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ToteKing: “El boom del rap no va a volver”

David Sarabia / Alejandro Navarro Bustamante

“Yo era un heavy con los pelos largos...” bromea ToteKing (1978) al inicio de la entrevista. El rapero sevillano lleva 16 años saltándose los halagos y conjugando las críticas, unas veces buenas y otras no tanto. Él era un jevorro de camiseta negra y pulsera de pinchos en muñeca. Que escuchaba Metallica y Rage Against the Machine mientras intercambiaba cintas de rap con un amigo. Hasta que “la enfermedad” del grafiti le contagió y, con ella, la obsesión por la rimas, el bombo y la caja. Primero con un micro y una radio del chino, después con Juaninacka, Juanma, DJ Randy y El Tralla en lo que se llamaría La Alta Escuela. “Cuando me quise dar cuenta estábamos ya montando un grupo”, dice ToteKing.

Desde 1997 han ocurrido muchas cosas: La Alta Escuela, el distanciamiento con Zatu (SFDK), un cambio de paradigma del rap en España, conciertos, cinco discos, un tema para LaSexta, la irrupción del rap político. Luego llegaron las críticas, las giras, el dinero y lo de montar su propio estudio de grabación. Pero vayamos por partes.

¿Qué fue La Alta Escuela?

Una maravilla. Ilusión pura. Tenía que coger un autobús rojo [los que van a los pueblos, de trayecto más largo que los urbanos], salía de mi casa a las 11 de la mañana y no llegaba hasta la hora y media o las dos horas. Era la hostia, era como una película. Me ponía los cascos e iba escuchando rap. Sabía que iba a un sitio donde nos pondríamos a escuchar las letras que cada uno había escrito para su puesta en común. Era una aventura, increíble. Recuerdo esos momentos de magia. Juaninacka nos enseñó a todos a rapear. Era el que sabía medir los bien los tiempos, las barras, separaba bien las palabras... era una pasada. De él aprendí todo.

¿Cómo es ahora el hip-hop a diferencia de aquellos tiempos?

Ha cambiado muchísimo. En la forma de vestir, por ejemplo. Antes nos poníamos todos más anchos, ahora la mayoría de la gente se viste un poquito más “estrechita” porque la propia moda del rap ha cambiado. Los sonidos han cambiado, las tendencias. Ahora, el trap está pegando muy fuerte. Me gusta mucho porque el rap va creciendo y yo crezco con él. Me flipa coquetear con los estilos nuevos que salen.

El boom del rap, que sería allá por el 2003-2004, no va a volver. Eso se debía a que la gente no lo había visto. Era algo exótico. No estaban acostumbrados a ver conciertos de rap en el Festimad, en el Viñarock, los primeros Cultura Urbana. Eso fue un boom. Los raperos ya estaban, pero la gente de fuera que se sumaba a la movida echaba una ojeada diciendo... “Hostia, esto ¿qué es?” Esos años fueron la polla. Pero ahora ya ha bajado. A nivel mediático, también. Todo el mundo sabe lo que es. Está en ti quedarte o irte a otro lado.

¿Y tú, has cambiado?

Mi forma de sentirlo y trabajarlo no cambia. Soy el mismo chaval que cogía un autobús de dos horas para ir a un sitio, solo que ahora me levanto, hago una maleta y me voy andando dos minutos al estudio. Está insonorizado, no tengo problemas con vecinos, no tengo problemas de horario... Puedo entrar a las 11 de la mañana y salir a las dos de la madrugada. Tengo más comodidades, pero no he cambiado mucho. Lo que se mantiene desde el principio es la sensación que me da cuando acabo de escribir un tema. Eso se mantiene desde que era pequeño. Hasta hace poco, cuando terminaba una canción, la tenía que ensayar en un cuarto y cantarla. Desde que tengo el estudio hace tres años, tal y como la tengo escrita, al día siguiente está grabada. Tengo muchas más posibilidades que cuando era chico.

En realidad, es todo muy distinto. Hay cosas que son mas automáticas, mecanismos que salen solos. Las muletillas propias del curro, por ejemplo, como los rituales de una persona. Pero no he perdido las ganas de lo más importante, que es escucharme cuando he terminado de grabar. Eso es un premio que flipas, es lo que más me gusta de todo. Dar conciertos también, claro, es divertido.

¿Tan divertido como grabar un disco?

