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El mito de la multitarea: por qué es imposible hacer varias cosas a la vez (y te puede pasar factura)

El mito de la multitarea.

Darío Pescador

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¿Estás viendo la televisión mientras organizas planes con tu pareja?¿Estás escribiendo un WhatsApp durante una reunión de trabajo? Lo más probable es que no consigas hacer ninguna de las dos cosas correctamente.

La multitarea, esa habilidad aparentemente admirable de hacer varias cosas a la vez, se consideraba un triunfo, un signo de mayor productividad en el mundo moderno, una forma de exprimir hasta el último segundo del día. Sin embargo, la ciencia es clara: la multitarea, tal como la entendemos, no solo es imposible, sino que además es ineficaz y podría estar dañando nuestra capacidad cognitiva y estado emocional.

El cerebro humano y la ilusión de la multitarea

En la cultura estadounidense a veces se ridiculiza a alguien con la expresión “no sabe caminar y masticar chicle a la vez” para indicar que tiene una inteligencia limitada. Sin embargo, prácticamente todo el mundo es capaz de hacer a la vez tareas sencillas como caminar y masticar chicle. ¿Quiere eso decir que todos somos multitarea? 

Aquí está la distinción. La multitarea solo es posible si se cumplen dos condiciones: que al menos una de las tareas esté tan bien aprendida que sea automática, es decir, que no sea necesario concentrarse ni pensar para realizarla –por ejemplo, caminar o comer–, y que cada tarea implique distintos tipos de procesamiento cerebral. 

El mito de la multitarea surge de una mala comprensión del funcionamiento cerebral. El cerebro humano no está diseñado para enfocarse en más de una tarea cognitiva a la vez que involucre a los mismos circuitos.

La ciencia es clara: la multitarea, tal como la entendemos, no solo es imposible, sino que además es ineficaz y podría estar dañando nuestra capacidad cognitiva y estado emocional

“Cuando hacemos dos tareas a la vez, una de las dos, o las dos, la vamos a hacer mal”, explica el neurólogo Marco Calabria, profesor de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, y autor de múltiples estudios sobre la capacidad del cerebro para cambiar de tarea. “Si estoy hablando contigo por teléfono y me pongo a escribir un correo, o bien escribiré mucho más o cometeré errores, pero si me enfoco en la tarea de escribir no te estaré escuchando”.

El motivo principal es que los recursos del cerebro para controlar las tareas son limitados. Mientras hacemos una tarea, nuestro cerebro está controlando y supervisando constantemente si la estamos haciendo de forma efectiva. “Si vas a coger un vaso, puede ser que el vaso pese más de lo que esperas, y hay que ajustar el movimiento”, pone como ejemplo Calabria. Estos procesos de monitorización y corrección son automáticos, pero “si a ese sistema de monitorización le añadimos más tareas, lo estamos sobrecargando, le estamos quitando recursos”.

Cambiar de tarea muy rápidamente

Habrá quien piense que realmente pueden hacer dos cosas a la vez. Sin embargo, cuando se trata de dos tareas que usan la misma parte del cerebro, por ejemplo, el lenguaje, solo cabe una de ellas. Si lo intentamos, en lugar de hacer esas tareas simultáneamente, lo que en realidad hacemos es cambiar rápidamente de una a otra. 

Este proceso, conocido como “cambio de tareas” (task switching), consume una cantidad significativa de energía mental y afecta negativamente al rendimiento. La parte del cerebro que se encarga de dirigir nuestra atención de una tarea a otra es la corteza prefrontal. Esta es la parte donde residen las funciones ejecutivas del cerebro, como la toma de decisiones y la atención.

En lugar de hacer esas tareas simultáneamente, lo que en realidad hacemos es cambiar rápidamente de una a otra

Este cambio constante de enfoque genera algo llamado “coste del cambio”. Pasar de una tarea a otra es algo que hacemos en milisegundos, pero hay un problema. Cada tarea necesita un conjunto de 'instrucciones' diferentes y un tiempo de adaptación. “Si tenemos una tarea con una duración determinada, pero cambiamos a otra cada dos por tres, el nivel de eficiencia baja. Cuando volvemos a la tarea original, si se trata de escribir un correo, seguramente tengamos que revisar las últimas líneas para recordar qué queríamos decir”, aclara Calabria.

