Muchas veces se le pregunta a los directores si creen que el cine puede cambiar algo en la sociedad. Hay cineastas utópicos, otros pesimistas y alguno que navega entre medias. Del primer grupo es Javier Fesser, que con su particular universo proyecta un mundo mejor. La diferencia es que Fesser es de los que consigue lo que se propone. En 2018 estrenó una película que se atrevía a hacer comedia con actores y actrices con diversidad funcional. No tenía el apoyo de ninguna gran cadena (solo TVE) ni de una plataforma y se convirtió en la película española más vista del año y en un fenómeno, especialmente entre los más jóvenes. Pero lo de Campeones fue más allá. Se convirtió en una de esas películas que sí sirven para cambiar las cosas. Tras su éxito, el ICAA modificó sus bases para obligar a las películas que quisieran una ayuda del Ministerio a tener profesionales con diferentes discapacidades en sus equipos técnicos.
Puede ser casualidad, pero el estreno de la segunda parte del filme, Campeonex, ha coincidido en el tiempo con otro cambio histórico. Hace pocos días el Congreso daba el primer paso (con la abstención solo de Vox) para eliminar la palabra disminuido de la constitución y cambiarla por la expresión “personas con discapacidad”. El lenguaje cuenta, lo que se dice afecta y marca, y eso lo sabe mejor que nadie Brianeitor, la revolución de esta secuela que ha logrado una nominación al Mejor actor revelación en los Goya que todavía no se cree; la misma categoría que hace cinco años ganó Jesús Vidal por el primer filme.
La vida de Brian Albacete es de esas que en Hollywood tendría ya un biopic. En España ha sido Javier Fesser el que le ha dado un papel en una película, que provocó que la productora de Campeonex le hiciera también un documental. Nació en Almería, en 2002. Su madre murió poco después del parto y a los seis meses él dejó de mover las piernas. Le diagnosticaron una atrofia muscular degenerativa con espina dorsal bífida. Actualmente tiene una dependencia del 87% y ha estado dos veces a punto de morir. Lo cuenta él en el documental La vida de Brianeitor sin dramatismos. Con humor. Con una sonrisa que desarma al más cínico. La misma con la que cuenta que tiene 137.000 seguidores o los 2,2 millones en TikTok, donde sus vídeos se convierten en virales habitualmente.
Un humor que todos destacan, pero del que una persona ve la otra cara. Se trata de su padre, Paco, que siempre está a su lado, incluso al comienzo de su conversación con elDiario.es. Él le ha encendido el ordenador y ayudado a prepararse en estas jornadas previas a los Goya. Aunque suele estar fuera de plano, hace acto de presencia cuando Brianeitor, con su sinceridad, dice que cuando se enfada suele pagarlo con él: “Lo tengo a mi lado y se está riendo”, dice el influencer y Paco Albacete cuela su cabeza por el lado izquierdo de la cámara. “Cuando se cabrea mejor quítate de en medio”, dice entre risas mientras Brian lo confirma: “Es verdad, pero como todo el mundo”.
Asegura seguir “en shock” por la nominación al Goya. Y añade, “flipando con todo”. “En mi vida esperaba estar en una película, así que imagínate, mucho menos estar nominado a un Goya. Mi familia y yo estamos flipando y la verdad es que no me lo creo todavía. Hasta que no esté allí no me lo voy a creer”, dice. Tienen el viaje preparado, y cuando se hizo esta entrevista estaba empezando a pergeñar cómo iría vestido, porque “el traje es importante”. Espera no quedarse en blanco si gana, y lo que prefiere es no hacer el cuento de la lechera. “Es mejor no hacerse ilusiones”.
En mi vida esperaba estar en una película, así que imagínate, mucho menos estar nominado a un Goya. O sea, mi familia y yo estamos flipando
Su irrupción como fenómeno viral ha sido imparable, y nombres como Ibai Llanos le mencionan e incluso han participado con él. Su habilidad para jugar al Fall Guys es famosa en la red. “Desde pequeño era mi única forma de entretenimiento, por así decirlo. A mí me encantaban los videojuegos, veía YouTube todo el tiempo… Un amigo me dijo que lo probara y no sé cómo en menos de tres meses ya me conocía todo el mundo. Era increíble, una locura. No sé cómo llegó tanta gente porque fue en tan poco tiempo que ni yo me lo creo ni sé explicarlo”, dice de aquellos orígenes.
Ahora son dos millones de seguidores, pero prefiere no pensar en el futuro. “Yo soy de disfrutar el momento. No hago planes, la verdad. No te voy a mentir, yo si voy por la calle y veo algo y se me ocurre hacer un vídeo con eso que he visto, pues lo subo ese mismo día. No planeo grabar un vídeo concreto para la semana que viene. El plan es seguir haciendo lo que me guste, porque hay un problema, y es que en el momento en que esto se convierte en una obligación dejas de disfrutarlo. Yo creo que tiene que ser libre, que tú subas algo cuando quieras, que lo hagas como tú quieras, porque así se disfruta mucho más y eso la gente lo nota”.
Su exposición en redes sociales también le ha hecho lidiar con muchos haters. “Son gente mala”, dice y le quita importancia porque “son uno malo por cada millón de comentarios buenos”. “Me han escrito cosas como ‘minusválido’ o ‘ojalá te mueras’, pero si me quedo con los malos en vez de con los buenos…”. Eso sí, cree que sería necesario más control en las redes para evitar estas situaciones: “Es tan fácil como pedir el DNI cuando alguien vaya a crear una cuenta. No es tan complicado, y cuando una persona sepa que su identidad está ahí, no se va a atrever a hacer eso. Luego encima son los primeros que te piden una foto. Los primeros, los que te están insultando. Qué le vamos a hacer”, zanja.
Le gusta que le paren, que le reconozcan, pero se niega “a ser hipócrita”. “Cada vez menos. El ser humano se acostumbra muy rápido a las cosas. Yo recuerdo las primeras fotos que me pedían y se me aceleraba el corazón y lo disfrutaba mucho. Ahora, la verdad que lo sigo disfrutando, pero muchas veces dices ‘hostia, que tengo un poco de prisa, ahora no puedo’, pero aun así me las hago, porque yo no puedo irme sin dejar a nadie sin fotos”, confiesa
El padre de Brianeitor dice en su documental algo que el influencer siempre le ha comentado, que antes de irse quería hacer algo grande. Ya lo ha logrado: “Para mí yo ya lo he hecho. Yo siempre lo digo, que yo ya he cumplido mi sueño. Y a lo grande. Ahora lo que venga p’alante. Pero mi sueño ya lo logré. Solo me queda disfrutar”.