Hay un momento malísimo del proceso que es cuando empiezo: horrible. Hasta que toma forma es una putada. Normalmente llamo y pido cosas a mis amigos productores. Me llegan millones de instrumentales. Al principio no sabes por qué rama tirar: si lo vas a hacer mas rápido, más lento, más duro... Las primeras canciones son una paranoia, casi siempre acaban cayendo y mueren rápido. Por ejemplo, escribo una canción que tiene 20 barras y al final, de esas 20 sobreviven cuatro. Y empiezo otra y de esas sobreviven ocho...

Voy haciendo un puzzle hasta que sale la primera canción. Son momentos malísimos hasta que tengo cinco temas. A partir de ahí ya anda y empiezo a disfrutarlo. Es cuando me lo paso de puta madre. Los diez temas que faltan salen más fluidos, pero arrancar es complicado. Una vez que ya estás metido en el proceso es la polla, te lo pasas muy bien.

¿Qué hay en 78?78

Mucha variedad. He tenido mucho tiempo para hacer el disco y he cogido cosas de rock, de electrónica, hay un tema con El Canijo de Jerez de flamenco, con O'funk'illo... He hecho un par de temas “traperos” también. Como siempre, a mí me gusta tontear con lo que hay nuevo. Las instrumentales cuentan con mucha musicalidad. Hay dos solos de saxo en un par de temas, hay colaboraciones de mucha peña: está Chyno Nyno, un rapero de Puerto Rico que me ha encantado de siempre; está Nemir, de Francia; está Nestakilla, Jotandjota, Murrah, Niñato Garsiah, mi hermano Shotta... tengo bastantes colaboraciones. Después estoy yo, que soy lo mismo. Lo que menos cambia.

Y el título del disco hace honor a tu fecha de nacimiento...

Es un homenaje a mi quinta, a la del 78. Tengo recuerdos de muchos colegas del instituto, del cole, de gente que se ha dedicado a la música que ahora son guitarristas de flamenco, gente del pop, del indie, del rap... Y también de gente que se ha dedicado a otros temas: que pinta o que se han dedicado a cosas creativas.

Llevas desde 1997 haciendo rap casi sin parar. Nadie se mantiene intacto tras 18 años grabando y escribiendo temas... el tiempo pasa. ¿Sigue pudiendo ToteKing él solo contra 20 MCs?

[Se ríe] Sí, y contra los que me echen. No le tengo miedo a nadie en el rap. No es una pose ni un vacile. Hay una parte de talento que llega hasta un sitio. El tramo de después va a depender de lo que curres, de los huevos que tengas. Y ahí sí confío en mí.

Hay gente que tiene mucho más talento que yo. Más voz que yo, más fuerza, más presencia... Pero del tramo en que acaba el talento hasta que empieza el curro no le temo a nadie. Porque soy consciente de la cantidad de horas que echo en el estudio. Habré acertado más en este disco o en este otro, tendré canciones más buenas o canciones más malas. Pero pocos conozco que curren lo que yo curro. Yo no tengo mucha voz y eso lo sabe la gente que me escucha. Mi voz es quebrada, rara. No soy un tío especialmente cómico en el escenario que entre canción y canción cuente unos chiste brutales o que tenga un rollo de manejar al público... No. Soy mas bien normal, por eso me lo tengo que currar más. Como sé las horas que echo, la pasión que le pongo y lo bien que me lo paso, me siento súper guay con eso. Puedo contra 20, 40 MCs o los que me echen.

Llevas ocho años sin hablarte con Zatu, de SFDK. En el pasado habéis colaborado y tenéis temas juntos. ¿Qué pasó entre él y tú?

Este ha sido el año en que hemos hecho las paces. Tuvimos un pique, un problema personal y dejamos de hablarnos. Era una situación ridícula. Por ejemplo, estábamos en un Viñarock con nuestros camerinos pegados y ni nos mirábamos.

En el 2015 hablamos, hicimos las paces y de puta madre. Me quité un peso de encima porque ha sido mi colega, me he criado con él y en la música le debo mucho, aunque también a SFDK. Me apoyaron cuando yo era chico y me dieron la oportunidad para irme con ellos de corista. Aprendí cantidad, sobre todo a quitarme el miedo al escenario.

¿Podrían entonces volver a subirse a un escenario juntos SFDK y ToteKing?

Sí. Yo no tengo problemas ya. Después de esto, todo bien. Yo no soy rencoroso y él, tampoco.

