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Miki: La foto con estelada es de 2015, ahora represento a España en Eurovisión
El entusiasmo contagioso de Miki Núñez llevó a este exconcursante de “Operación Triunfo” a la victoria en la selección española para la próxima edición de Eurovisión, lo que algunos encuentran paradójico tras haber aflorado una imagen suya con una estelada independentista durante una Diada de Cataluña.
“¿De qué año es esa foto? ¿2015, no? Y estamos en 2019, voy a representar a España en Eurovisión...”, sentencia en una entrevista con Efe, atajando cualquier posible debate sobre su coherencia ideológica y convicción ante la gran final de este concurso de la canción, que tendrá lugar el 18 de mayo en Tel Aviv.
Este joven barcelonés interpretará “La venda”, mezcla de rumba catalana y ska compuesta por Adriá Salas, miembro destacado del grupo La Pegatina, con la que puso al público patas arriba durante el programa especial del pasado 20 de enero.
“Solo tenía un 10 por ciento de expectativas”, reconoce, porcentaje mental que dio un vuelco cuando empezó la gala y vio “que la gente se volvía loca vitoreando la canción”. “Para mí fue la señal de que había que levantar aquello a saco”, rememora Núñez (Terrassa, 1996), que superó a la gran favorita, “Muérdeme” de María Villar. “Quizá la gente le vio más potencial en directo a la mía”, razona.
Más convencido se muestra de que habría que replicar ese efecto en el Centro de Convenciones de Tel Aviv, algo a lo que podría ayudar una combinación fonética en el estribillo muy fácil de reproducir por cualquier europeo, “la-venda-ya-cayó”, lo que no es casual, confirma, como el comentado gancho “lo-que-e-re-e-re-é”.
No es el único punto fuerte del tema, que para su intérprete reúne “el equilibrio entre la elegancia que requiere Eurovisión y la fiesta que representan La Pegatina y España, así como una letra potente que habla de dejar atrás prejuicios sociales”.
“A mí todavía se me tiene que caer la venda en muchos casos. Lo que la canción dice es que estamos haciendo las cosas mal, que si te vendes, obviamente alguien te comprará, y que si estás mal hay que intentar hacer las cosas bien por amor propio, no por los demás”, analiza.
La semana que viene se vuelve a grabar la canción, pero descarta cambios importantes. “La gente se la sabe así y pensamos que está bien. Lo que haremos es que sea más agradable al oído, que suene a instrumentos reales”, informa.
Del videoclip, que también comenzará a prepararse la próxima semana, también anticipa alguna idea. “Se nos ocurrió que se rodara en la calle y que, como se habla de saltar prejuicios, apareciera gente sorteando muros. Pero no hay nada seguro”, previene.
Y respecto a la escenografía para el festival, cuenta que “se han barajado muchas posibilidades”, pero descarta practicamente un formato similar al de la gala española, con una banda femenina que simulaba tocar a su lado.
“Todavía no hemos hablado con nadie, pero Eurovisión no se puede pensar a la escala de un escenario de Operación Triunfo. ¿Batucada con cinco personas aparte de mí? Es complicado, aunque se puede simular que hay más gente con pantallas, pero creo que hay que pensar más a lo grande”, propone Núñez, que quiere implicar al público en el espectáculo, quizás agitando algún objeto.
¿Cómo llevará actuar ante una audiencia potencial de 200 millones de personas en todo el mundo, de Reikiavik a Melbourne? “Antes de salir bostezo muchísimo y me entran muchas ganas de ir al baño, pero se me pasa todo al subir al escenario”, confiesa con vis cómica.
Vellos de punta se le ponen al escuchar los 2,6 millones de reproducciones en Spotify de “La venda”. “No soy muy obseso con los números, pero es un reflejo de que ha gustado. Mi sueño es ese, que la gente baile y se sienta identificada con mis canciones”, dice.
Y las canciones ya están llegando, al menos cinco esbozos de temas propios, fruto sobre todo de sus recientes encuentros con Nil Moliner (“mi mano izquierda y mi mano derecha”) y con el dúo Arnau Griso, con el que está trabajando letras. “Creo que para después de Eurovisión va a haber nuevo sencillo”, vaticina.
No puede ocultar la sonrisa cuando se le menciona la posibilidad de que acompañe asimismo a La Pegatina en algún concierto y salte al escenario con ellos. “Se ha hablado”, reconoce.
Dentro de sus compromisos eurovisivos, sí confirma que atenderá el requerimiento de la BBC británica y que asistirá a la célebre fiesta o “preparty” de Ámsterdam. Además, será el anfitrión del último de estos foros para “eurofans”, en Madrid el 20 de abril de la mano del equipo de Eurovision-Spain.
Ahora mismo se haya inmerso en los ensayos de la gira de “OT 2018”, que arranca el viernes en el WiZink Center de Madrid, ocasión que aprovechó el actor y director Javier Calvo para invitarle a cenar en su casa y presentarle a Massiel.
“Disfruta, canta, nada más, porque no hay nada más”, le recomendó una de las dos únicas ganadoras españolas de Eurovisión, máxima que piensa aplicar: “Eurovisión es una competición, pero por tópico que suene, yo voy a participar dando lo mejor de mí en lo que, como lo definió Bilal Hassani, representante de Francia, es una carrera de amigos”, apostilla.
Por Javier Herrero.
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