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El Foro Romano abre después de treinta años la iglesia de Santa María Antigua

El Foro Romano abre después de treinta años la iglesia de Santa María Antigua

EFE

Roma —

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El Foro Romano ofrece desde hoy la posibilidad de visitar la iglesia de Santa María Antigua, cerrada tres décadas, que sobrevivió a un terremoto en el 847 y aún conserva un patrimonio pictórico único del cristianismo del primer milenio.

Arquitectos y restauradores han devuelto su esplendor a este “emblema de la cristiandad y del arte bizantino de la Edad Media” a través de complejas labores de restauración, dijo hoy en el acto de apertura el superintendente del área arqueológica de Roma, Francesco Prosperetti.

Esta ardua tarea consistió en proteger las pinturas de la humedad para mejorar las condiciones microclimáticas, limpiar las pinturas y reducir el impacto visual de los rayos solares al reconstruir el techo de las zonas a la intemperie.

La compleja labor de estratificación pictórica que ha mejorado la legibilidad y la falta de color de algunas pinturas ha sido posible gracias a la tecnología digital, con la técnica del “videomapping”.

Un método que ha llevado por primera vez la vanguardia de lo audiovisual al Foro Romano para restituir fragmentos de decoración y aislar los estratos de pintura de las paredes.

Esta técnica que aprovecha los relieves de los edificios para proyectar luces y crear efectos ha sido empleada para “acercar la memoria histórica al público”, subrayó Prosperetti.

Efectos especiales, juegos de luces y música se entremezclan para exhibir, a través de potentes proyectores, imágenes de alta calidad que reproducen pinturas sagradas cristianas, de entre los siglos IV y VIII d.C.

Todo un despliegue de ilusiones ópticas y tecnología punta que envuelven un espacio que cobra vida desde hoy con motivo de la exposición “Santa María Antigua. Entre Roma y Bizancio”, promovida por la superintendencia del área arqueológica de Roma.

La iglesia muestra en sus paredes algunos de los frescos que fueron pintados entre los siglos IV y VIII d.C, un conjunto único del arte bizantino, dado que la gran mayoría del patrimonio pictórico de la época quedó destruido por la furia de la iconoclasia.

El movimiento iconoclasta prohibió durante el siglo VIII realizar y exponer imágenes religiosas en todo el territorio imperial y, sin embargo, los frescos de Santa María Antigua consiguieron sobrevivir a la prohibición y permanecer en sus paredes a lo largo de los siglos.

No obstante, los frescos sufrieron sucesivas filtraciones de agua con el paso de los siglos que afectaron a la estructura general de la iglesia.

Este espacio también tuvo que hacer frente al terremoto registrado en el año 847 en Roma y que provocó numerosos daños en los Foros, donde se desarrollaba la vida económica, social y religiosa de la ciudad en la época del Imperio Romano.

Tras el terremoto, la iglesia quedó abandonada y soterrada bajo los escombros, y no fue hasta el año 1900 cuando Santa María Antigua fue redescubierta gracias a las excavaciones.

“Es la primera vez que el visitante podrá disfrutar de una experiencia global que abarca la iglesia de Santa María Antigua, que hace la función de puente entre el Foro y el Palatino”, declaró una de las comisarias de la muestra Maria Andaloro.

Situada en la pendiente norte occidental del monte Palatino, una de las colinas más céntricas de Roma, la iglesia fue construida reutilizando el vestíbulo monumental del palacio imperial del emperador Domiciano, y su decoración se llevó a cabo en tres etapas sucesivas, de las que aún hoy se conservan 250 metros cuadrados de pinturas.

Se trata de un “testimonio irrepetible que permite a sus espectadores reconocer su estructura arquitectónica original y comprender así la atmósfera y la simplicidad de una iglesia de los primeros siglos del cristianismo”, sostuvo Prosperetti.

Además, agregó, este edificio jugó un papel “central en la cristianización del Foro Romano y en la relación de Roma con la cultura bizantina en una zona estratégica, centro de vida religiosa y servicios de aprovisionamiento para ciudadanos y peregrinos”.

Una oportunidad única para admirar las joyas pictóricas de un espacio que fue clave para el cristianismo en la Edad Media.

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