El claustro románico de San Zoilo estaba debajo del monasterio
Era algo previsible, pero no se tenía la certeza. Hasta que en las últimas semanas se han practicado unas obras de urgencia en el subsuelo del monasterio palentino de San Zoilo, que han revelado por casualidad un importante hallazgo: seis capiteles románicos situados en los cimientos del edificio. La presencia de los fragmentos medievales encaja con la historia del edificio cluniacense. En el siglo XVI, las galerías románicas levantadas en el XI fueron completamente demolidas y la piedra fue reutilizada en la construcción de las partes ocultas del nuevo —y por otra parte espectacular— claustro de estilo plateresco, el que se puede ver en la actualidad.
Los seis capiteles, que tendrán que ser estudiados y analizados más adelante, se unen al resto de elementos románicos que se han rescatado en las dos últimas décadas, entre ellos, su valiosa portada. “Más allá de lo emocionante del hallazgo, que aparezcan de golpe seis capiteles nos ayuda a saber de qué tipo son, de qué talleres procedían y cómo trabajaban los canteros”, valora Zoilo Perrino, arquitecto técnico y experto que mejor conoce la evolución de los trabajos en las dos últimas décadas, tema de investigación de su trabajo de fin de carrera. Entre otras cosas, apunta, resolverán una larga discusión académica sobre la ubicación y el papel que el monasterio de San Zoilo —quizá el edificio cluniacense de Carrión de los Condes es el más importante del país— tenía en el Camino de Santiago.
Por lo pronto, lo poco que se puede ver de estas piezas románicas encajadas en las cimentaciones da pistas inquietantes. “Se nos ponen los dientes largos porque hemos podido apreciar la decoración de un cimacio con hojas y volutas talladas a trépano, una ejecución difícil que un siglo más tarde, en el XII, veremos en edificios cercanos como el monasterio de San Andrés de Arroyo”, confiesa el aparejador, natural de Carrión de los Condes. En efecto, el edificio cisterciense conserva en uno de los capiteles de su claustro una de las obras maestras de la escultura de trépano.
El reciclaje como norma
Pero, ¿cómo sería el claustro románico de San Zoilo? Lo primero que corrobora el descubrimiento de estos restos medievales es que la parte del conjunto medieval derruida en el siglo XVI fue reutilizada en las profundas reformas que se aplican al monasterio. San Zoilo cayó en decadencia en paralelo al declive de la orden francesa de Cluny, pero cuatro siglos más tarde “fichó” por la congregación de San Benito de Valladolid y el esplendor regresó al cenobio palentino. Es entonces cuando se llevan a cabo obras radicales. Por otro lado, la práctica de la reutilización plantea una cuestión interesante: si se rescataran todos los fragmentos dispersos en el subsuelo, el claustro románico podría levantarse seguramente al completo. La aparición de los capiteles llega junto con la revelación de un par de tumbas antropomorfas de época románica, cuya presencia era previsible y razonable, dada la costumbre medieval de utilizar el territorio sagrado como cementerio.
Otra circunstancia interesante, tal y como señala Zoilo Perrino, es la abundancia de fustes fabricados en mármol —un material poco habitual en una obra románica— que se habrían utilizado. “Seguramente, también reutilizados a partir de elementos de una villa romana”, precisa. Más allá de los materiales, se sabe que cada galería tenía unas dimensiones de 23 metros de largo, ampliadas en otros diez en la reforma del siglo XVI, que cambió un románico pasado de moda por el pomposo estilo plateresco. El arquitecto técnico no se atreve a comparar el claustro original con el de Silos, al menos no de forma directa, pero teniendo en cuenta que ambos se levantaron en el siglo XI, “sí habría que tomarlo como referente o como guía”.
Sin duda, una de las posibilidades más interesantes tras la excavación arqueológica —promovida por la Junta de Castilla y León, al tratarse de un edificio BIC propiedad de la diócesis de Palencia— es la posibilidad de realizar un levantamiento tridimensional muy fiel sobre cómo pudieron ser las galerías claustrales originales. De hecho, Zoilo Perrino ya hizo una recreación de la planta en 2007 en colaboración con el profesor José Luis Senra, uno de los mayores expertos en la orden de Cluny del país, y, con los últimos datos “ahora podemos encajar lo que sabemos a ciencia cierta”.
Patrimonio de la humanidad
Las novedades sobre San Zoilo sitúan aún mejor en el mapa del patrimonio este monasterio, que fue un centro capital para la orden francesa de Cluny. De hecho, el edificio de Carrión de los Condes y el de Santa María la Real de Nájera (La Rioja) eran los únicos que administraban en España las rentas para la casa madre francesa. Sin embargo, ni estos dos centros principales ni los restantes que se conservan —unos 53 en total— son demasiado conocidos en el país.
Precisamente el pasado verano, la Federación Europea de Sitios Cluniacenses hizo pública su intención de solicitar la declaración de patrimonio mundial a la Unesco de todos los hitos que forman parte de este movimiento, que fue capital en la vertebración de arte románico en Europa en la época más temprana y, por tanto, contribuyó a forjar ese prólogo medieval de la Unión Europea que fue el primer estilo internacional.
En el caso de San Zoilo, el edificio fue declarado monumento histórico-artístico en 1931, dentro de la política de protección del tesoro nacional de la Segunda República. Ya en 2012 alcanzó la figura de bien de interés cultural a instancias de la Junta de Castilla y León. Actualmente, una parte del edificio está cedida en explotación a una empresa de hotelería, mientras que otras estancias conservan su uso público, bajo la titularidad de la diócesis palentina.
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