La Princesa galáctica que se convirtió en Generala espacial
En Star Wars ya no hay princesas. O al menos, ya no las llamamos así. Aunque había rumores de que la Princesa Leia se convertiría en Reina, en la nueva trilogía todos se refieren a ella como General Leia Organa. O casi todos, puesto que en un momento de la película, a cierto personaje se le escapa llamarle por su anterior denominación en un reencuentro que arrancará lágrimas. Así lo reveló hace unas semanas en Entertainment Weekend el director y coguionista J.J. Abrams, y así lo pueden comprobar ya todos los fans que desde el viernes pueden disfrutar del Episodio VII en las salas de cine. Aclaramos que en la versión doblada al español han decidido traducirlo como General, y no como Generala: la RAE reconoce el término generala, aunque lo identifica con “la mujer del general” y con “la Virgen”. Como cargo en el ejército, especifica que “no es normal”.
Este representativo detalle responde a una visión algo más feminista de la saga, más acorde a lo que queremos esperar de una superproducción del siglo XXI. El personaje que probablemente vista el traje más icónico (y de los más polémicos) de la historia del cine, aquel bikini dorado de esclava, vuelve 32 años después dispuesta a seguir portando (y disparando) las armas láser. Un personaje bastante diferente al de su madre, una mucho más pasiva Padme Amidala, interpretada años después por Natalie Portman.
Una relación polémica
Carrie Fisher, la actriz que da vida a la princesa Leia/Generala Organa es, posiblemente, la intérprete que más ha dado que hablar durante la historia de la saga galáctica. Por ejemplo, fue la única que se pasó por el forro las reglas de secretismo al revelar alegremente en Palm Beach Illustrated que iba a participar en la nueva entrega. Hasta llegó a filtrar en un tuit (que borró poco después) un nuevo traje que viste en El despertar de la fuerza. La última polémica la ha protagonizado al confesar, disgustada, que Disney la obligó a adelgazar 15 kilos para el rodaje.
Y no es la primera vez que la relación entre la nueva dueña de la mítica franquicia, Disney, y Leia, hace correr ríos de tinta. En mayo de 2014 hubo un pequeño escándalo: la productora no pensaba vender merchandising de la Generala. Una decisión que, ante la oleada de quejas, la empresa corrigió más tarde. Los rumores también insisten en que se va a retirar el que ya existe de la Princesa con precisamente el famoso bikini. La decisión vino tras diversas críticas que lo califican de machista por hipersexualizar su personaje, a las que muchas veces se unió la voz de Fisher. En una reciente conversación con Daisy Ridley, otra de las protagonistas femeninas de Star Wars, la actriz fue clara con ella: “Lucha por tu outfit. No te conviertas en una esclava como yo”.
Padres famosos, infancia chunga
A Fisher, quizá, nunca le gustó demasiado ser una princesa. Es hija del cantante Eddie Fisher y la actriz Debbie Reynolds (y no de Joan Crawford, como asegura la extraña leyenda urbana que dice que es la autora de Queridísima mamá). Su padre dejó a su madre cuando ella tenía solo 3 años por su mejor amiga, Elizabeth Taylor. Sólo tenía 21 años cuando dejó de ser “la hija de Debbie” para convertirse en la Princesa Leia. Un papel que la marcó para siempre. Con un peinado y un bikini, Fisher pasó a ser un icono cinematográfico y sexual para toda una generación.
Después de eso llegó una historia demasiado conocida en Hollywood: una carrera que nunca acabó de despegar, adicciones varias y desengaños sentimentales. A sus 59 años, sobreviviendo en una industria donde la profesional más valorada es una Jennifer Lawrence de 25 años, Fisher vuelve a ser una de las protagonistas de la superproducción entre las superproducciones (junto a otras estrellas jóvenes, eso sí). Su historia de amor con Han Solo, un Harrison Ford que supera los 70, quizá no vaya a tener el final que muchos fans deseaban (¿o sí?), pero como mínimo, gracias al trailer, ya sabemos desde hace semanas que comparten un abrazo que hará las delicias de los más nostálgicos.
La Generala Leia Organa es consecuencia, o quizá precursora, de una visión de la mujer en el audiovisual que comienza (a paso ligero) a cambiar. Mientras la gran serie del momento, Juego de Tronos, cuenta entre sus protagonistas con Arya Stark o Daenarys Targaryan, y el personaje favorito de las niñas (y niños) es Mérida o Elsa, la Princesa Leia ha dejado de ser Princesa. Aunque la sombra es alargada: si buscan General Leia Organa en google, obtendrán todavía muchísimos menos resultados que si escriben Princess Leia, como todavía es conocida. El tiempo dirá si la Generala se convierte también en un icono.