En la carrera al Oscar existe un término que se llama ‘hacer la carrera perfecta’. Consiste en ganar el Globo de Oro, el BAFTA, el Critic Choice y el SAG que entrega el sindicato de actores. Si uno logra vencer en las cuatro ceremonias puede ir preparando su discurso de cara a la última gala del año y la que más importa a todos. En toda la historia de los Oscar, desde que se entregan estos cuatro galardones, solo en una ocasión alguien que lo ha logrado ha perdido finalmente. Le pasó a Russell Crowe en 2002 por Una mente maravillosa, pero en esta ocasión había un elemento extra. El actor había vencido el año anterior por Gladiator.
Este año hay dos personas que han hecho la carrera perfecta. Una es Robert Downey Jr., por Oppenheimer; y la otra se trata de Da’Vine Joy Randolph, que en la categoría de actriz de reparto no ha dejado premio libre. No han sido solo los cuatro más importantes, sino que en casi todos los que otorga la crítica de cada Estado ha arrasado sin dejar opción a sus rivales. Es, además, una categoría donde no parece que haya otras opciones favoritas. Así, Da’Vine Joy Randolph parece uno de los Oscar más cantados de la noche por su conmovedora interpretación de una madre que ha perdido a su hijo en Vietnam y se queda la Navidad en el colegio donde trabaja de cocinera en Los que se quedan.
El filme de Alexander Payne es un canto al humanismo y al cine transparente lejos de exhibicionismos. El cineasta ha sacado lo mejor de su reparto. Paul Giamatti es la alternativa a la victoria de Cillian Murphy; y Dominic Sessa es un descubrimiento que merecía estar nominado como actor de reparto. Sin embargo, es ella la que se ha llevado todas las miradas y la que apunta al Oscar desde hace meses. Ya con los primeros premios ganados ella se negaba a considerarse la favorita. “Le indiqué a mi equipo que no me dieran informaciones sobre ese tema. No quería ni saber la fecha de las nominaciones. Ayer, en medio de una entrevista, me enteré de que había ganado el premio de la crítica de Nueva York y fue muy estresante. Me hace muy feliz y estoy muy agradecida, porque significa que a la gente le emociona y le importa lo que he creado, la película que hemos creado, pero al mismo tiempo intento poner distancia para que no me quite el sueño”, decía hace unos meses en un encuentro reducido con periodistas.
Tuvo claro “inmediatamente” que quería ese papel. “Mientras lo leía comencé a comprender que estaban haciendo algo que no era estereotipado, que iba más allá de la raza, que este era un personaje completo, con sus complejidades, con muchas dimensiones. A menudo he intentado asegurarme que los proyectos que elegía tuvieran estas características, por lo que fue muy emocionante ver que este papel llegaba a la mesa. He llegado a amar a esta mujer imperfecta, fuerte y vulnerable”, dice de su personaje.
Esta película le obligó a “mirar de forma más profunda a la Guerra de Vietnam y a esos tres años, del 68 al 70, de la historia de EEUU”, una época que define como “muy sombría” dentro de la historia del país. “En la época en la que ocurre Los que se quedan habíamos sobrevivido al asesinato de Martin Luther King, al de JFK, y nos vimos arrojados a la Guerra de Vietnam. Fue un momento muy triste y oscuro en general, y quería dejar claro que ella estaba viviendo en un universo alternativo muy diferente al del resto de personajes”, cuenta.
Tenía que mostrar, además, el dolor por ver que su hijo había tenido menos posibilidades al estar racializado mientras que los niños pijos del colegio no habían sufrido el miedo a ir a la guerra: “Por eso ella siente ese odio hacia los niños, porque aunque no es su culpa, son unos mocosos mimados y para cualquier persona de color lo más probable es que no hubiera casi posibilidades y debieran ir a la primera línea de la guerra. Y eso es muy triste”.
No quiero que mis papeles sean una etiqueta, y por eso trabajo muy duro en la creación de estos personajes humanos y plenamente realizados a pesar de su género, a pesar de su raza
Varios de sus papeles más conocidos y recientes han sido en películas donde se hablaba del racismo en EEUU a través de figuras históricas como Billie Holiday o Bayard Rustin. Reconoce que sí es importante para ella estar en estos filmes, pero añade sentimientos contrapuestos. “Voy a ser honesta, es importante y al mismo tiempo espero que haga cosas que trascienden la cuestión racial. No quiero que mis papeles sean una etiqueta, y por eso trabajo muy duro en la creación de estos personajes humanos y plenamente realizados a pesar de su género, a pesar de su raza. Son seres humanos, y creo que hay que arrojar luz sobre estas historias porque son reales. En esos casos, además, son películas donde estamos representando una historia real”, dice.
Por eso cree que lo más “poderoso” de sus personajes, “más allá del color de la piel”, se encuentra en “cómo estas mujeres son capaces de evocar cambios, son capaces de inspirar, apoyar, ayudar y animar”. “Esas son cosas que siempre estoy buscando. No me importa si interpreto a un recluso o a un villano. Tiene que haber cualidades redentoras en esa mujer y en lo que pasa a lo largo de todo el arco del personaje. Eso es lo que para mí es realmente importante. Me pregunto ¿cuál es la lección?, ¿qué temas vamos a tratar?, ¿cómo podemos educar y hacer del mundo un lugar mejor para combatir y poner fin a esto?”, zanja.
Como en toda interpretación de Oscar que se precie, Da’Vine Joy Randolph tiene eso que se llama 'el clip de nominada'. Esa escena clave que seguro que ponen cuando se vea a las cinco candidatas al premio. La suya es cuando su personaje se derrumba, pero en vez de hacerlo llorando y gritando, mantiene una entereza y una dignidad que choca con lo que suele verse en este tipo de escenas. La actriz reconoce que también probaron “tomas donde se tiraba al suelo y lloraba”. “Y podría ser, porque se lo merece, tiene sentido que el personaje actuara así, pero pensamos que lo que funcionaba era algo que me dijeron siendo joven en la escuela de interpretación, que a veces es mejor mostrar la lucha interior que darlo todo y sacarlo todo”. Unas palabras que puede que le valgan su primer Oscar.