Si en el anterior post se hablaba de empresas del procomún hoy toca concretar con un ejemplo de producto cuyo éxito está basado, entre otras cosas, en la apertura. Para quien no lo conozca, Arduino es un pequeño chip que permite a quien lo usa interactuar electrónicamente con el “mundo real”. Es decir puedes conectar sensores y obtener información: ¿Qué temperatura hace? ¿Hay alguien en la habitación? ¿Alguien ha tocado la mesa? Y además actuar en base a esa información: Abre la ventana, enciende lucecitas, sube el dato a Internet.
La plataforma Arduino prácticamente inauguró la categoría del “open hardware”. Siguiendo los principios de apertura de código y de libertad para compartir del software libre, el “open hardware” libera el diseño de los circuitos. Esto permite a los cracks del asunto entender completamente las tripas del aparato y es uno de los factores que explican el éxito de Arduino. Porque aunque a la mayoría no nos interese entender como funciona en detalle, esta apertura establece unas bases para construir una buena relación con la comunidad. Una comunidad se agrupa mejor en torno a un producto que se sabe de todos y por el que no hay que pagar licencias extrañas, que frente a un producto cuyo funcionamiento ocultan sus creadores.
Así, la gran comunidad de Arduino lo ha convertido en el estándar de facto para todos aquellos que hacen cosas con electrónica sin ser “profesionales” de la electrónica. En Arduino pocas veces se empieza un proyecto desde cero. No importa lo que quieras hacer, alguien habrá hecho algo parecido antes. Así que navega por los ejemplos, por los foros de Arduino.cc o busca en Google desde “sensor temperatura arduino” hasta “brainwaves arduino” para encontrar ejemplos y código que alguien ha compartido antes. Lees el código, entiendes, copias y pegas lo que te interesa, después añades lo que necesitas y vuelves a compartir tus resultados.
Además como el entorno es muy simple, muchas veces es más sencillo probar cosas y ver qué ocurre, que someter nuestras ideas a un análisis “teórico” sesudo antes de ponerlas en práctica. Esto supone una forma de trabajar muy distinta a la que la mayoría aprendimos en las escuelas de ingeniería, donde se prioriza el entendimiento matemático del circuito electrónico. Con Arduino se aprende haciendo proyectos.
Este enfoque se explica en parte por su origen, que se remonta a la mítica escuela de diseño de interacción de Ivrea (Italia). Arduino nació para proporcionar un chip barato a artistas digitales y diseñadores interactivos que les permitiera desarrollar de forma rápida y económica sus ideas. En el método de trabajo de un diseñador tiene mucha importancia la prueba y el error, el “pensar haciendo”, o la “reflexión en la acción” que decía Donald Schön. En lugar de tratar de entender un problema completamente antes de empezar a pensar una solución, el entendimiento del problema se produce mientras buscamos soluciones. Por eso la sencillez de Arduino se adapta muy bien a esta forma de trabajo, siendo posible iterar y probar ideas con un coste de tiempo y dinero bajo.
Recuerdo vagamente una cita de David Cuartielles -uno de los creadores de Arduino- en la que comparaba el aprendizaje de Arduino con la música punkArduino. Venía a decir algo así como que no hace falta saber mucha música para tocar punk, sólo pillar la guitarra, aprender tres acordes y ensayar canciones con tus amigos. Después poco a poco ya aprendes más. De igual forma no hace falta saber mucha electrónica para practicar con Arduino, sólo pensar qué quieres hacer, aprender lo que necesitas y probar hasta que la canción suene como quieres.
Aún así siempre se pueden hacer las cosas más fáciles y eso es lo que pretende el Arduino Starter Kit. En los últimos años los creadores de Arduino, manteniendo su filosofía de plataforma libre, han cuidado en extremo su enfoque como producto. Desde la versión 1.0 los distintos “productos Arduino” se presentan con bonitos embalajes e instrucciones. Así en este kit de iniciación se incluye un claro libro con quince proyectos guiados y dibujados, junto con todos los componentes necesarios para desarrollarlos. Esto puede evitar al aprendiz arduinero algún que otro paseo por tiendas de electrónica de la ciudad para encontrar lo que busca y además proporciona un camino de aprendizaje sin sobresaltos.
Por ejemplo, uno de los proyectos nos enseña a construir un cierre para una caja de forma que se abra sólo cuando le damos un cierto número de golpecitos. Así que se incluye el micrófono (sensor piezoeléctrico), un interruptor, un “candado” (servomotor)... Para otros proyectos se incluyen una pantalla de cristal liquido, sensores de distinto tipo, y hasta unas piezas de madera para un pequeño montaje.
Aprender a programar o aprender a hacer cosas con electrónica ya no requiere leer libros gordos y feos, ni entender muchos conceptos complicados. Poco a poco aprendes mientras practicas y te diviertes, a ratos programando el código en el ordenador y a ratos montando pequeños proyectos con tus propias manos. Una forma de aprender, y casi de ver la vida, que ojalá se extendiera como método de enseñanza para muchas otras disciplinas.
Si en el anterior post se hablaba de empresas del procomún hoy toca concretar con un ejemplo de producto cuyo éxito está basado, entre otras cosas, en la apertura. Para quien no lo conozca, Arduino es un pequeño chip que permite a quien lo usa interactuar electrónicamente con el “mundo real”. Es decir puedes conectar sensores y obtener información: ¿Qué temperatura hace? ¿Hay alguien en la habitación? ¿Alguien ha tocado la mesa? Y además actuar en base a esa información: Abre la ventana, enciende lucecitas, sube el dato a Internet.
La plataforma Arduino prácticamente inauguró la categoría del “open hardware”. Siguiendo los principios de apertura de código y de libertad para compartir del software libre, el “open hardware” libera el diseño de los circuitos. Esto permite a los cracks del asunto entender completamente las tripas del aparato y es uno de los factores que explican el éxito de Arduino. Porque aunque a la mayoría no nos interese entender como funciona en detalle, esta apertura establece unas bases para construir una buena relación con la comunidad. Una comunidad se agrupa mejor en torno a un producto que se sabe de todos y por el que no hay que pagar licencias extrañas, que frente a un producto cuyo funcionamiento ocultan sus creadores.