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Anarcoma, la detective de Nazario, cumple 40 años convertida en icono trans

Anarcoma, la detective de Nazario, cumple 40 años convertida en icono trans

EFE

Barcelona —

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Cuando en 1977 el dibujante Nazario concibió a Anarcoma, la detective trans cruce en un solo cuerpo de Lauren Bacall y Humphrey Bogart, no pensó que se convertiría en un icono de la cultura transexual de este país, un personaje que ahora celebra 40 años con un “integral definitivo” de toda sus historias.

Nazario Luque, figura clave del “underground” de la Barcelona de la época, quería plasmar en una historieta el ambiente de libertad, sobre todo en lo sexual, que se vivió en la Transición en aquellas calles de “el Chino” (hoy Raval) o de la plaza Real, en la que este dibujante sevillano (Castilleja del Campo, 1944) lleva residiendo como un descarado “voyeur” desde hace más de cuatro décadas.

“Quería hacer un retrato de la Barcelona 'underground', canalla o como queramos llamarla, crear un personaje que se moviera por el ambiente homosexual, de travestis, de bares de transformistas. Ése fue el origen”, resume el dibujante en una entrevista con EFE.

Anarcoma apareció de forma intermitente a finales de los setenta en la revista Rampa, aunque su consolidación como el primer protagonista transexual de la historia del cómic español llegaría en 1980 con su salto a la legendaria El Víbora, publicación que reunió las firmas más renovadoras de las viñetas españolas: Mariscal, Max, Hortelano, Ceesepe, por citar algunas.

La recauchutada detective y su cohorte de chulos, chaperos y hampones de tres al cuarto se pasean por una Barcelona barrocamente sórdida, llevados por argumentos de delirante toque “noir”, con profusión de escenas eróticas (pornográficas sería un adjetivo más ajustado), pero lleno también de situaciones cómicas.

Ahí están las protagonizadas por el incansable robot calvo XM2, la máquina capaz de matar de placer creada por el histérico profesor Onliyú, una especie de Bacterio enganchado al sexo.

“Pensé primero en un detective homosexual, pero no me cuadraba, ni tampoco veía a una mujer moverse por aquellos ambientes. Entonces comprendí que tenía que ser un transexual, con total impunidad para entrar en cualquier tugurio y más libertad de movimientos”, comenta Nazario, fan de heroínas del tipo Barbarella, con su propio robot amante, o Modesty Blaise, y que no niega tampoco las influencias de los fornidos chicos de Tom de Finlandia.

Anarcoma fue “un bombazo”, recuerda el autor, una explosión que llegó en el momento oportuno, el principal reclamo de El Víbora, de Josep Maria Berenguer, no porque se ofreciera en las páginas centrales a color de la revista, sino porque era la propuesta más arriesgada e imprevisible.

“En mis cómics antiguos había esbozos de personajes homosexuales, pero muy tímidos, porque con el franquismo aquello era complicado. Lei a Tom de Finlandia en fotocopias, de forma clandestina. Conocía lo que se publicaba en Estados Unidos y otros circuitos y no había ningún personaje tan abiertamente homosexual como Anarcoma”, explica el dibujante sobre lo que supuso esta detective.

“Siempre me negué a publicar sólo en revistas gais porque era 'guetificar' mis trabajos. Fue un acierto que El Víbora publicara Anarcoma, porque lo iba a leer todo el mundo, normalizaba una sexualidad con total naturalidad. Mucha gente aún me da las gracias porque les mostré una realidad que ellos vivían de forma oculta, sobre todo de gente de fuera de Madrid y Barcelona, personas de Lugo o de Zamora, de otras ciudades de provincias”, comenta el autor.

La procacidad de los dibujos de Nazario, amigo íntimo de Ocaña y otros histriones de las Ramblas, son marca de la casa. Sus trabajos, más allá de alguna que otro sofocada escaramuza, no han tenido problemas de censura en España y de hecho forman parte de las colecciones del Reina Sofía (“San Reprimonio”) y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (“Purita Braga de Hierro”).

Fuera, Anarcoma tuvo muchos seguidores entre el público de las librerías alternativas, en Francia, Italia, Holanda o Suecia, aunque, sorprendentemente, también trabas por su contenido: en Estados Unidos la publicación se tuvo que vender plastificada (como si fuera una revista pornográfica) y en Alemania a principios de los ochenta se la calificó de promover la corrupción sexual.

Nazario está encantado con esta integral de lujo aparecida bajo el título “Anarcoma -obra gráfica completa-” (La Cúpula Ediciones), “con un papel fantástico”, que recoge todo el material publicado y que muchos lectores reclamaban, ya que se encontraba agotado.

En estos días el autor presenta esta recopilación en Barcelona y Madrid, junto al libro “Nuevas aventuras de Anarcoma y el robot xm2” (Laertes), las historias noveladas con las que el historietista, que ahora ya solo escribe, retomó a su personaje.

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