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El festival que propone hacer el camino inverso y volver a Senegal

María Iglesias

Saint-Louis (Senegal) —
22 de mayo de 2023 22:41 h

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África, el continente más cercano a Europa, tierra vecina que vista desde el espacio casi nos toca y tocamos es, sin embargo, para la mayoría española un lugar desconocido del que las referencias mediáticas remiten a pobreza, guerras y, sobre todo, migración. La migración como drama y amenaza en una estrategia de sembrar miedo que desde 2014 llena las urnas de votos para la ultraderecha. Pero migrar es también lo que hace siete años hizo, en avión que no en patera, Birane Wane, el cantante y compositor de Saint-Louis (Ndar en wólof) famoso en Senegal —con el nombre artístico de One Pac— gracias a éxitos como el tema Ndar, Ndar, himno oficioso de su ciudad.

Afincado y con familia desde entonces en Sevilla, Wane es colíder, con el productor y batería sevillano José Gómez, de la banda de new african soul One Pac & Fellows, pero además es un destacado exponente de esa juventud afro y afrodescendiente actual que en África, aunque también en la diáspora, están determinados a abrir un nuevo tiempo de empoderamiento y exigencia de respeto. En esa línea, Birane Wane ha concebido y puesto en marcha el festival 'Back to the Roots' (B2TR) Saint-Louis que estos días celebra su segunda edición con un triple enfoque: el de música y cultura, el de medioambiente y el de migraciones.

Esta segunda edición se desarrolla en un Senegal inquieto por circunstancias políticas apenas seguidas desde España. El principal líder opositor, Ousmane Sonko, con gran tirón entre los jóvenes —en un país con la mitad de la población menor de 20 años—, lleva dos años sufriendo los intentos del Gobierno del presidente Macky Sall por inhabilitarle para las elecciones presidenciales de febrero de 2024. En marzo de 2021, Sonko fue arrestado acusado de abusos sexuales contra una masajista y cuando la gente se echó a la calle exigiendo su liberación, la gendarmería y el ejército dispararon causando al menos 12 muertos de entre 12 y 35 años.

Basura en todas partes

En estos días los participantes en el segundo 'Back to the Roots', senegaleses y españoles fundamentalmente, aunque también algún francés y alguna israelí, reflexionan juntos sobre el gigantesco reto que en Senegal supone la basura —sobre todo el desafío de la acumulación de plásticos en calles, plazas, puertos, campos, playas, ríos y Atlántico—, pero también acerca de los obstáculos que por racismo impone Europa, Occidente, a los africanos para viajar sin jugarse la vida. En paralelo, las radios senegalesas reportan, en wólof y francés, el juicio por otra denuncia contra Sonko; en este caso, por difamación e interpuesta por el ministro de Turismo que se ha saldado con una condena a seis meses de prisión y multa de 300.000 euros.

Lo que más inquieta, sobre todo en la región sur de Casamance de cuya capital, Ziguinchor, Sonko es alcalde, es que mientras el presidente Macky Sall no descarta presentarse a un tercer mandato inconstitucional, se llegue a impedir a Sonko competir con él, como ocurrió con los opositores previos. Ese fue el caso del hijo del expresidente Abdoulaye Wade, Karim Wade, a quien en 2013 se acusó de “enriquecimiento ilícito” y también el de quien en 2017 era alcalde de Dakar, Khalifa Sall, encarcelado entonces con cargos por malversación.

Las manifestaciones que en Ziguinchor han derivado en enfrentamientos entre policía y partidarios de Sonko y su partido PASTEF (Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad) con un saldo de dos civiles y un policía muertos no han alterado el curso de la vida en la populosa Dakar, o la más pequeña Thiés, ni en los pueblos y aldeas que los españoles participantes en el B2TR han atravesado hasta llegar a Saint-Louis, la que fuera capital de toda el África Occidental en tiempos de la colonia francesa.

En los caminos y carreteras, mujeres y adolescentes trajinan con niños a la espalda, vendiendo y comprando frutas, verduras, artesanía, guisando y lavando ropa en barreños de plástico, hombres tallan madera, martillean herrajes, acarrean corderos, llevan todo tipo de enseres de un lado a otro en motos, camionetas y carros tirados por caballo.

La experiencia faro de Hahatay

La filosofía de Birane Wane, promotor del 'Back to the Roots' parte, como explicó en su día a Laura Feal, del ejemplo del periodista jamaicano Marcus Gavey que alrededor del 1920 quien, dado el maltrato contra los negros en EEUU, promovió el movimiento de vuelta al continente Back to Africa. Un siglo después, la actual iniciativa busca, según explica Wane a elDiario.es, “poner en valor, entre los senegaleses en el país y en la diáspora” su propia tierra de origen y “buscar en ella las potencialidades que muchas veces se pretenden encontrar fuera”. Junto a ese objetivo, está el de “cuestionar el sistema en que vivimos gracias al intercambio de experiencias entre gentes de nacionalidades diversas: deconstruirnos para volver a construirnos”.