Distintos estudios han medido esta pérdida de eficiencia. Según un resumen de estudios de la Asociación Estadounidense de Psicología, la multitarea puede reducir la productividad hasta en un 40%.

¿Todavía crees que tú sí eres multitarea? La investigación ha encontrado que las personas que creen que son buenas con la multitarea, y la practican con frecuencia, son en realidad a quienes más trabajo les cuesta cambiar de una tarea a otra. No solo eran menos eficientes al cambiar tareas, sino que también tenían dificultades para filtrar información irrelevante y para recordar lo que estaban haciendo.

Según un estudio, conducir y hablar por teléfono al mismo tiempo provoca más errores de conducción y una menor conciencia de estar cometiéndolos. Mucho peor es conducir y escribir mensajes en el móvil, claro, que multiplica el riesgo de accidentes. Otro estudio con estudiantes que utilizaban su móvil mientras estudiaban o atendían a una clase reveló que eran menos productivos, retenían menos información y sacaban peores notas que los estudiantes que no lo hacían.

Si tenemos una tarea con una duración determinada, pero cambiamos a otra cada dos por tres, el nivel de eficiencia baja

Marco Calabria neurólogo

El coste emocional y cognitivo de la multitarea

Más allá del impacto en la eficiencia, la multitarea también tiene un coste cognitivo. Distintos experimentos han comprobado que ejecutar varias tareas a la vez hace que se active el sistema nervioso simpático (el de la acción) y se desactive el parasimpático (el de la relajación). Otros estudios encontraron que, además, aunque no aumentaban los niveles de cortisol, una medida del estrés, sí aumentaba el estrés, la frustración y la fatiga mental percibida por los participantes.

Por otro lado, la multitarea también interfiere con la consolidación de la memoria. Cuando hacemos varias cosas a la vez, nuestro cerebro tiene más dificultades para procesar y almacenar información de manera efectiva. Un estudio publicado en Nature ha descubierto que esa sensación de tener algo “en la punta de la lengua” –esas veces que queremos recordar algo y no somos capaces–, empeora si estamos mirando a dos pantallas a la vez.

Precisamente es la tecnología la que ha exacerbado el problema de la multitarea. Desde las notificaciones de nuestros teléfonos hasta los correos electrónicos, todo nos impulsa a cambiar de una tarea a otra, pero incluso saber que hay una tarea pendiente nos puede perjudicar. En una revisión de ensayos realizada en 2005, se comprobó que la mera presencia de un correo electrónico sin leer en la bandeja de entrada puede reducir temporalmente el coeficiente intelectual hasta en 10 puntos, más que fumar marihuana o haber dormido mal.

Cuando estamos leyendo algo o escuchando a una persona que habla, esta es una tarea que requiere comprensión, esfuerzo y concentración. Normalmente, a los 20 minutos empieza a bajar el nivel de concentración y empiezas a distraerte

Marco Calabria neurólogo

Cómo escapar de la multitarea

En lugar de intentar hacer varias cosas a la vez, los expertos recomiendan la práctica de la “monotarea” o la atención plena (mindfulness). Pero esto también presenta dificultades. “Cuando estamos leyendo algo o escuchando a una persona que habla, es una tarea que requiere comprensión, esfuerzo y concentración”, explica Marco Calabria. “Normalmente, a los 20 minutos empieza a bajar el nivel de concentración y empiezas a distraerte”.

La solución que propone Calabria es realizar una sola tarea a la vez, pero haciendo pausas cada 20 o 30 minutos, descansando durante cinco minutos. Esta técnica conocida como pomodoro porque se popularizó usando un temporizador con forma de tomate puede ayudarnos. “Es bueno desconectar el sistema unos momentos”, afirma Marco Calabria. “Tampoco podemos estar horas y horas y horas haciendo lo mismo”.

*Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

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