es que el lavavajillas es más eficiente a la hora de desinfectar, pero ello incide en el empobrecimiento de la flora intestina. Se sabe que existe una relación positiva entre la riqueza de la flora y la defensa ante las alergias.
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