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El libro de los cuentos infinitos, un lugar donde la fantasía nunca acaba

El libro de los cuentos infinitos

José Antonio Luna

Abrir una obra literaria y que su contenido siempre sea diferente. La fantasía nunca acaba en El mágico libro de los infinitos cuentos, ya que a cada “colorín colorado” le precede un relato que puede tener dragones, duendes o jóvenes caballeros. Porque el único límite, como indica entre sus páginas, es el de la imaginación de todos los niños y niñas del mundo, los que aún lo son, los que lo fueron y los que siempre lo serán.

Al igual que el Ratón Pérez o los Reyes Magos, esta publicación pretende convertirse en una fábula más de las muchas que forman parte de la infancia. “Nos llevó casi dos años y medio de trabajo a varias personas haciendo miles de pruebas. Aunque siempre es mejorable, nosotros lo reconocemos”, explica José Antonio Moreno, director gerente de la editorial Dimensional Publications & Fantasy.

Moreno se resiste a desvelar la fórmula que hace que se produzca la magia, ya que “de lo contrario se rompería el hechizo de su interior”. Esa es la razón por la que viene con un candado: para preservar su encantamiento y evitar que nadie excepto un adulto pueda hacer uso de sus propiedades. Solo se abre desbloqueando el candado y recitando las palabras mágicas, como si fuera la puerta de Ali Babá: “Mágico libro de la ilusión, que un nuevo y feliz cuento surja ahora de tu interior”.

La única pista que se puede dar sobre la incógnita, sin entrar en muchos detalles, es que se trata de una forma de escritura especial que hace que cada una de sus 75 páginas tengan distintos argumentos, personajes, lugares o desenlaces. Lo único que debe hacer el orador es leer cada página en orden, como si fuera un libro corriente. Sin embargo, no lo es. “Es un juego que nos une a todos, tanto al que lo crea como al que lo disfruta”, mantiene Moreno.

Una leyenda del siglo XVII

Aunque se desconoce el autor de El libro de los cuentos infinitos, este tiene su origen en una leyenda que procede del siglo XVII y ha pasado a niños generación tras generación. Uno de esos niños era José Antonio Moreno, y fue su abuela materna, Donata, quien le convirtió en cómplice de esta fantasía.

Como recuerda Moreno, su abuela era “una magnífica relatadora de cuentos”, tanto que resultaba habitual ver a los más pequeños de la casa reunirse en torno a ella. Pero, de todas las historias que escuchó, hubo una que le llamó especialmente la atención: la de un hombre que hace cientos de años tenía un libro mágico del que no paraban de salir cuentos. “Ella decía que era marrón y que tenía un círculo con letras misteriosas que significaban: 'un cuento cada día y por siempre'”, rememora el editor. Un aspecto que, ya procediera de la mente de Donata o de la realidad, han respetado con todo detalle.

La ilusión, como Moreno descubrió décadas después, podría esconder su parte de verdad. “En el año 2002 fui a Chile como parte de unas reuniones, y entonces vi a unos niños un poco revoltosos a los que su madre les dijo: 'como no os estéis quietos no os leo el cuento del libro mágico'”, menciona el director sobre un momento que todavía recapitula estupefacto. Fue entonces cuando, tras preguntar a aquella persona, esta le contó una leyenda “muy relacionada” con lo que su abuela le relataba de pequeño. El mito se transformó en realidad.

Aquel fue el impulso que incitó a Moreno a investigar el rastro de la historia, un arduo trabajo que finalmente le llevó a descubrir que “en una zona de la Selva Negra de Alemania era una fábula popular”. Las pistas se alineaban, ya que, según su nieto, Donata “estuvo un tiempo viviendo en Alemania y siempre insistió en que vio el libro”.

La magia de una tienda de antigüedades

Sin embargo, el momento clave llegó cuando Moreno entró en una tienda de antigüedades y contempló boquiabierto un libro exactamente tal y como le describía su abuela. “El dueño me dijo que no sabía el contenido del libro, ya que sus tíos eran los dueños del local y en él habían muchos objetos de los que desconocía su procedencia”, apunta. El tomo, ilustrado con runas escritas en alfabeto tebano, era en realidad un grimorio que un tiempo perteneció a algún creyente de la magia. Quizá a aquel anciano cuentacuentos al que Donata hacía referencia. O quizá no, pero tampoco importa demasiado: lo relevante es el efecto que genera.

De esta manera, en Dimensional Publications & Fantasy se pusieron manos a la obra para recuperar un tesoro preciado escondido entre páginas y que, todavía hoy, se encuentra envuelto de un gran halo de misterio. El libro mágico fue lanzado por primera vez en 2007 y no volvió a ser editado hasta el año pasado, ya que, como observa Moreno, “había mucha gente buscándolo y vimos la oportunidad de volverlo a retomar”.

Para el editor, la recepción no ha podido ser mejor. Ya no solo de padres, sino también de maestros o incluso magos. “El objetivo del libro se está cumpliendo, que es devolver la ilusión a los niños, enseñarles la importancia de la lectura y obligar a los mayores a compartirla con los niños devolviéndoles a ellos mismos a esa infancia”, considera.

Además, el trabajo con el libro es interminable. En cada edición se pulen pequeños detalles que poco a poco van perfeccionando esta fórmula. De hecho, la edición fantasía (que es la que tiene las tapas ilustradas) se piensa renovar cada dos años para que la magia sea todavía más infinita si cabe. Porque, como señala Moreno, “en la imaginación no hay nada imposible”.

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