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Arqueólogos hallan en Segovia un conjunto de menhires de hace 6.000 años
Segovia, 11 ago (EFE).- Un equipo de arqueólogos ha encontrado en la localidad segoviana de Bernardos un monumento megalítico compuesto por grandes menhires dispuestos por el hombre en forma de recintos hace unos 6.000 años, un hallazgo que sus autores han definido como “el Stonehenge de Castilla y León”.
Así se ha referido a él en declaraciones a Efe el director de las excavaciones, Raúl Martín, en relación al famoso crómlech levantado entre finales del Neolítico y principios de la Edad del Bronce que se puede visitar en Inglaterra.
En este caso se trata del pago de Lobones-Cantos Blancos, una estructura compuesta por grandes bloques de cuarzo blanco dispuestos de forma geométrica comparable con pocas construcciones halladas en la Península Ibérica, como en Évora (Portugal), Totanés (Toledo) y en el Monte Lobeira de Villanueva de Arosa (Pontevedra).
El descubrimiento en Segovia se produjo durante una prospección realizada el año pasado en el término municipal de Bernardos (Segovia), como segunda parte de un proyecto ejecutado por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León dotado con 14.302,26 euros procedentes de fondos europeos.
EL USO DE LA ESTRUCTURA, UN MISTERIO SIN RESOLVER
Uno de los mayores misterios a los que se enfrentan ahora los especialistas es descubrir para qué servía el enclave: “Desde un observatorio astronómico, lugares de culto, una necrópolis... No son yacimientos prolíficos en materiales, no aportan grandes restos arqueológicos: Aquí vienen, visitan, celebran o lo que sea y no dejan huella”, explica Martín.
Sí han encontrado en el lugar algunos materiales como piedras talladas que se cree que servían para tensar fibras a la hora de hilar y otras piezas curiosas como puntas de flecha creadas como símbolos.
Ha llamado la atención sobre estas puntas de proyectil el arqueólogo territorial de la Junta de Castilla y León, Luciano Municio: “La intencionalidad de estas piezas no es para cazar un ciervo ni para matar al vecino, necesitan puntas de flecha, por el motivo que sea”, comenta el experto.
El pago de Lobones-Cantos Blancos está localizado en el término municipal de Bernardos, un pueblo a 35 kilómetros de Segovia con 465 habitantes censados donde en 2018 se produjo otro gran hallazgo arqueológico, el Dolmen de Santa Inés, una tumba colectiva de la misma época que el crómlech dado a conocer hoy.
Los arqueólogos imaginaban que las comunidades de primeros agricultores y ganaderos en la Península habían dejado dólmenes en Segovia como huella de esos primeros asentamientos sedentarios, pero no fue hasta 2018 cuando lograron confirmar sus sospechas.
“Cuando estás en el territorio, tienes el tiempo necesario para pensar en otras cosas, para reunirte y agregarte en zonas muy concretas del territorio y construir la primera arquitectura de la humanidad, muy anterior a las pirámides de Egipto”, relata el arqueólogo, en referencia a estos monumentos funerarios levantados hace 6.000 años.
A raíz de una campaña que comenzó hace tres años, se encontraron al menos seis dólmenes en el término de Bernardos, uno de ellos el de Santa Inés, del que se sabe –y se puede vislumbrar en la actualidad- que tenía una cámara funeraria heptagonal, a la que se accedía por un corredor de dieciséis metros de longitud.
UN ENCLAVE “MONUMENTALIZADO”
El enclave está “monumentalizado” por sus autores, pues el pequeño montículo sobre el que se yergue es totalmente artificial, hecho de piedra y tierra y, además, se encuentra “señalizado” con llamativas piedras de cuarzo blancas.
“¿Cómo demuestras al resto de comunidades del entorno que tú te agregas aquí, que tú explotas estos pastizales, que tú cultivas esta tierra? Poniendo la tumba de tus antepasados. Y cuanto más grande sea, mejor”, explica Martín.
El siguiente paso será encontrar los restos de quienes allí fueron sepultados, pero los expertos ya intuyen que no se trata de cualquier persona, pues entre otras cosas se han hallado restos de motivos hechos con variscita, un mineral muy exclusivo en esa época.
“No está todo el mundo enterrado ahí dentro, falta gente”, comenta Raúl Martín: “Dentro de estas sociedades poco jerarquizadas, hay alguien que tiene más poder y eso lo hacen mostrar a la hora de enterrarse”, comenta el arqueólogo.
“Cuando pase la moda del ‘megalitismo’, por así decirlo, pasaremos de tumbas colectivas a tumbas individuales con panoplias muy concretas que nos hablan de unas jerarquías vinculadas muy posiblemente a una élite militar... Pero eso será con el paso del tiempo”, concluye el experto.
Por Laura López
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