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En el marco de la –lenta y gradual– salida de la crisis por la pandemia de COVID-19, el Gobierno presentó el mes pasado un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía, el cual “guiará la ejecución de 72.000 millones de euros de fondos europeos hasta 2023”.
Una de las dos áreas principales de esa iniciativa es el Plan de Rehabilitación y Regeneración Urbana, dotado para ese periodo con 6.820 millones de euros. La mitad de ese dinero se destinará a la rehabilitación de edificios y viviendas particulares, y la otra a la de edificios públicos y a la construcción de viviendas sociales.
De esa manera, el Gobierno se ha propuesto que el sector de la construcción y el inmobiliario estén entre las bases de la reactivación económica post-pandemia. ¿Qué es lo principal que hay que saber de esas ayudas para rehabilitar las viviendas? Se detalla a continuación.
1. La situación del parque inmobiliario
El boom de la construcción en España se produjo entre las décadas de 1960 y 1970. Esto hace que, en general, el de nuestro país sea un parque inmobiliario antiguo: la mitad de los edificios de uso residencial (cerca de 10 millones de viviendas) tienen más de cuatro décadas de existencia.
Se estima, además, que alrededor de un millón de esos hogares se encuentran en un estado deficiente o malo. Y en España el ritmo de rehabilitación es muy bajo: se renuevan apenas entre el 0,2 y 0,4% de los edificios cada año. La media de la región, en cambio, oscila entre el 1,5 y 2%.
En ese contexto, la rehabilitación de la vivienda ofrece un campo de maniobras muy amplio, y es por eso que se pretende aprovechar como uno de los motores de la economía en el futuro inmediato.
2. Objetivos
Aunque los objetivos del plan incluyen factores como la confortabilidad, la seguridad, la accesibilidad y la digitalización de los hogares, el eje en el que se pondrá la mayor importancia será otro: la sostenibilidad. En concreto, la eficiencia energética.
Esto quiere decir que se priorizarán las reformas que permitan que las casas y edificios consuman menos, se aíslen más y mejor y se vuelquen a la utilización de energías renovables. De hecho, los beneficios serán mayores cuanto mayor resulte el ahorro de energía logrado a través de la reforma del inmueble.
3. Cómo se distribuirá el dinero
Dentro del plan de rehabilitación y regeneración urbana, el área principal consiste en el programa de rehabilitación para la recuperación económica y social en entornos residenciales.
Está dotado con 3.420 millones de euros (el 50,1% del total del citado plan), siempre hasta el final de 2023. Ese dinero, a grandes rasgos, se invertirá de tres maneras diferentes.
El monto mayoritario será destinado a la rehabilitación de edificios: 1.994 millones de euros, casi el 58% del total del programa. De esa cantidad, a su vez, el 86% (1.716,25 millones) tendrá como objetivo la mejora energética de las viviendas.
“Renovación de la eficiencia energética de los inmuebles existentes, proyectos de demostración y medidas de apoyo conformes con los criterios de eficiencia energética”, especifica el proyecto.
Otros 976 millones de euros del programa se utilizarán para la “rehabilitación a nivel barrio”: la reforma de barrios enteros. En estos casos, se prevé que las subvenciones podrán alcanzar el 100% del costo de las obras, en las zonas con mayor exclusión social y donde se compruebe que los vecinos no pueden asumir esta clase de gastos.
El resto del dinero (450 millones de euros, un 13,5% del total del programa) será para incentivos fiscales.
Los propietarios que acometan reformas en sus hogares para mejorar la eficiencia energética tendrán deducciones en el IRPF, en cantidades que dependerán de cuánto logren aumentar esa eficiencia.
Una reducción de un 7% en la demanda de calefacción y refrigeración para la vivienda (“asimilable a una sustitución de ventanas por una de altas prestaciones”, explica el proyecto del Gobierno) ya representaría una deducción del 20% en el IRPF.
Si se logra una reducción del 30% del consumo de energía primaria no renovable –lo cual se deberá acreditar a través del certificado de eficiencia energética–, la deducción del impuesto será del 40%.
Y si mejoras de este relieve son alcanzadas por edificios residenciales enteros, el beneficio fiscal podrá alcanzar el 60%.
4. Beneficios directos e indirectos
La aspiración del programa es realizar obras en 500.000 viviendas en los próximos dos años y medio. Y hay que tener en cuenta que los beneficios son acumulativos. Es decir, un mismo propietario podrá recibir una subvención y obtener una deducción en el IRPF en la declaración de la renta del año siguiente.
De ese modo, el estímulo para lanzarse a realizar reformas puede tornarse muy atractivo. Por otro lado, los beneficios del proyecto no se quedan allí: abarcan a muchos otros sectores, además de los residentes de esos hogares.
Se estima que se crearán unos 188.000 empleos directos y que el PIB español crecerá en unos 13.500 millones de euros a partir de la implementación de esta iniciativa.
Así lo explicó Pedro Saura, secretario de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, a finales del mes pasado.
Otros cálculos señalan que si en España se alcanzaran los niveles medios de rehabilitación de viviendas en Europa, el sector podría generar hasta 400.000 empleos nuevos.
Muchos de esos empleos, además, menos relacionados con el ladrillo que con las nuevas tecnologías y la eficiencia energética. Es decir, mano de obra cualificada.
5. Cuándo se pondrá en marcha
El decreto que establece los detalles de la aplicación del programa todavía no se ha publicado. Pero los presupuestos de 2021 ya incluyen una partida de 2.253 millones de euros para el acceso a vivienda y fomento de la edificación. Y casi tres cuartas partes de esa cantidad (1.651 millones) proceden de Europa.
Por eso, el objetivo es que los estímulos entren en vigor a mediados del verano. Se prevé la creación de oficinas municipales para la agilización de estos trámites, aunque la competencia sobre las ayudas recaerá en las comunidades autónomas.
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