Saturnino y Óscar (SFDK) han dado mucho al rap en este país, pero junto con ellos, sevillanos ilustres como Shotta, La Mala Rodríguez, H-Mafia, Dogma Crew... ¿Qué tiene Sevilla?

Andalucía en general tiene arte. Ni más ni menos. Supongo que es el arte también de la necesidad, del buscarte las papas de esa manera. Y habrá gente que piense que es un tópico... Les invito a que vayan al sur y vean como está. Porque si hay crisis, en el sur es el doble.

Ninguno de nosotros teníamos pasta para unos platos. El Zatu, SFDK, Dogma... No tuvimos un local de ensayo hasta muchos años más tarde, nosotros no teníamos medios, ninguno. Teníamos que tirar de ingenio, de una hoja y un bolígrafo. De escribir, de cojones y necesidad para buscarnos la vida.

¿Necesarias, entonces, las referencias políticas o a la sociedad que rodea al MC en sus canciones?

Soy de la rama que piensa que todo vale. Pero lo mío, lo que yo quiero hacer, no puede ser un panfleto de nada. Si una canción me pide hablar de política porque me quema, me voy después al estudio y la escribo. Como si veo al Inda [Eduardo Inda] haciendo el idiota y me da una idea buena, porque el odio me inspira mucho. El molestarme con algo me hace crear guay. Si veo al Inda haciendo el gilipollas con esa sonrisita suya, probablemente tenga una idea esa tarde.

No me gustan los grupos que todo lo limitan a hablar de política o de sociedad. Esto es música. Habla de lo que te salga de la polla. Y me gusta la gente que no habla de nada en las canciones. Es más, prefiero a la gente que hace estructuras, que hace juegos con las palabras, que te hace un collage y tú estás libre ahí ante la canción para pensar lo que quieras de ella. Yo soy de conseguir frases buenas, una tras otra. Pero no de ponerte al servicio de una idea.

Tú mismo tienes una canción sobre la Semana Santa...

Es cierto. Pero es que esa canción me salió de dentro. La escribí en dos horas. Pero por experiencia propia creo que es un error forzar la máquina. Prefiero que las ideas salgan como salgan, y si dentro de esas ideas se nombra algo, guay. Pero libertad. Como si el tema es abstracto y tienes que entenderla tú de una manera y otro de otra.

¿Has oído lo nuevo de KaseO?

Sí. Y me tengo que limpiar la boca para hablar de KaseO, pero si te tengo que decir mi opinión sincera... No es el rap que yo oigo. Me parece que está guay, me quito el sombrero con él siempre, pero no es lo que yo busco en la música hoy.

¿Se ha alejado un poco de su línea habitual?

No voy a valorar su canción porque me parece pedante valorarle. Es imposible. Pero lo que sí puedo decir es lo que siento cuando la oigo y yo prefiero otras cosas. Como la vida, que son gustos y preferencias. Pues yo tengo otras.

¿Quizá Lechowski, por eso de conseguir frases buenas y no venderse a una idea?

Lo que hace Lechowski me ha gustado siempre. Pero es que la poesía no está en el que se autoproclama poeta. No creo en eso. “Yo soy poeta”, no, no. Para mí, un poeta es Yung Beef, de PXXR GVNG. Él a lo mejor ni lo sabe, ni se lo plantea, pero lo es. Y es una pasada. Beef me parece de lo más grande que le ha pasado a este país en los últimos años. Eso sí es poesía. Eso es lo que yo quiero, lo que busco en un artista. A mí no me dice nada una persona que se autodenomina poeta. Yo quiero escuchar algo desgarrador, algo que de verdad venga de dentro.

Llamarle poesía al rap es complicado. No creo que los raperos seamos poetas, para nada. Hay gente que se llena la boca con eso muy rápido. Parece que la poesía de baratillo esté a la orden del día...

¿Y si contiene reivindicaciones sociales?

Si eres un creador y no dices cosas de la sociedad en la que vives, estás haciendo algo mal. Hay que decirlo ¡A menos que vivas en el campo, como Juan Ramón Jiménez! Todo no puede ser hedonismo, al servicio de la rima vacía. Lo ideal sería un 50/50. También está guay eso de... “Me trinco una base y me pongo a escupir palabras porque quedan bien”. Y que lo interprete cada uno como quiera. Pero hay que decir, también, las cosas que pasan.

