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LOS DISCOS DE LA SEMANA

Colleen, o cómo hacer frente al terror con un sintetizador

Luis J. Menéndez

Colleen

A Flame My Love, A Frequency

Thrill Jockey / [PIAS]

POP EXPERIMENTAL

8/10

La música de la francesa Cécile Schott, afincada en San Sebastián, siempre ha tenido un alto componente de misterio. Sus mensajes encriptados escondían sentimientos y sensaciones comunes a todos nosotros. En los textos promocionales que acompañan su séptimo álbum, Colleen (su alias artístico) nos lo pone fácil. En él nos habla de dos circunstancias decisivas a la hora de ponerse a trabajar en A Flame My Love, A Frequency: del descubrimiento fortuito de un sintetizador Critter & Guitari y del impacto de los atentados terroristas en París del 13 de noviembre de 2015, justo en un momento en que se encontraba visitando la que durante muchos años fue su ciudad. Esa experiencia, de la mano de otras aún más cercanas en las que personas queridas se enfrentaron cara a cara con la muerte, marcan el tono del álbum.

Pero lo que en manos de otro artista se habría convertido en un trabajo de tintes sombríos y unidireccionales, se transforma en un nuevo tratado de electrónica exótica y pop pluscuamperfecto. Declaraciones tan explícitas como la que encontramos en Winter Dawn, “I came home with a fistful of fear” (Llegué a casa con un puñado de terror), ofrecen asideras a las que agarrarse, pero no determinan completamente el campo de batalla del disco.

Musicalmente, A Flame My Love, A Frequency supone un nuevo paso en la fascinante aventura sonora que Colleen emprendió en 2003 con Everyone Alive Wants Answers, un disco que precisamente también estaba motivado por la pérdida de un familiar muy querido. Y si en Captain of None (2015) había una pulsión a caballo del dub y la música africana construida con instrumentos acústicos, ahora ese mismo latido es generado por sintetizadores Critter & Guitari, que musicalmente la sitúan en algún lugar inexplorado a caballo de la música del camerunés Francis Bebey y la serie Soothing Sounds for Baby de Raymond Scott. Y es encantador.

Gareth Sager

88 Tuned Dreams

Freaks R Us / Popstock!

NEOCLÁSICA

6/10

A Gareth Sager esencialmente le conocemos por su aportación en The Pop Group y Rip Rig & Panic (junto a Neneh Cherry): dos de las formaciones pioneras en la colisión entre la furia punk y el groove superlativo del funk. Pero el perfil musical de Sager a lo largo de cuarenta años de carrera es mucho más extenso y no se limita al rol como guitarrista que ejercía en esas dos bandas. La prueba definitiva de ello es este disco, el primero que firma bajo su propio nombre -aunque en el pasado llegó a publicar en solitario bajo el alias de C. C. Sager-.

En 88 Tuned Dreams el piano es el protagonista absoluto. Lo componen catorce piezas instrumentales firmadas e interpretadas por el propio Gareth Sager y que fueron registradas en el famoso Studio 1 de Abbey Road, lo que aporta una calidez cercana al directo a las composiciones.

Es curioso dónde se enmarcan estas piezas en el contexto de la obra de Sager, un músico que siempre se ha destacado por situarse al filo de la vanguardia y la heterodoxia afterpunk. Sin embargo, aquí nos encontramos a un músico devoto del clasicismo de un Satie o Debussy que deliberadamente renuncia a los experimentos. Posiblemente porque se da la paradoja de que grabar un disco de estas características sea el mayor salto sin red –solo hay que ver la portada- de su dilatada carrera.

John Carpenter

Anthology: Movie themes 1974-1998

Sacred Bones / Popstock!

BANDAS SONORAS

8/10

La reivindicación de John Carpenter como cineasta viene de largo, pero la influencia que su música -mayormente compuesta por y para sus películas- ha ejercido sobre la música electrónica de nuestro tiempo no se hizo palpable hasta hace alrededor de una década. El movimiento electroclash fue el primero que sacó del baúl de los recuerdos piezas tan icónicas como el tema central de Asalto a la comisaría del Distrito 13.

Posteriormente, numerosos músicos han reconocido la influencia de Carpenter sobre la electrónica actual. El autor tiene una trayectoria que le avala: hijo de un profesor de conservatorio y con sólida formación en esta materia desde pequeño. Hasta el punto de que “carpenteriano” se ha convertido más que en un adjetivo en todo un subgénero musical.

Tras publicar recientemente un par de álbumes en el prestigioso sello Sacred Bones, en los que compartía piezas inéditas o compuestas la margen de sus temas cinematográficos, Carpenter se ha paseado tocando en directo por medio mundo incluido España, donde el pasado año actuó en el Primavera Sound Festival.

Su faceta musical, pues, va muy en serio y esta antología, suerte de “grandes éxitos” de su producción para cine, no hace más que refrendarlo. Aparecen aquí piezas que ya forman parte del imaginario colectivo como la citada de Asalto a la comisaría del Distrito 13 y otras no menos relevantes como los temas centrales de La niebla, El príncipe de las tinieblas, Halloween, 1997: Rescate en Nueva York,…

Leroy Hutson

Anthology 1972-1984

Acid Jazz / [PIAS]

SOUL

7/10

Desde que internet se convirtió en el principal escaparate para los aficionados a la música, esta avanza en dos direcciones contrapuestas: a favor y en contra a las manillas del reloj. De Positive Forces, uno de los dos temas inéditos incluidos en esta antología que recupera lo mejor de la producción musical de Leroy Hutson, Gilles Peterson ha llegado a decir que se trataba de “uno de los descubrimientos más importantes de la última década”.

