Los Ángeles. 6 de diciembre de 1941. Estados Unidos al borde de la Segunda Guerra Mundial. La noche anterior al ataque japonés de Pearl Harbor, los cuerpos de una familia de clase media nipona son hallados sin vida en su hogar. Todo parece indicar que la familia se ha suicidado a través del ritual del Seppuku, pero hay otros indicios que apuntan al asesinato. Una multitud de personajes desfila por este complejo escenario, donde todas las piezas forman parte de un inteligente engranaje al compás de Perfidia, la cara oculta de un Hollywood que resplandece solo en la superficie.
Los Angeles, 1941, un día antes del ataque a Pearl Harbor. Una familia de cuatro japoneses aparece asesinada en su casa. Al lado, las espadas con las que se ha ejecutado (¿o representado?) la ceremonia del seppuku. Así comienza Perfidia, la nueva novela de James Ellroy, el inicio de otro Cuarteto de Los Angeles. Cuatro personajes absorben la trama. Dos policías enfrentados; uno de ellos, Dudley Smith –a quien recordarán los lectores de LA Confidential y los que vieron la película–, con el encanto letal de costumbre. Un brillante forense policial de origen japonés, que deberá encontrar un protector en un país en guerra contra Japón. Una mujer joven que encadenará traiciones para sobrevivir.
El novelista californiano no decepcionará a los que esperan más Ellroy. Policías corruptos. Políticos aún más corruptos. Criminales colocados. Racismo en el lenguaje y las acciones. Mutilaciones. Tiros a quemarropa. Dudley, guiñando el ojo.
¿Qué necesita saber el lector sobre Perfidia, la canción que da título al libro? ¿Por qué la eligió para dar nombre la novela?Perfidia
Amo esa canción. Es la gran canción romántica de la primera mitad del siglo XX en EEUU, la que cuenta la historia 'él me hacía sufrir' o 'ella me hacía sufrir'. Es una canción que fue escrita por un hombre llamado González, creo que era mexicano, significa traición en español.* Es un nombre universal, aparece en todas las ediciones, la inglesa de EEUU, la del Reino Unido, la española, italiana, francesa o alemana. Describe la existencia de Hideo Ashida, William Parker, Kay Lake y Dudley Smith. Todos están enamorados de más de una persona al mismo tiempo. Hay amor y traición. Hay traiciones de ideales, hay corrupción de esos ideales. Es una bella canción y es originaria de esa misma época, 1941, del momento perfecto para este libro.
*[La canción fue compuesta originalmente por Alberto Domínguez (1911–1975) y popularizada por Xavier Cugat en 1940]
¿Revela un punto de vista muy pesimista sobre el amor?
Es un punto de vista del amor como algo que quieres tener aunque no sea posible. Es la idea de que debes amar. Significa que tú… debes… amar… ahora (con énfasis).
A pesar de las consecuencias que puedas sufrir.
Sí, a pesar de las consecuencias… bueno, precisamente por esas consecuencias, porque los malditos japos pueden apoderarse del mundo, y no podemos dejar que eso ocurra, porque podemos salir fuera y acabar muertos. Entre ahora y el momento en que caigamos muertos, enamorémonos, hagamos el amor.
Es la primera novela de un nuevo cuarteto. ¿Por qué un nuevo proyecto a largo plazo? ¿Por qué ese riesgo?
¿Por qué va a ser arriesgado?
Es más arriesgado que escribir un solo libro. ¿Ha preparado toda la estructura de las otras tres novelas?
No, no, no. Yo ejecuto todo lo que puedo ver. Yo vi esto claro (señala el libro) y por eso lo hice. Tan simple como eso. Sabía que podía hacerlo.
¿Sobre el segundo libro?
Lo estoy escribiendo ahora mismo. Va a ser grande. El de más páginas.
Dijo una vez que la guerra, la Segunda Guerra Mundial, convirtió a Los Angeles en lo que es.
