Cómo amueblar un piso piloto
Con el inicio de la crisis en 2008, el artículo 47 de la Constitución española de 1978 pasó a convertirse en una broma. “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”. Si nunca había llegado a cumplirse del todo, la debacle del ladrillo destapó del todo su inutilidad.
La vivienda es uno de los principales problemas de la sociedad actual y no solo en España. El CCCB ha inaugurado una exposición llamada Pis(o) Pilot(o) en con-producción con el Museo de Antioquía de Medellín y los ayuntamientos de las respectivas ciudades,que reflexiona sobre dicha problemática teniendo en cuenta, además, su relación con el espacio público. Ambas ciudades funcionan como representación de una cuestión global, partiendo de la base de que el derecho a la vivienda es una responsabilidad colectiva, no solo individual. La muestra podrá verse simultáneamente hasta el 25 de octubre en Barcelona y hasta el 20 de septiembre en Medellín.
Según las palabras de Vicenç Villatoro, director del CCCB: “Esta exposición está dirigida a todo el mundo. No queríamos que interesase solo a arquitectos, urbanista o activistas”, expresó en la rueda de prensa. “Si en Barcelona y Medellín se piensa acerca de los problemas de la vivienda no es porque tengan más que otras ciudades, sino porque están en mejores condiciones y más capacitadas para pensar en posibles soluciones que ninguna otra”, añadió.
La muestra está comisariada por Guillén Augé, Josep Bohigas, David Bravo, Àlex Giménez, Anna Vergés y Nydia Gutiérrez. “La exposición pone sobre la mesa la obligación de re-pensar la vivienda. Hemos de cambiar, buscar y ampliar las maneras de trabajar. Tanto la casa como la calle es una cuestión colectiva y que nos afecta a todos: no se puede dejar en manos de inmobiliarias o técnicos que han demostrado que no siempre trabajaban para cubrir las necesidades reales de la gente”, afirmó David Bravo.
Planos interiores
La exposición tiene tres tramos diferenciados por temática y representación. El primero de ellos es el titulado El problema de la vivienda y comienza con una pieza audiovisual a cargo de Benet Román que pone de manifiesto las similitudes de ambas ciudades y los retos plantean desde su situación actual. El vídeo da paso a una instalación en la que se puede pasear entre puertas que ofrecen al visitante datos relativos a las ciudades protagonistas como la evolución de los precios de las viviendas, el número de desahucios, tipos de casas y otros derivados como la pobreza energética.
El segundo módulo es el más llamativo de los tres. En el espacio de La vivienda como solución se muestran 44 experiencias, tanto de Medellín como de Barcelona, llevadas a cabo por diferentes equipos y organizaciones como equipos de investigación o iniciativas provenientes de la sociedad civil. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), la cooperativa de Can Batlló o Arquitectes de Capçalera, por ejemplo, son algunos de los participantes. Cada grupo presenta sus propuestas en su escenario particular: un decorado que muestra una habitación, un pequeño edificio en construcción con juguetes de Playmobil o con un espacio con planos y textos. Por ejemplo, en el habitáculo La casa sin género del Laboratorio de Vivienda Sostenible de Barcelona ETSAB/UPC se pueden leer frases como: “Las casas, en su articulación y distribución, siguen repitiendo estructuras jerárquicas y rígidas de la familia nuclear patriarcal que quedan reflejadas, entre otros aspectos, en la nula consideración del trabajo del hogar y sus necesidades”.
El proyecto Masoveria Urbana, impulsado por Masoveria Urbana per a la Llar Alternativa (M.U.L.A), también tiene presencia en la muestra. Su propuesta gira en torno a la idea del acuerdo entre dueños de casas deshabitadas e inquilinos a los que no se les cobra alquiler a cambio de la reforma y cuidado de la vivienda. Se trata de una especie de contrato de cesión que en castellano se traduciría como aparcería urbana. El término proviene de un antiguo acuerdo en el que el aparcero cuidaba de las tierras del propietario a cambio de poder residir en su terreno. Ahora intenta recuperarse, reformulando los detalles de las condiciones, para convertirlo en una posible solución.
Sostre Cívic también ofrece la experiencia de su iniciativa “La Cooperativa de la Casa Princesa 49” de Barcelona, que se ha convertido en todo un ejemplo de gestión del espacio habitacional. El Ayuntamiento les cedió un edificio del barrio del Born que estaba desocupado y la cooperativa lo rehabilitó y adecuó para que en él pudiesen vivir cinco familias a través del derecho de uso.
El recorrido acaba en un tercer módulo que sirve como espacio de conclusión bajo el título Reformar, cohabitar, cooperar en el que se proyecta un montaje audiovisual que recoge las posibles soluciones recogidas en la exposición. Ademá, durante el tiempo que dure la exposición también se realizarán talleres y seminarios relacionados con el tema. Un camino por el que alejarse de la concepción de la vivienda anterior al estallido de la burbuja inmobiliaria para encontrar nuevas maneras de hacer y sobre todo, de no repetir las anteriores.