En realidad no puede hablarse de Leroy Hutson como de un completo desconocido entre los aficionados al soul. Nacido en New Jersey en 1945, creció en un momento en que el soul se había convertido en el lenguaje popular de la comunidad afroamericana de los Estados Unidos. Se formó junto a Carla Thomas o Don Hathaway y pronto Curtis Mayfield extendió sobre él su manto protector.

De hecho el abandono de Mayfield de The Impressions le dio a Hutson la primera gran oportunidad de su carrera, sustituyéndole como vocalista y llegando a grabar dos discos como principal protagonista del grupo vocal. No sería hasta dos años después que se estrenaría con su primer álbum como solista, Love Oh Love, que inauguró una prolífica carrera de ocho discos en el sello Curtom para convertirse en una suerte de artista de culto, material del que se compone esta antología.

Lindstrøm

It’s Alright Between Us as It Is

Smalltown Supersound / Music As Usual

ELECTRÓNICA

8/10

Durante un tiempo, los que nos dedicamos a escribir sobre música nos afanamos en buscar una serie de referentes válidos con los que definir el lugar del que procedía la música de Hans-Peter Lindstrøm. Algo más de una década después de la publicación de aquella maravilla llamada I Feel Space -aún hoy el punto más álgido de sus directos- podemos decir sin complejos que el propio Lindstrøm se ha convertido en referente y prácticamente en la cara más visible de un estilo, el space disco, que no ha parado de ganar adeptos.

El peculiar toque del músico noruego se mantiene intransferible. A pesar de que en todo este tiempo, y tras múltiples colaboraciones con músicos con Todd Rundgren, Prins Thomas o Christabelle, los puntos de partida y de llegada han ido variando sutilmente en cada nuevo disco.

It’s Alright Between Us as It Is arranca con su vena más reconocible, dos sinfonías disco-espaciales de libro (Spire y Tensions), para progresivamente evolucionar hacia terrenos más pop de la mano de las colaboraciones vocales de Frida Sundemo, Grace Hall y Jenny Hval.

Nunca antes la música de Lindstrøm había sonado tan rematadamente pop como en But Isnt’ It, ni el noruego se había abrazado al house de manera tan evidente como en Shinin, el single elegido para presentar el disco. Son nuevos matices de un corpus artístico impecable, una de las grandes aventuras de la música de baile de la última década.

William Eggleston

Musik

Secretly Canandian / Popstock!

ELECTRÓNICA

7/10

A sus 78 años, William Eggleston es historia viva de la fotografía. Es responsable en buena medida de algo que a día de hoy puede resultar hasta chocante: la difícil transición desde el estándar artístico del blanco y negro al color. Hay conexiones previas de Eggleston con la música que van más allá de su gran amistad con Alex Chilton, como él, ilustre ciudadano de Memphis.

Obviamente, las fotografías de Eggleston han ilustrado portadas de discos de Chilton o de su grupo Big Star (aquella histórica de su álbum Radio City), pero también otras igualmente bien conocidas, como el Give Out But Don't Give Up de Primal Scream, Tanglewood Numbers de Silver Jews o Here Come The Snakes de Green On Red.

Pero más allá de sus conexiones “fotográficas” con la música, Eggleston ha sido desde su infancia un apasionado del cuarto arte, y más concretamente de la obra de Johann Sebastian Bach, al que homenajea desde el título de este disco. Musik es un compendio de la obra musical de Eggleston durante la década de los ochenta y primeros noventa.

Tom Lunt, factótum de este disco, es además de uno de los responsables de uno de los sellos “arqueológicos” más relevantes de la actualidad (Numero Group). Lunt explica en las notas interiores cómo en origen se ha enfrentado a sesenta de horas de música registrada en disquetes, DDC y archivos DAT, que finalmente ha quedado reducida a este compendio de trece piezas que en conjunto ronda la hora de duración.

Cómo músico autodidacta de sorprendente capacidad técnica y compositiva, el acercamiento de Eggleston a la música tuvo lugar mediante un sintetizador Korg 01/W FD y una grabadora cuatro pistas. Cuatro pistas suficientes para contener todo un torrente musical, con la alargada sombra musical de Bach siempre presente. Son composiciones, entre lo pianístico y lo orquestal, que actualizan el legado del barroco y le sitúan en un territorio cercano al de otros exploradores del clasicismo por la vía de las nuevas tecnologías: los Wendy Carlos, Isao Tomita, Beaver & Krause...

VVAA

Andina

Strut / Popstock!

WORLD MUSIC

7/10

Subtitulado de forma explícita The Sound of the Peruvian Andes. Huayno, Carnaval & Cumbia 1968 to 1978, Andina es un recopilatorio firmado por Duncan Ballantyne, Andrés Tapia del Río y Martín Morales y que está vinculado a un exitoso restaurante peruano ubicado en Londres. El artefacto promocional queda claro. Pero más allá de las maniobras de marketing, que sirven para potenciar mutuamente restaurante y lanzamiento discográfico, lo que aquí tenemos es un clásico producto del sello alemán Strut, uno de los principales baluartes de la recuperación del catálogo musical de los países del hemisferio sur.

Aquí los sonidos étnicos que provienen de los territorios andinos colisionan con otras tradiciones musicales como las big bands de la urbanita Lima. El resultado de esta fusión son diecisiete composiciones de formaciones como Los Jelwees, Los Compadres del Ande, Los Bárbaros del Centro o Los Sabios del Ritmo, que posiblemente sin saberlo estaban desarrollando un estilo musical con muchos puntos en común con lo que ocurría en Soweto o La Habana en aquel mismo momento.

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