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La gran mayoría de las plantas de interior necesitan los mimos de una exposición luminosa, con generosos baños de sol. Pero, si sabes dónde buscar, también existen candidatas sorprendentes para tus rincones en penumbra, donde apenas llega la luz natural; y donde pocas plantas más serían felices.
¿Qué es un rincón oscuro para una planta?
Dicho muy rápido: a una distancia de menos de un metro de una ventana podemos hablar de una localización luminosa y con luz directa. No es una exposición fácil para la mayoría de los habitantes vegetales; pero aquí tanto las suculentas como los cactus se las arreglan relativamente bien.
Entre un metro y dos metros de la ventana, normalmente hablamos de un lugar dulce para las plantas de interior; ya que se trata de un espacio luminoso, pero con luz indirecta. Aquí vivirán felices la gran mayoría de las plantas de interior que tanto apreciamos: desde las orquídeas y monsteras hasta los helechos. [Hace unas semanas te contamos los secretos para que tus orquídeas no dejen de florecer; y también los trucos para cuidar de tus helechos, incluso cuando los das por muertos.]
Por último, más allá de los dos metros, sobre todo, si se trata de un ventanal orientado al norte (por tanto, con menor incidencia solar), podemos considerarlo un rincón poco luminoso, oscuro para una planta, y con luz mayormente indirecta.
Pocas plantas de interior vivirán contentas en un rincón así. Pero hay plantas que sí; entre ellas, la zamioculca y la escultural planta serpiente.
1. Zamioculca: una planta feliz en un rincón oscuro
La zamioculca (Zamiaculcas zamiifolia) no solo soporta bastante bien los descuidos con la regadera, también resulta una candidata seria para ocupar ese rincón oscuro del salón, donde pocas otras plantas serías felices.
Aunque se trata de una, relativamente, recién llegada a la escena de las plantas de interior, su generoso follaje unido a su resistencia le han bastado para ganarse su fama de planta de interior casi inmortal. [Hace unas semanas te hablamos de otras plantas de interior facilonas, y aptas para recién llegados al mundo de la jardinería casera].
Aun así, ten en cuenta que la zamioculca crece despacio; por lo que conviene comenzar con una planta que se acerque al tamaño final que te gustaría. Por lo demás, riégala cuando la tierra ya esté seca; y, de vez en cuando, recuerda limpiar el polvo de sus hojas.
2. Planta serpiente
La planta serpiente (Sansevieria trifasciata) tolera tanto la luz escasa como tus olvidos con la regadera. Conocida por su altura y sus esculturales hojas, puede superar el metro de longitud.
Otra superviviente nata que resistirá con dignidad tus descuidos: lo aguanta todo, menos el frío y el exceso de agua.
3. El poto
Amado por nuestras abuelas, y después denostado durante años, el poto ha vuelto a reivindicarse con fuerza como una de las plantas de interior más generosas y difíciles de matar.
No resulta complicado entender por qué: esta trepadora nata puede alcanzar fácilmente los cuatro metros de longitud, si no más.
Su follaje va desde el verde oscuro o más amarillento, hasta una mezcla de verde salpicado con blanco. Y resisten dignas en rincones oscuros.
Hay más: también resultan muy fáciles de multiplicar y propagar: basta con colocar unos cortes en agua y esperar a que echen raíces.
4. Espatifilo o lirio de la paz
Conocido por sus hermosas flores blancas, el Spathiphyllum sp, o lirio de la paz, es una planta amante de la humedad, que resiste mejor la falta de luz que otras plantas tropicales.
Ahora bien: en un rincón poco iluminado resultará más complicado que dé sus flores. [Revisa qué plantas son peligrosas para tu gato.]
Otras tres plantas de interior habitantes de la sombra
La camaedorea o palmera de salón (Chamaedorea elegans) es un tipo de palmera de crecimiento lento, que puede alcanzar varios metros de altura.
A la camaedorea le gusta estar ligeramente seca, así que no la riegues en exceso. Por lo demás, su habilidad para tolerar los rincones oscuros y sombríos ya le valió sonada popularidad durante la época victoriana.
O prueba el helecho conocido como culantrillo de pozo (Adiantum capillus-veneris), al que le encanta la sombra y la humedad.
También la aglaonema (Aglaonema sp.) tolera las condiciones de luz escasa. Esta planta, conocida por sus hojas de múltiples tonalidades verdosas, o rojas y rosadas, tampoco resulta muy exigente con otros cuidados.
Se las arregla bien con la tierra húmeda, pero también si la tierra permanece ligeramente seca entre riegos. Todas ellas, habitantes de las sombras facilonas y felices.
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