El grito de la mujer madura
Inés, una mujer de cincuenta años decide dejar de teñirse el pelo. Y ese hecho, esa aceptación de ser quien es, de lucir sus canas, se convierte en una palanca que mueve su vida. “Ahora que me gusta tener canas, me planteo que quizá otras cosas han dejado de gustarme. Cosas como mi marido mi casa, mi trabajo. Ver blanco lo que ayer veía negro me tiene inquieta.”
La voz de Inés va repasando hechos de su vida, y nos va dibujando su paisaje íntimo: sus hijos, su marido, ese amor que pudo haber sido y no fue… o quizá fue, pero a su manera. Y lo hace a pinceladas pequeñas, capítulos mínimos, frases cortas, pero a menudo con pequeñas joyas, a veces destellos de humor, otras pura poesía: “Me muevo por la casa con mi quimono rojo; aunque la imagen vista desde fuera pueda parecer el baile de una geisha, es sencillamente una madre recogiendo calcetines y paquetes de galletas que se han quedado entre los almohadones del sofá.”
Aunque la idea inicial del libro parte de una experiencia personal –la autora, como la protagonista decidió dejar sin teñir sus canas, y hay más elementos comunes como su trabajo en el mundo de la publicidad- En blanco no es autoficción, sino que simplemente coge algunos hechos reales de su vida, para crear una narración llena de hallazgos que gira, sobre todo, alrededor del universo de su hogar: Marido, Mayor y Pequeño, (que así llama a sus hijos y a su esposo, nunca llegaremos a saber otros nombres de ellos) y esa Inés que nos explica: “Desde que me voy volviendo blanca puedo sacar de muy dentro mis oscuros trapos sucios con mayor tranquilidad. Muestro al mundo mi ropa interior y aguanto como estatua de sal que mi intimidad los aleje. Hay que elegir entre que la bomba te explote dentro o les explote a los de enfrente. Desde que soy blanca, el otro se deshace como jabón.”
Coloma Fernández Armero parte de lo pequeño, de ese gesto nimio de reivindicar orgullosa sus canas. Pero logra una reflexión sobre la vida, la madurez, la mirada de los otros, la familia, el amor… Algo que solo está al alcance de los auténticos escritores.
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