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Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.

Hay que cambiar el tablero de juego

El presidente Pedro Sánchez, junto a su esposa, Begoña Gómez, en una imagen de archivo

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Está claro que Pedro Sánchez no puede tener la serenidad para ejercer como presidente de Gobierno mientras su mujer es objeto de una brutal campaña de acoso político, mediático y judicial. Una opción para soportar esa artillería sería que Begoña Gómez se trasladara temporalmente al exterior. No solamente cesaría la cacería contra ella en España, sino que quedarían en evidencia todos los que la han estado desarrollando en estos últimos años.

Porque se vería además de manera inocultable que la denuncia de Manos Limpias no era nada. ¿O se dictaría una orden de detención y entrega para que fuera extraditada para ser juzgada en España por los delitos que le imputa Manos Limpias?

Pedro Sánchez puede afrontar mejor la ofensiva de la derecha con la tranquilidad de que su esposa está lejos de la jauria. Es terrible que sea así, pero así es. Y es conveniente que la ciudadanía lo vea. Que los españoles cada día vean que la democracia española no permite que un presidente de Gobierno elegido democráticamente puede vivir acompañado por su esposa. Porque cualquier ser humano puede soportar que se le ataque a él por ser presidente del Gobierno, pero nadie puede soportar que sea su mujer la que tenga que pagar el coste de la presidencia del Gobierno. Esta es la realidad y esta realidad hay que hacerla visible dentro y fuera de España. 

Eso sería, por supuesto, una decisión del presidente de Gobierno: aguantar el tipo y hacer frente a quienes pretenden apartarlo por todos los medios de la Moncloa, pero sin proporcionarles la posibilidad de atacarlo a través de su mujer.

Pedro Sánchez tiene que cambiar el tablero en el que se desarrolla la competición política. Y ese cambio exige el exilio temporal de Begoña Gómez.    

Sería una lección para la ciudadanía. Una manera de hacer reflexionar a los españoles y españolas sobre la democracia que estamos construyendo. En el momento en que Begoña Gómez esté fuera de la mira de los cazadores, se acabó la persecución por persona interpuesta. 

No se trataría de una huida, sino de todo lo contrario: de un desafío a quienes están haciendo un uso presuntamente delictivo del derecho. 

Dicho con otras palabras: sería una forma de pedagogía política urbi et orbi.

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