Opinión y blogs

Sobre este blog

La multinacional americana Tenneco cierra la planta Gijón y deja 230 trabajadores en la calle

Tras airear como triunfo del Gobierno y de la reforma laboral el descenso en agosto del paro de 31 personas, la multinacional norteamericana Tenneco ha dado el portazo en Asturias y cierra su factoría de Gijón, dejando en la calle a 230 trabajadores cualificados.

“Lamentamos profundamente la decisión de este cierre y, particularmente, el impacto que tendrá en nuestros trabajadores y en la comunidad de Gijón. Tenemos la intención de trabajar en estrecha colaboración con los representantes sindicales para minimizar las consecuencias de esta decisión y ayudar a los afectados a encauzar la transición hacia nuevas oportunidades profesionales”. Bastó un simple comunicado, cargado de buenas intenciones, para terminar con 40 años de actividad continua en esta ciudad asturiana.

Antes del verano, el comité de empresa europeo comunicó a los distintos centros que tiene en España -Gijón, Ermua y Valencia- el plan de reducción de costes estructurales de la firma norteamericana en el mercado europeo, pero la decisión de cierre cogió por sorpresa a todos los trabajadores de la planta gijonesa, que no entienden los motivos, ya que la fábrica no tenía pérdidas. En 2011, en plena crisis, obtuvo un beneficio neto de 119,8 millones de euros y multiplicó por cuatro los resultados de 2010.

La planta de Gijón estaba a pleno rendimiento y sin ninguno de sus trabajadores en regulación de empleo. Dedicada a la producción de piezas de recambio y amortiguadores, iba a comenzar de continuo la fabricación de amortiguadores para un modelo de coche de la marca Ford, del que ya se habían hecho varias preseries. Sin embargo, en el comunicado remitido a los trabajadores, la firma asentada en Illinois, dice que “el nivel de producción que registra, impide su viabilidad”.

Los representantes sindicales entienden que este portazo de Tenneco en Asturias tiene que ver más con la deslocalización de las multinacionales hacia los países del Este, con mano de obra más barata, que con la producción, que está al mismo nivel que la de Ermua, de la que Gijón depende desde el pasado mes de junio. Fue a partir de esta operación, cuando nacieron las sospechas entre los trabajadores de la factoría asturiana.

Las alarmas saltaron después de que dos proveedores del País Vasco, Iru e Irudi, suministraran a la factoria que la multinacional tiene en Gliwice (Polonia) una pieza necesaria para la fabricación de amortiguadores, que se usa en un modelo similar al Ford Fiesta que se fabrica en Alemania. Esa pieza suponía más del 70% de la producción de la planta de Gijón y otra pieza para fabricar los amortiguadores del Peugeot 508, que representaba el 10% de la producción.

En su día, el director de Tenneco en Ermua y responsable de la de Gijón, Agustín Arrieta, explicó a la plantilla que lo que pretendía la multinacional era, desde Gliwice, sumistrar amortiguadores del Peugeot 508 al mercado chico y de Ford para el mercado ruso. En el fondo, el cierre de Gijón era la crónica de un cierre anunciado, pues ni siquiera Arrieta garantizó el nivel de producción que la multinacional adjudicaría a Gijón después del verano. Los representantes sindicales saben que hay un plan para reducir en un 20% la plantilla en Bruselas, pero para Manel Pérez Uría, responsable de política industrial de Comisiones Obreras, de momento,“ esta es la única que ha cerrado”.

Para los sindicatos, los responsables de la deslocalización de las empresas son los gobiernos central y autonómico, que no tienen una estrategia industrial que obligue a las multinacionales a cumplir con sus compromisos tanto de producción como de mantenimiento del empleo. Pérez Uría cree que el ejecutivo de Mariano Rajoy sólo se preocupa por vender la estadística de empleo, “pero la realidad es ésta: El cierre de pequeñas y medianas empresas y la deslocalización de las multinacionales”.

En el ámbito nacional, el sindicato ha remitido un comunicado en el que urge al Gobierno para que elabore una estrategia común para la industria de la automoción en España, un sector que, en esta crisis, ha perdido el 23,4% de empleo y que ha dejado fuera del mercado laboral la considerable cifra de 74.000 trabajadores. Aunque en el comunicado se reconoce que la actividad de los fabricantes está garantizada durante los próximos cinco años, gracias al esfuerzo inversor de las empresas y a los sacrificios de las plantillas, “ese esfuerzo caerá en saco roto si España no elabora con urgencia una estrategia decidida y común”.

Pero también el Gobierno de Javier Fernández tiene su parte de culpa, porque “no puede quedarse sólo en las lamentaciones, tiene que actuar” y presentar un plan para el sector industrial, que se vea reflejado en los próximos presupuestos regionales y que sirva para frenar esa falta de respeto que está manifestando el ejecutivo de Rajoy hacia Asturias, a favor de otros, como el gobierno del País Vasco.

Los sindicatos son conscientes de que Asturias importa nada a la firma norteamericana, pero por lo menos van a preparar un calendario de movilizaciones para hacer ruido. También mantendrán un encuentro con el consejero de Economía y Empleo del ejecutivo asturiano, Graciano Torres, para forzarle a mantener conversaciones con los responsables de Tenneco en Europa y detenar un cierre que deja a 230 trabajadores que hoy, sin mediar palabra, saben que se quedaran en la calle en el primer trimestre de 2014.

El Gobierno de Asturias ha manifestado su “rotundo rechazo” ante la decisión de la empresa de cerrar la planta de Gijón y anuncia que mantendrá reuniones con los responsables de la multinacional “con el fin de recabar información sobre las causas que pudieran motivar esta decisión”. El Principado considera que las razones expuestas por la compañía “son vagas e imprecisas”. Asimismo, va a plantear cuantas acciones sean posibles para detener la decisión de Tenneco.

Tras airear como triunfo del Gobierno y de la reforma laboral el descenso en agosto del paro de 31 personas, la multinacional norteamericana Tenneco ha dado el portazo en Asturias y cierra su factoría de Gijón, dejando en la calle a 230 trabajadores cualificados.

“Lamentamos profundamente la decisión de este cierre y, particularmente, el impacto que tendrá en nuestros trabajadores y en la comunidad de Gijón. Tenemos la intención de trabajar en estrecha colaboración con los representantes sindicales para minimizar las consecuencias de esta decisión y ayudar a los afectados a encauzar la transición hacia nuevas oportunidades profesionales”. Bastó un simple comunicado, cargado de buenas intenciones, para terminar con 40 años de actividad continua en esta ciudad asturiana.