Durante casi todo el año, el ritmo de producción editorial es vertiginoso. Los libros llegan a las mesas de novedades de las librerías en un goteo constante y, a no ser que se conviertan en éxitos arrolladores –como El infinito en un junco de Irene Vallejo–, pronto se sustituyen por otros. Más lustrosos y más recientes en las secciones de reseñas de los suplementos literarios, aunque no necesariamente mejores. La obligación de estar al día de lo recién publicado –una presión ejercida por las lógicas del mercado– hace que parezca que si no se llega a tiempo a algo, ya no merece la pena. Ocurre lo mismo con las series o las películas: cuando ‘todo el mundo’ las ha visto y la conversación gira en torno a otras, mejor ponerse con las nuevas.
Pero en agosto, la carrera se para hasta que el pistoletazo de salida vuelve a sonar en septiembre. A finales de julio, las editoriales envían sus notas de prensa a los periodistas con la información de lo que lanzarán en otoño y adiós, felices vacaciones. Se produce el impasse, un oasis en el frenesí en el que recuperar los libros que nunca llegaron a la mesilla de noche aunque se lo merecían. Ahora tienen una nueva oportunidad en la toalla de la playa, al lado del ventilador o debajo de una parra en la que refugiarse del calor en verano, como cantaban Vainica Doble.
Los títulos que se reseñan a continuación no son clásicos sino libros que se publicaron no hace tanto. No los firman Aristóteles o Jane Austen, pero sí Alejandro Zambra y Jenny Offill. Habrá quien los leyó cuando los publicaron por primera vez y quien llegue ahora a ellos. La lista también podría ser más larga, por eso las recomendaciones serán bienvenidas en los comentarios.
Poeta chileno, de Alejandro Zambra (Anagrama, 2020)
Fue muy comentado en la prensa, pero su publicación en España coincidió con el inicio de un confinamiento que trastocó, de manera inevitable, la vida de todos y el libro llegó a los lectores a trompicones. Además, con este título está sucediendo algo similar a lo de Nuestra parte de la noche (Anagrama, 2019) de Mariana Enríquez el verano pasado cuando el boca a oreja hizo que llegase a mucha más gente que cuando se publicó. El boom de ese volumen de 700 páginas fue gracias a la prescripción de los lectores más que al énfasis de los periodistas culturales.
En estos últimos meses, las redes se han llenado de manera progresiva de citas, comentarios, reseñas y fotos de párrafos de esta novela de Zambra. Los aciertos y errores de Gonzalo, las decisiones de Carla, la huída hacia adelante de Pru, el ambiente del círculo de poetas y el paso de la infancia a la edad adulta de Vicente son algunos de los elementos de un libro que provoca por momento risa, enfado, comprensión y, sobre todo, ternura hacia unos personajes de los que cuesta despedirse.
Clima, de Jenny Offill (Libros del Asteroide, 2020)
Cinco años después del éxito de Departamento de especulaciones, Jenny Offill volvió a España con una nueva novela titulada Clima, traducida por Eduardo Jordá. La protagonista, Lizzie Benson, trabaja como bibliotecaria además de ayudante de una antigua profesora que se ha convertido en famosa gracias a su podcast sobre cambio climático. El resto de su atención se reparte entre su hijo Eli, su marido Ben y su hermano Henry, que se está desintoxicando de la droga.
Offill continúa con su fragmentación de los textos y a desplegar su inteligencia para contar una historia que retrata la situación social y la ‘ecoansiedad’ que vive mucha gente (los negacionistas pasarán un buen rato despreciando las predicciones de la experta) pero sin perder el humor, lo que no quiere decir que le reste importancia. Un párrafo que sirve de ejemplo: “Ben y yo hemos hecho una lista de nuestras necesidades para cuando llegue el día del desastre: tierra que pueda ser cultivada, un pozo de agua, acceso a una línea férrea y en lo alto de una montaña. ¿En una montaña para evitar las inundaciones o para tener una mejor defensa? Para las dos cosas. Voy a construir un foso, me dijo Ben, y luego se puso a mirar en internet cómo había que hacerlo”. Tutoriales para sobrevivir al Apocalipsis.
Contemplaciones de Zadie Smith (Salamandra, 2020)
Durante la etapa en la que la pandemia obligó a la población a meterse en casa y no salir nada más que para lo indispensable, Zadie Smith se dedicó a lo que mejor sabe hacer: escribir. Ella misma lo expresa en uno de los seis ensayos breves que componen este libro: escribía para “hacer algo” porque –según ella– es la única motivación real de quienes se dedican a la escritura. Como quien hacía pasteles, ejercicios de fitness o videollamadas con amigos. Los ensayos de Smith no tienen una intención de análisis de cómo la pandemia va a cambiar el orden mundial, si la sociedad va a salir peor o mejor de la crisis o cualquier tipo de epifanía político-filosófica. Sus observaciones se basan en su propia realidad pero consigue que no parezcan alejadas de lo que cualquiera podría haber estado pensando en aquellos momentos.
