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Un homenaje en pantalla grande al Segundo mago del cine

Ramón Langa y Maribel Bayona como Segundo de Chomón y su mujer en 'El hombre que quería ser segundo'

Belén Remacha

En una época en la que si le preguntas a muchos estudiante de cine por una película antigua te responden El Padrino, los primeros 20 años del séptimo arte están más que desterrados del imaginario colectivo. Sobre todo en nuestro país. Mientras en Francia reivindican constantemente la figura de George Méliès, y prácticamente todo el mundo puede reconocer la imagen del cohete chocando sobre la luna, muchos aquí no saben que otro de los pioneros en la gran pantalla, y que además trabajó en el taller del mago francés, era español. Concretamente, de Teruel (como Luis Buñuel).

Segundo de Chomón (1871-1929), director y técnico, fue el fundador de la primera productora de cine española. Le reivindica ahora el documental El hombre que quiso ser Segundo, coproducción hispanoitaliana dirigida por el valenciano Ramón Alós y que se estrena este jueves 10 de diciembre en el Matadero de Madrid, tras su paso por Cinema Jove de Valencia y su proyección en Teruel y Zaragoza en septiembre. No se trata de un documental al uso, “hemos intentado rendir homenaje también al tono, al espíritu de la época, hacer un relato divertido”, explica Alós. Un recorrido por toda su obra, desde los inicios en Francia (formó parte de la emblemática Pathé) hasta el final de su carrera en Italia (con Itala Film). “Que yo sepa, es la primera vez que se reúnen en una sola producción imágenes de toda su carrera. Se han editado y se han hecho ediciones muy interesantes, pero nosotros hemos hecho un resumen de todo, un repaso a su evolución”, concreta el director valenciano.

Un rodaje largo y atípico

Un trabajo más de divulgación que de investigación, en el que, eso sí, hay varias sorpresas, como el descubrimiento de las únicas imágenes de Chomón en uno de sus metrajes (normalmente la que aparecía era su esposa) . Así, se puede apreciar el proceso de cambio, desde las primeras películas de Chomón (los primeros cortometrajes, Choque de trenes, Montserrat, El hada de primavera, datan de 1902) en las que el lenguaje cinematográfico todavía se está gestando y aún es “un juego, una atracción de feria que nadie sabe hacia dónde va”, hasta las últimas obras de su filmografía, en las que la narrativa se va asentando y podemos ver movimientos de cámara, situaciones y escenografías similares a las que veríamos en una película actual, salvando las distancias que marcan los gustos de cada época.

“Las últimas películas de Chomón se parecen tanto a las primeras como las actuales al cine mudo, se nota un cambio radical”, explica Alós. Gracias al Museo del Cine de Turín se pueden admirar también imágenes de Cabiria, una de las primeras superproducciones del cine en la que el turolense participó en el trucaje.

Para reflejar esa trayectoria se han nutrido de metrajes de la época, testimonios de expertos, y recreaciones de situaciones “hipotéticas” a cargo del actor Ramón Langa, quien se ha metido “en la piel y en el bigote” de Chomón. Un rodaje atípico que se ha desarrollado en varias fases. La primera, tras la escritura del guion y con el proyecto todavía sin confirmar, comenzó en 2010, con la entrevista en Londres a uno de los genios y padres de la animación en stop motion, Ray Harryhausen. La más dura fue la postproducción, que contó con el obstáculo de tener que luchar por la autorización de diversas filmotecas europeas para emplear el material de Chomón. En total, cuatro años de trabajo, sólo para la realización.

El legado perdido

Segundo de Chomón no sólo llegó segundo tras Meliès. El documental parte de una curiosidad: Segundo tenía un hermano gemelo, Primo, que indudablemente marcó su vida. Dejó una huella importante en su personalidad y, como reflejo, en su obra. El hombre que quiso ser segundo parte de esta premisa para contar la vida de Chomón. Si Segundo fue secundario, Primo fue “terciario”: apenas se conoce nada de él. Y es que hubo otro obstáculo: la figura de Chomón ha sido tan olvidada durante el siglo XX, que se ha perdido mucho de su legado. Mientras hay épocas de su vida extremadamente documentadas con fotos, cartas y contratos, en otras sólo se puede hablar de suposiciones.

Esto es debido a que el nieto de Chomón murió sin descendencia, y la herencia del cineasta, incluyendo películas, elementos de rodaje, muñecos utilizados en animaciones y más fotografías, desaparecieron con él. “Alguna persona que compraría la casa vieja a peso estará vendiéndolas en algún mercadillo”, se lamenta Alós.

Milagrosamente se salvó una pequeña joya en forma de cortometraje de animación que el pionero turolense realizó de manera artesanal con su hijo. Y de hecho, los propios restos mortales de Chomón desaparecieron. Durante muchos años, reposaron en el Cimitière Parisien de París, ciudad en la que murió, hasta que hubo una remodelación y, por falta de pago del mantenimiento, fueron a parar a una fosa común.

A la sombra de Méliès

Pero ¿qué aportó realmente al cine Chomón? Alós explica que durante mucho tiempo se le vendió como el inventor en la sombra, pero que hoy se considera incorrecto calificarle así. Lo cierto es que “sin ser el primero en nada, llegó el segundo a muchos ámbitos en los que superó a sus maestros, también a Mèliés. Sería injusto venderle como inventor, pero también lo es relegarle a un segundo plano por no hacer las cosas antes. Coge lo que ya existe y lo desarrolla y mejora exponencialmente” defiende Alós. Su aportación es inmensa, no tanto en creación, sino en perfeccionamiento y consolidación de técnicas como el travelling o los efectos especiales de la época. Sí que inventó un sistema de coloreado fotograma a fotograma llamado 'pochoir' que más adelante patentó la Pathé denominándolo 'Pathécolor'.

Aunque la contribución de Meliès es totalmente incuestionable, “su época interesante es mucho más breve que la de Chomón; se arruina, deja de hacer películas, y son otros los que continuan su legado. Méliés fue el primero en hacer trucaje, pero cuando llega gente en segundo lugar haciendo cosas nuevas con igual o superior calidad, no tiene éxito”, argumenta el director. Precisamente las siguientes proyecciones del documental tras su paso por Madrid están programadas para febrero en Zaragoza, como parte de la exposición que el Caixaforum dedica al pionero francés. Se saldará así ligeramente la deuda histórica con el reconocimiento a la importancia del turolense en la carrera de Méliès, aunque tuviese que ver con su declive. 

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