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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Hay literatura japonesa más allá de Murakami

Japón es el país con el índice de lectura más alto del mundo.

Paula Corroto

La producción literaria de Japón es enorme y va mucho más allá de Haruki Murakami y el panteón que presiden Ryunosuke Akutagawa, Yukio Mishima y Yasunari Kawabata. El índice de lectores habituales –un 91%, según la Unesco– es el más alto del mundo. El negocio de la literatura mueve miles de millones al año, incluso en el mercado de segunda mano, donde es habitual que los libros se alquilen y después se devuelvan.

Y la gran mayoría son libros en papel, ya que el ebook aún no está muy extendido en el país nipón. “Las ventas son astronómicas, y más teniendo en cuenta que muchos títulos se traducen en China o Corea, donde también se venden miles y miles de ejemplares, dada la influencia que tiene Japón en toda esa zona del mundo”, nos confirma el traductor Fernando Cordobés.

El boom de la nueva literatura japonesa poco a poco también se deja ver en España. Pese a las dificultades con el idioma, varias editoriales están introduciendo a los nuevos autores y clásicos que hasta ahora no han tenido presencia en nuestras librerías. Son sellos como el asturiano Satori, que en los últimos tiempos ha publicado a Shiro Hamao, autor de la novela negra El discípulo del diablo, y a Takashi Sasaki, que en Fukushima. Vivir el desastre, describe en primera persona cómo sufrió la tragedia de la central nuclear.

Ático de los libros también ha traído a las librerías a Takiji Kobayashi, autor de Kanikosen, donde cuenta las penurias de los trabajadores de un pesquero a comienzos del siglo XX. Alfaguara nos ha descubierto a uno de los autores jóvenes con más éxito: Kyochi Katayama, autor de la multipremiada novela Cosas que deberíamos decirnos sobre el amor. Una producción incesante que alumbra al lector occidental sobre un país que desde el lado occidental suele estar descrito mediante tópicos y estereotipos.

Deporte y Fukushima, desastre y sacrificio

Deporte y Fukushima, desastre y sacrificio

Entre las temáticas que abordan los autores japoneses una de las más llamativas tiene que ver, precisamente, con el deporte, que posiblemente crecerá de cara a los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Tokio en 2020. Al contrario de lo que ocurre en España con el fútbol (que apenas hay novelas sobre este deporte), “en Japón el deporte no tiene el prejuicio de lo popular, sino que se ve desde el sacrificio y el poder de superación. Los japoneses se caracterizan por no prejuzgar las cosas”, apunta Cordobés. De ahí que los libros que tratan sobre el béisbol, el ciclismo o las carreras de larga distancia tengan una presencia constante. Entre ellos, destaca Sacrificio, de Fumie Kondo, uno de los éxitos de los últimos meses. Ya está traducido al inglés, pero no al español.

El desastre de la central de Fukushima también se ha dejado notar entre los títulos más recientes. A la obra de Sasaki se une la de Hideo Furukawa, Umatachi yo, soredemo hikari wa muku de (Caballos, la luz aún es pura, aún no traducido al español), una crónica sobre lo ocurrido después de las fugas radiactivas que trajo consigo el terremoto de 2011. En Imaginary Radio, Seikou Ito traza un relato mágico en el que un locutor de radio consigue establecer un diálogo entre vivos y muertos después de la tragedia. “Ahora es un tema recurrente –indica Cordobés–. El premio Nobel Kenzaburu Oe también ha escrito varios artículos sobre Fukushima”.

Sexo y manga: otro tipo de clásicos

Sexo y manga: otro tipo de clásicosPero, si hay un tema reiterado entre los escritores japoneses, es el del sexo, principalmente sus prohibiciones y perversiones. De eso escribió bastante el propio Mishima. “Sí, sigue estando ahí, pero ahora ha cambiado”, señala el traductor. “Ahora las historias se desarrollan en grandes ciudades y lo que suelen mostrar es gente viviendo sola y poco comunicados con el otro”.

Una autora nueva cuyos libros poseen esta temática es Amy Yamada, quien con Fumizekka (Olor maravilloso) ha obtenido el prestigioso Premio Junichiro Tanizaki. La soledad, el individualismo, la desaparición de los valores tradicionales y el pánico ante un futuro incierto continúan presentes en una literatura que posee un lenguaje “lleno de sutilezas y ambigüedades” y que, según Cordobés, permiten también recrear esas atmósferas de dobles sentidos y secretos.

Por géneros, el manga sigue imparable. “Entrar en una librería especializada en manga es como entrar en Marte. Son gigantescas”, comenta Cordobés. Una de las series que más triunfa es Vagabundo, de Takehiko Inoue, que posee 36 volúmenes. En ella se narra la historia del guerrero más famoso de Japón Musashi Miyamoto. En español ha sido publicado por la editorial argentina Ivrea.

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