Además de fomentar un turismo cultural participativo en Saint-Louis durante diez días, B2TR visibiliza experiencias que son motor de desarrollo local como la de la organización Hahatay, comandada por la pareja del senegalés retornado de España Mamadou Dia, autor del libro 3052 y la periodista gallega Laura Feal. Ellos y un amplio equipo de trabajadores permanentes, locales e internacionales, junto a voluntarios temporales, tienen en marcha en la aldea de Gandiol, a media hora de Saint-Louis, un abanico de iniciativas fundamentalmente realizadas por mujeres.

Entre estos proyectos están el espacio de experimentación Tabax Nite, donde se preparan con innovadores sistemas basados en técnicas ancestrales de construcción con paja y adobe, un centro de salud, otro de mujeres y existen ya una residencia de tanto de formadores como para los receptores de talleres, la radio comunitaria Gandiol FM, un huerto y corral de corderos, un centro de tintura y confección textil y la tienda donde se venden esas prendas. O el centro cultural Aminata con guardería, sala para proyecciones y conferencias y biblioteca. Y la residencia Dëkandoo —que en wólof significa “vecindario” o “comunidad”—, a cargo de Ángela Rodríguez y centrada en “profesionalizar e internacionalizar a artistas de la zona” así como en “promover el acceso a la cultura de la población rural con una visión indígena y plural” a través de convocatorias como una actualmente abierta dirigida a artistas audiovisuales de Guinea Ecuatorial y España. Y, por último, la planta de reciclaje de plásticos Defarat —palabra wólof, que significa “rehacer” o “reciclar”—, donde las trabajadoras procesan una tonelada de plástico al mes a base de recoger los residuos que inundan el panorama, triturarlos con maquinaria donada por instituciones vascas, meter en sacas esa especie de confeti y venderlo a empresas extranjeras y senegalesas para que lo reúsen. Además, ellas mismas lo reutilizan para hacer quillas, rascadores de tablas de surf y baldosas para solerías.

Doble rasero para Ucrania y África

Otro de los pilares del B2TR 2023 están siendo los debates sobre el fenómeno migratorio, celebrados en la sede del Institut Français de Saint-Louis. En sesión de mañana, tuvieron lugar paneles de corte oficial-institucional con destacada presencia del representante del Gobierno francés, Stéphane Darmas, así como de la Administración senegalesa (Dirección general de apoyo a los senegaleses en el exterior o Agencia Nacional de Promoción de Empleo Joven) que, junto a directoras y directores de centros de FP de Turismo, Automoción, Agricultura y Ganadería, alabaron la llamada “migración circular” para que decenas o cientos de senegaleses sean temporeros en Francia, Alemania o España.

Entre el auditorio, eminentemente francófono al vehicularse en francés las conferencias, varios intervinientes apuntaron que esa oferta de empleos, confeccionada según la necesidad de mano de obra europea, no resuelve la ingente necesidad de trabajo en Senegal que impulsa a migrar en patera y da la espalda al nutrido grupo de los iletrados que no van a pasar los complejos procesos de selección tan burocráticos como digitalizados, más aún en un país donde internet da constantes pruebas de inestabilidad.

Varios intervinientes plantearon el desconocimiento que la sociedad civil tiene de estas opciones de migración reglada y Abdel Khader Fall, presidente de la asociación Kentalay Kattane —que en wólof significa “Hacer lo máximo posible”—, preguntó si existe algún plan oficial para habilitar a los trabajadores de Saint-Louis para emplearse en las plataformas petrolíferas y gasísticas que se construyen ahora mismo en el mar frente a la ciudad y que serán explotadas por multinacionales. Cuestión que recibió la respuesta políticamente correcta y vacía que a menudo sufre la ciudadanía de todas las latitudes.

La sesión de la tarde, moderada en francés por Laura Feal, trató el tema de la imagen degradada de la migración que dan mayoritariamente los medios de comunicación, tema abordado con los panelistas Serge Daniel de Radio France Internacional y Codoue Loum, una referente de la información sobre migración en Senegal desde su radio comunitaria Oxyjeunes FM.

Loum dio testimonio de la impotencia que sienten profesionales como ella cuando, frente a la demanda de datos de las familias de naufragados, carecen de recursos humanos y económicos para informar con fuentes propias más allá de la mera transcripción de la información europea. También reconoció cierto seguidismo inconsciente de la terminología que criminaliza la migración con palabras como “ilegales” o “clandestinos”. El tema central acabó siendo, en el debate con el público asistente, la radical injusticia, de raíz racista, consistente en que occidentales y europeos viajen libres por el mundo mientras a los africanos se les exigen unos visados caros, cuya gestión se cobra de antemano y que se rechazan por sistema.