Los Angeles es el resultado de la Segunda Guerra Mundial. Los astilleros estaban allí, la industria de defensa también, construimos muchos aviones de guerra. Era una ciudad cuya topografía podía sostener un crecimiento ilimitado. Era inmensa, plana, se podía expandir, se podía construir verticalmente y horizontalmente.
¿Y qué hizo la guerra al espíritu, la mentalidad de su gente?
No lo sé, lo sabré al final. Como escritor, acabo de volver a diciembre de 1941.
¿La corrupción fue decisiva para construir Los Angeles en cierto sentido?
No. Lo que tiene aquí es mi reescritura de un aspecto de la historia de Los Angeles y de la historia de América. Este libro está basado en hechos hasta cierto punto. Más allá de eso, yo lo he creado. Un apunte sobre la investigación. Contraté a una persona para que recopilara hechos y cronologías, para que yo pudiera escribir sobre ese tiempo, pudiera extrapolar sobre él. La pregunta que yo no suelo contestar es la de qué parte es real y cuál no. Intento crear un escenario que sea verosímil. Si mis seres humanos, mis creaciones, Parker, Ashida, Lake y Smith, le parecen convincentes, le parecen reales, entonces sí creerá toda la historia que construyo en torno a ellos.
Una de las primeras ideas con las que se queda el lector al comenzar la novela es que hay que olvidarse de todas esas historias heroicas del inicio de la guerra. La guerra libera a la gente, provoca que haga cosas terribles que no haría en circunstancias normales.
No, es una visión heroica. Algunas de las personas son corruptas, como Dudley Smith, un policía irlandés diabólico, Hideo Ashida se comporta a veces de forma corrupta pero también heroica, William Parker es un hombre honesto, Kay Lake tiene una conducta heroica… no creo que pueda limitar su concepto de lo que describe este libro como corrupto o heroico. En líneas generales, es una visión heroica de la entrada de América en la IIGM.
¿Lo que les hace reales a esos personajes es que pueden hacer cosas tan heroicas como rechazables?
Esta gente busca sus oportunidades. La guerra es una oportunidad para todos ellos.
Un lector español que no conozca mucho de la historia de EEUU en esa época y que haya leído sus libros podrá terminar pensando que EEUU era un pozo de corrupción.
Pueden pensar lo que les apetezca. Cualquiera que lea mis libros puede hacerlo y tener sus prejuicios. Pero dicho esto, me sorprendería que los lectores españoles que lean este libro no desearan volver a esa época, a Los Angeles en 1941, porque era una gozada. A mí, que he escrito ese libro, me encantaría volver a ese tiempo, al restaurante de Ace Kwan (con su fumadero de opio) o ir a una fiesta al Trocadero, porque sería toda una experiencia.
Nosotros podemos evocar esa época a través del cine. ¿Cuál es la película que mejor la describe?
Me gusta Los mejores años de nuestra vida, de William Wyler, que cuenta en 1946 la historia de los veteranos que vuelven a casa después de la IIGM. De 1947 es Retorno al pasado, con Robert Mitchum, una película noir que me encanta. Esas dos me vienen ahora a la cabeza.
Esos policías que pueblan la novela, los defensores de la ley, matan gente a sangre fría, mienten, falsean casos... algunos son casi sociópatas, criminales.
Yo no cuento lo que es real y lo que no lo es en mis libros. Depende de usted decidir lo que es real y lo que no. William H. Parker (uno de los cuatro protagonistas) fue un gran reformador de la Policía de Los Angeles, él hizo que la Policía se adaptara a los años 50. Es un hombre noble, pero con graves defectos. Lo retrato de forma terrible, pero no todos los policías en Los Angeles en 1941 eran sociópatas o asesinos.
¿Es EEUU un lugar violento?
No hablo de lo que es EEUU ahora bajo ninguna circunstancia.
¿Y en el pasado?
Espere, no hablo de eso bajo ninguna circunstancia (en las entrevistas). No ofrezco conclusiones sobre lo que es América. Eso depende de usted.