El libro salió en noviembre de 2020, pero en enero la editorial Salamandra publicó otra compilación de ensayos de la escritora –Contemplaciones se coló en la planificación por las circunstancias, de ahí la inmediatez– Con total libertad. Un volumen más extenso, que compila algunos de sus ensayos más aplaudidos sobre temáticas diversas. El nuevo título suponía una vía de escape de una realidad que ya pesaba demasiado, así que el anterior quedó en la sombra rápidamente. Pero aunque ahora la situación dista de ser ideal, ha llegado el momento de retomar y disfrutar de esa breve compilación de contemplaciones confinadas. La traducción está firmada por Eugenia Vázquez Nacarino.
Estamos en el borde, Caroline Lamarche (Tránsito, 2020)
De nuevo la temática del ecologismo y también el feminismo como forma de enfrentarse a las amenazas que hacen que el futuro sea una mancha indescifrable. En esta ocasión, desarrollada en nueve historias que comparten una mirada crítica –de manera inevitable– sobre el mundo en el que vivimos, que está al borde de un abismo del que no se sabe si se podrá alejar.
En estos relatos se mezclan cuestiones como la de si ciertos animales, por ejemplo una ardilla, pueden superar un luto o escaparse del tedio. O si un caballo llamado Embuste puede alejar a una niña, precisamente del embuste que supone el mundo de los adultos. La autora, Caroline Lamarche, ganó el Premio Goncourt de Relato 2019 con este título que ha sido traducido al castellano por Raquel Vicedo.
Constelaciones familiares, de Ana Llurba (Aristas Martínez, 2020)
Ganadora del Premio Celsius. Semana Negra de Gijón 2021 y finalista del Premio Finestres de Narrativa, en este libro de relatos hay madres, parejas que lo pasan regular, ritos de iniciación, amistad, sexo y hasta seres que no pertenecen a la especie humana. También mucha ironía, humor negro, aura mísitica, ciencia ficción y apocalipsis. Una ensalada de personajes, situaciones y sensaciones para alimentar el pensamiento.
Llurba hace uso de una imaginación ejemplar que, en algunos pasajes, parece clarividente. Para muestra, el primer párrafo del libro: “Aquel verano estaba lloviendo muy poco. El aire seco se acumulaba, espeso, condensado en partículas inflamables. Durante los atardeceres, unos cúmulos fucsias, apocalípticos, se derramaban pantanosos sobre el horizonte, amagando tormentas que nunca terminaban de desatarse. Como si el cielo se estuviera reprimiendo y a la menor exhalación pudieran desencadenarse los relámpagos, los truenos y la lluvia, el fuego y la sangre, sobre aquella pampa reseca”.
Cuánto oro esconden estas colinas, de C Pam Zhang (Gatopardo, 2021)
Dos niñas que se han quedado huérfanas de padres chinos inmigrantes en Estados Unidos huyen del hostil pueblo minero en el que se encuentran, cargando con el cadáver de su padre que ya empieza a descomponerse, para enterrarlo en un lugar digno. Es el siglo XIX, el lejano Oeste se encuentra en plena fiebre del oro y las circunstancias no son nada favorables para las protagonistas, como es fácil imaginar.
Con este western, la autora fue finalista del prestigioso Premio Booker 2020 y libro del año para The New York Times y el Washington Post, referencias de peso a la hora de medir el éxito. Además, Barack Obama lo incluyó en su lista de favoritos del año, un empuje de popularidad casi más fuerte que los mencionados antes. Si estas referencias no convencen, una más sencilla: sería una pena que lo dejase de lado porque es una maravilla. Está traducido por Benito Gómez Ibáñez.
Hoops, de Genie Espinosa (Roca editorial, 2021)
Un mundo en el que los hombres han desaparecido (ya ni siquiera hacen falta para la reproducción) y por fin todo funciona como debe, hay paz, justicia y la economía va bien. Ese es el escenario en el que viven las protagonistas, tres adolescentes llamadas Kubo, Gor y Pippa, que se ponen hasta arriba de bebidas energéticas y fuman mucha marihuana. Todo va bien hasta que un día deciden saltarse las clases y la realidad cambia en un momento cuando entran en un universo paralelo.
Un cómic con mucha psicodelia, que cuenta un viaje en el que entran en juego el autoconocimiento, la sororidad y algo de violencia. Además, trae una banda sonora recomendada. Ideal para quien busque diversión y posibilidades improbables, como que los embriones se desarrollen sin ser fertilizados por esperma.