“Sin minimizar en absoluto el drama de la guerra ucraniana —intervino desde el público la periodista maliense Coumba Bah de Joliba FM y TV—, como nosotros decimos, cualquier alma es un alma y a los ucranianos Europa los acoge con los brazos abiertos mientras a los africanos siempre nos cierra las puertas”. Bah aludió así a la acogida por la UE de casi siete millones de ucranianos en un año cuando a la vez se tacha de “avalancha” la llegada, según datos de 2022, de cerca de 181.000 personas en patera o saltando la valla procedentes, en su gran mayoría de África. Ese mismo año, España acogió temporalmente más de 160.000 ucranianos huidos de la guerra, mientras que, según las cifras del Ministerio del Interior, se produjeron 31.200 entradas irregulares desde África, un 25,6% menos que el año anterior.

La música, hilo conductor

Los conciertos, el baile y los intercambios musicales son, más que el tercer pilar del proyecto, su hilo transversal, empezando por el propio intercambio con músicos senegaleses de la banda española de Birane Wane compuesta, además de por el ya citado José Gómez, por Jorge Corbacho (guitarra), José María Díaz (teclados), David González Moreira (bajo), siguiendo por el Sabar (concierto callejero) dirigido por Khadim Niang, el taller de percusión y danza a cargo de los Hermanos Thioune, y las sesiones en vivo y de dj en el barco colonial Bou El Mogdad.

En paralelo, se celebra el taller sobre uso del software de programación y producción musical Ableton Live impartido a una quincena de músicos senegaleses por el entrenador oficial de esa marca alemana y dj sevillano David Surex, responsable de una donación de diez pushes (instrumento musical controlador de Ableton) para poner en marcha una futura escuela de Ableton Live en la muy musical ciudad de Saint-Louis siguiendo el modelo del centro Proaudio Escuela que Surex dirige y es el único oficial habilitado en Andalucía.

El plato fuerte musical son las tres noches de concierto: la primera con Mama Sadio y le Sunu Jant; la segunda, con el prodigioso intérprete de kora asentado en Londres Diabel Cissokho, la orquesta Gune Yi y el espectáculo del guitarrista Khaly y los Hermanos Thioune; la tercera, con la cantaora flamenca Rocío Márquez y el guitarrista Canito inmersos en el rodaje del documental Senegal: un sueño de ida y vuelta, después con One Pac & Fellows presentando su nuevo disco Bes Bou Bés, en wólof, Un nuevo día, y por último con Sahad que brilló a la guitarra eléctrica como sus compañeros a los metales, trompeta y trombón. Además del broche de la dj de afrobeat sevillana Miss Underground, que arrasó al combinar sus ritmos con percusionistas a los bongos y al balafón –xilófono de madera y calabazas–.

La dimensión artística y cultural ha incluido actividades en el Museo del Centro de Investigación y Documentación sobre Senegal de Saint-Louis así como en el Museo de la Fotografía repartido en ocho casas coloniales, a cargo de la española Laura Pardo.

Qué espolea a los españoles en el festival

El peso de música y músicos es clave en el festival B2TR, si bien entre la treintena de participantes españoles hay perfiles muy variados. Antonio Abad, carpintero y activista durante años volcado en ayudar a los migrantes que malviven en los asentamientos de Huelva, ultima en este viaje la cesión de la maquinaria de su taller, que cierra por jubilación, a la asociación del barrio de la Corniche Meun na nek (“Es posible”, en lengua wólof) para, mano a mano con el joven ebanista saint-louisien Badara G. N’Diaye, montar una escuela taller y una línea de producción de artículos de madera reciclando tablones de viejas barcas pesqueras de esas que en España se llaman cayucos y aquí llaman pirogues.

Una procuradora, una maestra y directora de guardería, un treintañero atrezzista de rodaje, un directivo de empresa tecnológica unidos por su curiosidad o pasión declarada hacia un África que solo algunos habían pisado –como Marta Santa María, pedagoga terapéutica recién jubilada que en diciembre subió al Kilimanjaro tanzano– son perfiles de los participantes españoles en esta segunda edición del B2TR.

Junto a ellos, Javier Ballesteros, director del Museo de instrumentos musicales africanos de Sevilla, que lleva tres años sin poder visitar la escuela musical que montó en Burkina Faso dada la violencia terrorista que asola el país. “Yo en este viaje estoy descubriendo muchos puntos de conexión cultural entre Senegal y España”, comenta. “Y ando dándole vueltas a promover el hermanamiento entre Sevilla y Saint-Louis para impulsar más acciones conjuntas”, añade.  

Es esta una semana larga en la que el hotel Siki, al pie del río Senegal, es sede de charlas donde español, francés y wólof se entremezclan, son días y noches en que los senegaleses hacen gala de su proverbial teranga (espíritu hospitalario) y donde mujeres y hombres, desde muy jóvenes a veteranos como el septuagenario escritor Louis Camara autor de obras como La elección del Ori, manifiestan entusiasmo por “los encuentros” y “el intercambio” que, gracias a iniciativas como este 'Back to the Roots', facilitan conocerse, comprenderse, estrechar lazos.