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El mito de la dieta de los centenarios en las zonas azules

Darío Pescador

5 de marzo de 2023 21:37 h

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En 2004, una investigación publicada en el Journal of Experimental Gerontology identificó zonas del mundo en las que un gran número de personas viven más que la media. Estas “zonas azules” eran Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Nicoya (Costa Rica), Ikaria (Grecia) y Loma Linda (California, EE.UU.). 

En 2009, el autor Dan Buettner escribió un libro titulado “Las zonas azules”. En el libro, Buettner describe (lo que él cree que es) el secreto de la longevidad en las Zonas Azules. La misma teoría que presenta en su charla TED, “Cómo vivir más de 100 años”. Su empresa tiene un proyecto para aplicar estos principios a ciudades en EE UU. El esfuerzo es muy loable, pero los datos en los que se basan las recomendaciones de Buettner han demostrado ser poco fiables. 

Entre los factores comunes que prolongan la vida, según el análisis de Buettner, están evitar el tabaco y el alcohol, hacer ejercicio moderado, fomentar las relaciones sociales, tener una dieta a base de verduras y legumbres, limitando la carne a menos de cinco veces al mes, no más de tres huevos a la semana, limitar los lácteos grasos y “no pasarse” con el pescado. El problema es que muchos de los centenarios de las zonas azules no siguen estos principios.

La longevidad es un claro indicador de buena salud, pero no es frecuente. Según el Foro Económico Mundial, hay medio millón de centenarios en el mundo, un porcentaje muy pequeño de los 8.000 millones de habitantes del planeta. En efecto, la dieta es un factor determinante de la longevidad, en especial si la dieta es mala. La mala alimentación, alta en energía y pobre en nutrientes, es responsable de más muertes en el mundo que el tabaco, la hipertensión o cualquier otro riesgo para la salud. Sin embargo, parece poco probable que haya una dieta común en personas que viven en cinco partes diferentes del mundo que garantice la longevidad. 

Los estudios posteriores han podido comprobar que las dietas y hábitos reales de las zonas azules tienen poco en común, y muchas de las recomendaciones dietéticas del libro de Buettner no se siguen. Estas son las contradicciones en cada una de las zonas azules:

Okinawa

En Okinawa, Japón, un estudio de 2003 mostró que la ingesta diaria de carne en 1988 era de aproximadamente 90 gramos, lo que suponía un 20% más que la media nacional de Japón en ese momento, y consumían un 50% más de legumbres y verduras. Sin embargo, en 1998 la carne diaria llegaba a los 100 gramos, mayoritariamente cerdo, y las legumbres y verduras estaban en la media nacional. Muy lejos de la recomendación de comer carne solo cinco veces al mes. Un estudio de 2012 encontró una posible explicación a la longevidad que no tenía que ver con la dieta: los habitantes de Okinawa tenían una baja carga infecciosa y un consumo general bajo en calorías.

Cerdeña

La isla de Cerdeña, perteneciente a Italia, presenta un caso parecido al anterior. Un estudio de 2015 encontró que los habitantes de las montañas donde se encuentran las zonas azules consumían alimentos de origen animal en una proporción mayor que el resto de los habitantes de Cerdeña, lo que incluía carne, pescado y lácteos con toda su grasa, junto a, eso sí, grandes cantidades de verduras. ¿Qué hace que los sardos (concretamente los hombres) vivan tanto? Un estudio de 2013 apunta a la posible causa: es una región montañosa, lo que obliga a caminar subiendo cuestas, y muchos de estos centenarios tenían una vida muy activa, trabajando en el campo.

Nicoya

Esta zona de Costa Rica está incluida en las zonas azules, y su dieta se parece poco a la de Cerdeña u Okinawa. Si hemos de creer a Buettner, sus longevos habitantes se alimentan de arroz y frijoles, pero no es eso lo que dicen los estudios de su población, que tienen en cuenta todo el pollo, cerdo, huevos y otras fuentes de proteína animal. De nuevo, el factor que puede explicar la longevidad es que esta dieta tiene “un bajo índice glucémico”, es decir, no contiene azúcar ni harinas refinadas, y tiene un “alto contenido en fibra”.

Ikaria

Esta zona azul en Grecia es una de las más controvertidas, y donde seguramente se han falseado más los datos presentados sobre el estilo de vida de sus habitantes. Por ejemplo, en una encuesta realizada en Ikaria, se observó que las personas mayores tenían un consumo de alcohol de moderado a elevado, y una tasa de tabaquismo del 99% en los hombres. Los ikarianos comen queso y carne de cabra y oveja prácticamente a diario, y se calcula que la mitad de sus calorías provienen de la grasa, sobre todo aceite de oliva y tocino de cerdo. 

¿Por qué hay tantos centenarios en Ikaria? Es posible que no los haya. Como en los casos anteriores, se trata de regiones pobres donde hace cien años los certificados de nacimiento no eran tan comunes. Se sospecha que muchos de los ancianos entrevistados declararon más años de los que tenían, bien porque no se acordaban, o bien para atraer más turismo. 

Un estudio muy reciente de 2021 descubrió que los mayores de 90 años de Ikaria tenían fuertes lazos familiares, interacción social y actividad física, pero que no seguían la supuesta “dieta mediterránea” de judías, pan integral y verdura. También descubrieron que una parte significativa de los mayores de 100 años seguían trabajando a diario como agricultores, una ocupación muy activa, que podría explicar su larga vida. 

Loma Linda

En el estudio de Buettner no podía faltar una comunidad con centenarios en EE UU, y tuvo que desplazarse hasta Loma Linda, en California. Se trata de una zona donde vive la mayor población de adventistas del séptimo día, una confesión cristiana conservadora que promueve una dieta vegetariana, la actividad física regular y evitar el alcohol, el tabaco y las drogas, entre otras creencias. 

Esta comunidad se suele poner como ejemplo de los beneficios de una dieta vegetariana. Sin embargo, no muy lejos, los mormones de Utah, que también se mantienen activos, evitan el alcohol y las drogas, pero comen carne, tienen una esperanza de vida similar

Además de la actividad física, la pertenencia a una comunidad y los lazos personales pueden explicar la longevidad, pero aquí hay además un factor distinto a las otras zonas azules: se trata de una comunidad relativamente rica. En un país donde no hay sanidad pública, tener el dinero para el tratamiento de las enfermedades comunes en la vejez es sin duda una forma de fomentar una vida más larga.

Las mentiras de la longevidad

El hecho de que la idea y la popularización de las zonas azules partiera de Estados Unidos tiene un efecto inevitable en el enfoque. Como muchas de las recomendaciones de salud en ese país, se hace especial hincapié en la falta de fuerza de voluntad y la culpa como causantes de la obesidad y otras dolencias. Es más sencillo comunicar a la población que su problema es comer demasiado bacon y queso, que cambiar un sistema alimentario basado en el consumo de alimentos procesados, con grandes cantidades de azúcar, harina y aceites vegetales hidrogenadas. 

Si algo podemos aprender de las zonas azules, no está en la disparidad de sus dietas. Los factores que realmente tienen en común las vidas de sus habitantes son la actividad física, el fácil acceso a los alimentos frescos, y el apoyo de la familia y sus comunidades, que suelen ser pequeñas. No hay ninguna zona azul en medio de una gran ciudad. 

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

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