Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.
Confluencia de investiduras
En el mes de mayo se va a producir la confluencia del resultado electoral madrileño y la investidura, o no, del president de la Generalitat. Estando a la altura del mes de abril a la que estamos y sin noticias de avance en las negociaciones entre ERC y Junts, no parece que la sesión de investidura pueda hacerse en fecha lo suficientemente alejada del 4 de mayo como para no entrar en contacto con los resultados que arrojen las urnas ese día. Da la impresión de que la suerte está echada en el sentido contrario. El nacionalismo catalán no va a tomar una decisión hasta que no disponga de los resultados en Madrid y pueda calibrar el impacto que dichos resultados tienen o pueden tener en el Gobierno de Pedro Sánchez.
La interferencia de los resultados electorales de Madrid con el proceso de investidura en Catalunya puede resultar difícil de manejar para el Gobierno central a menos que el tripartito de izquierda consiguiera la mayoría parlamentaria para investir a Ángel Gabilondo presidente de la Comunidad de Madrid. Si ocurriera esto último, es evidente que Pedro Sánchez se encontraría en condiciones inmejorables para tomar decisiones que facilitarían la negociación con el nacionalismo catalán o, por lo menos, con la parte del mismo que representa ERC. Una victoria de la izquierda en Madrid facilitaría de entrada los indultos de los presos del procés, con lo que se desinflamaría considerablemente la situación en Catalunya. La continuidad de la legislatura podría darse por descontada.
Pero si, como indican las encuestas, es la derecha de Isabel Díaz Ayuso la que se impone, las dificultades para negociar una salida del laberinto en que ahora mismo se encuentra la integración de Catalunya en el Estado aumentarían de manera considerable. Sería especialmente así, si la victoria de la derecha fuera una victoria rotunda.
Nadie contaba con esta confluencia cuando se convocaron las elecciones catalanas, pero el paso en falso de la moción de censura en Murcia, ha posibilitado que la Presidenta de la Comunidad de Madrid haya decidido convocar elecciones, alterando con ello la agenda del presidente del Gobierno. De un PP noqueado por el resultado de las elecciones catalanas, hemos pasado a un PP que reta directamente al presidente del Gobierno desde Madrid. Es el PP el que elige el lugar en el que quiere enfrentarse.
Si Ángel Gabilondo es el presidente de la Comunidad de Madrid después del 4 de mayo, el terremoto en la derecha será de una magnitud enorme. Posiblemente obligará a una refundación política de la derecha española, que iniciaría una suerte de travesía del desierto de duración indefinida.
Pero si Isabel Díaz Ayuso se mantiene en la Presidencia, mi impresión es que las elecciones del día 4 van a ser el primer paso en la estrategia de poner fin a la legislatura y forzar la convocatoria de nuevas elecciones. El argumento de la falta de legitimidad del Gobierno se volverá a poner en circulación y proliferarán las escaramuzas de todo tipo para que vaya calando entre los ciudadanos. Volveríamos a un clima como el que se vivió en la investidura y en las renovaciones del estado de alarma en el mes de mayo del año pasado.
Con la composición del Congreso de los Diputados no es posible que el PP active con éxito una moción de censura y, en consecuencia, no va a ser por esa vía por la que intentará derribar al Gobierno de coalición. Lo que va a buscar por todas las vías imaginables es la ingobernabilidad del país.
Hasta la noche del 4 de mayo no sabremos por qué camino puede transitar el sistema político español. Pero la confluencia de las investiduras catalana y madrileña introduce un elemento de incertidumbre con el que no se contaba.
Ya lo veremos.
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