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GRÁFICO

Star Wars, el lado oscuro de la taquilla en cinco gráficos

Star Wars, el lado oscuro de la taquilla en cinco gráficos

José Antonio Luna / Raúl Sánchez / Pablo J. Álvarez

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, nacía una nueva esperanza para la ciencia ficción y la industria del marketing. El episodio IV de Star Wars (1977), un nombre por entonces poco conocido, no solo estaba marcando el inicio de una trilogía, sino el de todo un universo capaz de arrastrar casi tantos millones de fans como de dólares.

Octubre de 2012 puso fin a siete años de sequía intergaláctica. La gran multinacional Disney pagó 4.000 millones de dólares por Lucasfilm y todos sus derechos, incluyendo los cinematográficos y los de juguetes, camisetas, tazas y demás objetos que, al final, son los verdaderos protagonistas del imperio construido por George Lucas. La compañía no tardó en revelar sus planes: tres nuevas películas numéricas y tres antologías. Es decir, al igual que ocurría con Marvel (también de Disney), no habría un año sin Star Wars en la cartelera.

Todo el arsenal cinematográfico, en teoría, finaliza en 2020 con el spin-off de Obi-Wan Kenobi. A pesar de ello, ya hay otras balas guardadas en la recámara. Dos nuevas trilogías están en camino: una escrita y dirigida por Rian Johnson, encargado del episodio VIII; y otra guionizada por David Benioff y D.B. Weiss, responsables de Juego de tronos. La gallina continúa poniendo huevos de oro.

Pero, ¿estamos perdiendo el interés por la saga? La historia de Han Solo, la última en llegar a los cines, ha conseguido al mismo tiempo ser la más cara (250 millones de dólares, según Variety) y “el primer fracaso de taquilla de la saga Star Wars” al recaudar 84 millones durante su primera semana en la taquilla estadounidense, una cifra bastante alejada de las expectativas. Es el peor estreno desde la trilogía original, cuando su nombre no arrastraba tantos adeptos como ahora.



Es la crónica de un fiasco anunciado. Su accidentado rodaje y el despido de los directores Chris Miller y Phil Lord con más de la mitad del proyecto completado, obligando a Ron Howard a regrabar gran parte de las escenas, no parecían buenas señales.

No son los únicos motivos. Como el propio Mark Hamill explicaba en 2017 al periódico USA Today: “No sé lo que está pasando con las películas de superhéroes. Son fantásticas, pero creo que estamos llegando a un punto de sobresaturación”. En la misma línea se sitúa Jodie Foster, quien afirmó en la radio de la BBC que “los estudios hacen un mal contenido para atraer a las masas” y que esto podría generar malos hábitos en los espectadores. “No quiero hacer películas de 200 millones de dólares sobre superhéroes”, añadía la actriz.



Puede que Han Solo logre algo más de taquilla durante el tiempo que le queda en cartelera, pero el porcentaje del primer fin de semana no es un dato cualquiera. De hecho, cada vez es una cifra más importante y entregas como Los últimos Jedi, según Box Office, consiguieron el 36% de sus beneficios en dicho periodo. Contrasta con lo sucedido en la trilogía original, donde el boca a boca y las críticas positivas consiguieron que, paradójicamente, las salas de cine se llenaran más al final.

Nostalgia VS actualidad

Los últimos Jedi lanzó un mensaje a todos sus fans: hay desmitificar el pasado. Debemos pasar página y abandonar la nostalgia depositada en símbolos como el tablero de ajedrez del Halcón Milenario o el mítico sable láser de Luke Skywalker, que este mismo termina arrojando por un barranco.



A pesar de ello, la sombra de la trilogía original es bastante alargada. Así lo muestra la nota media de críticos y fans en varias páginas especializadas, que sitúa en primera posición el episodio IV seguido del V. Hay que bajar hasta el tercer puesto para encontrar una entrega reciente capaz de competir en el top 3, en este caso El despertar de la fuerza. Aun así, la mayoría de filmes actuales (exceptuando el de Han Solo) gozan de mejor reputación que las precuelas, situadas en la parte más baja del gráfico.

Pero la opinión de los fans y de la crítica no siempre coincide. El mejor reflejo de esto es el ya mencionado episodio VIII, que recibió tantas críticas como alabanzas. Rian Johnson decidió romper con gran parte de lo planteado por J.J Abrams en el anterior largometraje, a menudo criticado por su conservadurismo y por su parecido a Una nueva esperanza, para reescribir líneas esenciales del universo. Una de ellas es “la Fuerza”, en las precuelas relegada a una casta Jedi donde importaba el apellido o el lugar de procedencia. Ahora no hace falta tener sangre noble ni llamarse Anakin Skywalker, cualquier niño puede transformarse en líder de una rebelión.



Como consecuencia, la cinta de Johnson es la peor valorada por el público en plataformas como Rotten Tomatoes. Nunca otra película provocó tal división, y no solo en lo referido a la lucha entre el lado oscuro y el luminoso, sino entre la crítica y los fans. Mientras los primeros la colocan entre las cuatro mejores, los segundos creen que está incluso por debajo de El ataque de los clones o de La Amenaza fantasma.

La taquilla es fuerte... en los fans

Entonces, ¿qué hay que hacer para conquistar la taquilla? La respuesta, al parecer, es simple: conquistar a los seguidores. A mayor nota de estos, mayor probabilidad de asegurar el taquillazo. Es lo que ocurre con la trilogía original y El despertar de la fuerza, las obras mejor valoradas y, a la vez, las que más personas han conseguido llevar a la butaca. En el lado opuesto están las que más haters se han ganado: Han Solo, las precuelas y Los últimos Jedi.



Asimismo, se aprecia un repunte cada vez que aparece una nueva trilogía. Ocurrió con la original, con las precuelas y con las más recientes. Los entusiastas del universo, quizá movidos por el hype propio de lo desconocido, prefieren pasar por caja para ver la primera película antes que las posteriores. Los comienzos de Anakin antes que su conversión a Darth Vader, y el descubrimiento de Luke antes que la gran batalla final entre padre e hijo. Por esta regla también podríamos pensar que la próxima entrega numérica de Star Wars no contentará tanto como los inicios de Rey. No obstante, nada está escrito.

Sin embargo, el efecto sorpresa del reinicio parece haberse diluido: esta vez no habrá descanso entre trilogías. Habrá que esperar a futuras entregas para comprobar si el Halcón Milenario solo ha sufrido un leve accidente o si, por el contrario, hay que dejarlo un tiempo en el taller para repararlo.

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