La IIGM se define en su país como la buena guerra, pero en EEUU en 1941 comenzó con el internamiento de miles de ciudadanos norteamericanos, ciudadanos de origen japonés. Y eso es un elemento histórico fundamental en la trama de su novela.la buena guerra
Fue una gran injusticia. Fue la mayor vulneración de derechos civiles producida en América. Me ocupo de ello en este libro y también en el que estoy escribiendo ahora, el segundo. Pero no fue como el Holocausto, no fue como el Gulag soviético. Cuando en 1943 vimos lo que habíamos hecho, empezamos a sacar de allí a algunos hombres, y se les dio la opción de alistarse en las Fuerzas Armadas, lo que muchos hicieron y se comportaron de forma heroica. El presidente Reagan reconoció esta grave injusticia en 1987 y pagó reparaciones a los supervivientes. Así que ha habido un reconocimiento del daño causado.
Esta es una novela con quizá un 80% de protagonistas masculinos o más. No sé lo que pensarán sus lectoras en EEUU sobre encontrar en sus libros tanta violencia, tanta corrupción, tantos personajes masculinos. Pero hay aquí un personaje femenino muy especial, Kay Lake.
Kay Lake escribe un diario. Uno de los puntos centrales de la novela es el diario que ella escribe. Ella es el personaje más heroico del libro. Ella es el personaje femenino central de La Dalia Negra que escribí hace unos 25 años. Creo que es el mejor personaje de ficción que he creado. Es el único personaje que se enfrenta directamente a Dudley Smith. Ella es divertida. Tiene 21 años, es muy joven, pero vista desde un punto de vista contemporáneo es mucho mayor. Un personaje con deseos inconciliables, de gran, gran pasión, y no hay un criterio humano que sirva para juzgarla. Tiene ese aire misterioso y no debe ser juzgada por ningún criterio convencional en una novela realista.
Para sus lectores de anteriores novelas, es fantástico volver a encontrar a algunos de esos mismos personajes. Kay Lake sí, pero sobre todo Dudley Smith (a quien recordarán los lectores de LA Confidential y los que vieron la película). En esta novela vemos una imagen más completa de Dudley, incluso descubrimos su lado más vulnerable. Es el mal personificado, pero usted no lo castiga.LA Confidential
No, en absoluto, no lo condeno, sólo muestro sus acciones. Claro que está mal matar gente, eliminar a japoneses inocentes, adulterar una investigación para acusar a alguien de un asesinato que no ha cometido, pero la verdad es que me cae bien el tío. Quiero decir que es un poco como yo. Es alto, apuesto, atractivo, retorcido... por eso, me divierto escribiendo sobre él. Este es un trabajo duro, todo este libro ha sido un trabajo realmente duro, pero lo he pasado bien escribiendo (sobre Dudley), montando crímenes para que se los adjudiquen a un japonés que no los ha cometido, porque todo eso está solo en las páginas de un libro. No he matado a nadie, no he metido a judíos en campos de concentración, nunca he sido miembro del Ku Klux Klan, ni nada que se le parezca, pero me lo he pasado de puta madre escribiendo esta mierda (para los amantes de la versión original: “But I get a big fucking kick out of writing a shit like that”). Y cuando pongo a Dudley Smith en el sótano de la Gran Pagoda de Ace fumando opio, me siento genial haciéndolo.
Lee Blanchard (un policía) dice en el libro a Kay Lake: “Dudley es Dudley, y el mundo necesita tipos como él”. ¿Ocurre igual en la vida real? ¿Necesitamos a cabrones como Dudley Smith en algunas ocasiones, en tiempos de paz o de guerra?
Sí, sin duda, desde luego.
¿Es terrible que tenga que ser así?
Así es la vida.
Pero no toleraríamos a un policía así en el mundo real en nuestra ciudad.
Yo sí. Yo toleraría a alguien como Dudley Smith.
¿En tiempo de guerra?
En cualquier momento. En el Cuerpo de Policía de Los Angeles, sí.