Por decir cómo te iban las cosas en 2008 con el disco T.O.T.E., mucha gente te insultó, te acusó de venderte y de hacerte comercial. ¿Qué cambió con la publicación de ese disco?T.O.T.E.,

Lo tengo muy claro. Y con el tiempo lo veo más claro. Yo saqué Un tipo cualquiera y salí en una portada cabizbajo, triste, porque lo estaba. Era una época muy mala y di una sensación como de un “chavalito” inseguro, que es lo que era, y de una persona muy perdida. Creo que mucha gente se identificó. Sobre todo, gente que también estaba en esa situación. Después del 2006 ganaba muchísimo dinero, me iba muy bien, estaba en todos los festivales... Estaba arriba. Pues el ego se me vino arriba. También es una de las cosas que me hace gracia de la gente: ¿Por qué vamos a mentir? Hice Un tipo cualquiera y estaba triste. Ahora soy el puto rey del mambo. Tengo un montón de pasta en el banco. Me va muy bien. ¿Por qué voy a mentir? ¿Qué hago, otro disco como Un tipo cualquiera diciendo lo desgraciado que soy o que me cago en las tías porque me han engañado? Pues hice Ahora vivo de esto, hablando de que me iba de puta madre. Hubo mucha gente que se ralló, pero yo no quise mentir. ¿Por qué voy a mentir? Si es que me iba guay.

Yo creo que fui real. La gente del rap dice siempre: “Hay que ser real”. ¡Coño! Fui real. Lo que no hubiera sido real sería forzar la máquina, decir: “Hostia, qué guay, Un tipo cualquiera ha gustado, voy a repetir la fórmula”. No lo voy a hacer. Yo no soy eso, yo no estoy aquí para agradar al fan. Eso lo tengo muy claro. Si no, me busco un curro. Si no tengo un jefe en el rap, mi jefe no va a ser el fan o el público. No estoy al servicio de ellos. Me iba bien, me sentía bien, el ego me había subido hasta las nubes y me hice un disco de vacile. Se notaba desde la portada. Un tipo cualquiera estaba rallado y en el de T.O.T.E. estaba con mi gorra. Y sí, claro. ¡Es que era la verdad!

Quizá la diferencia más notable de un disco a otro es que uno tenía un corte más underground y el otro era más... ¿Mainstream? ¿Ha de ser el rap underground per sé?undergroundMainstreamunderground

Para nada, el rap es música. Un tío hace pum y saca esa música. Y él no sabe dónde va a colocarse luego. Nadie se sienta y dice: “Venga voy a hacer mainstream”. No, un tío hace algo y se coloca en un sitio. Eminem hace rap increíble, para mi gusto ha sido siempre un top. Y tal y como suena la música de Eminem, el sonido es underground. ¿Pero dónde esta Eminem? Hasta en la sopa. Entonces qué es, ¿main o under?

Alguien hace música y va a caer donde caiga, según la aceptación que tenga.

¿Y por qué no escuchamos rap en la radio?

Eso tiene una respuesta fácil. No escuchamos rap en la radio porque a alguien se le ocurrió que los raperos éramos muy malos y que decíamos muchas palabrotas. Que no íbamos a ser un buen ejemplo. Esa es mi única explicación, porque si no, no lo entiendo. Demanda hay.

Lo que pasa es que los de la radio tienen que salir de la prehistoria en la que andan metidos y darse cuenta de que los tiempos han cambiado, que si quieren estar al servicio de lo que la gente demanda tendrían que poner muchísimo más rap del que ponen.

¿Que pusieran, por ejemplo, a Los Burlaos?

¿Por qué no? ¿Qué es la poesía? ¿Qué son las letras? Las letras no es solo lo que un tío escribe. Es también cómo lo interpreta, como lo suelta, como lo entona, como lo dice... ¿Por qué no van a estar Los Burlaos? No hay que ponerle estratos ni límites a nada. En EEUU suena de todo. Es lo que mola, que haya muchas estaciones de radio.

¿Te queda algo por hacer?

Quiero seguir moviéndome. Tengo colaboraciones para el disco de Piezas, acabo de grabarme un tema para el disco nuevo que va a sacar Acción Sánchez con Hazhe... Pero tengo una cosa pendiente, y es que me gustaría encontrar una banda para poder hacer un disco entero o un EP con ellos. Pero es complicado. Es más fácil llevártelos al directo. Crear en el estudio no es igual.

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