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Love the 90’s expande su fiesta de felicidad también hacia el tecnopop

El escenario I Love Tecno Pop del festival Love The 90's en Madrid

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El grupo sueco Elegant Machinery, uno de los secretos mejor guardados del synthpop de los noventa y que actuó este sábado en el festival Love The 90’s, tiene un hit que dice: “Sé que es duro / dejar atrás los recuerdos / pero tienes que intentarlo / y cambiar de idea”. El público que a esa hora se concentraba frente al escenario I Love Tecnopop –que no era mucho en proporción al que en ese momento se desperdigaba por el recinto de Ifema– coreaba esa letra en firme contradicción con el espíritu del festival.

Pero es que hay muchas maneras de entender la nostalgia. El concepto ‘fiesta remember’, sobre el que se apoya este festival, aunque estratosféricamente evolucionado, ha sido un lastre, en cierta manera, para algunas escenas musicales que se han empecinado en no mirar hacia el futuro. Y así sucedió, en torno a 2010, cuando había un público que salía por la noche a escuchar canciones de los ochenta y los noventa pero que daba la espalda a los conciertos de nuevos grupos –paradójicamente influenciados por aquella música– que se enfrentaban a salas desangeladas. Esto era así, al menos, en Madrid.

Quince años después, ese concepto de ‘fiesta para recordar’ o ‘fiesta tributo’ es un camino que ha seguido su curso y ha ido incorporando un público al que no solo le interesan las canciones sino la conceptualización de una época: lo que significa en el imaginario los ochenta, los noventa o los dosmiles. Es un público que no llora en la nostalgia sino que ha decidido convertirla en una reivindicación de la diversión, en un rechazo a la tristeza de la añoranza, a la melancolía, a las perspectivas de la jubilación o la retirada. Y la dirección del festival ha encontrado un lema que lo conceptualiza muy bien, sobre todo cuando lo pronuncia Fernandisco: “Vuelve al lugar donde eres feliz”. Así, en presente.

No debemos confundirnos: Love the 90’s, como el resto de eventos de los promotores Sharemusic!, no es un festival sino una fiesta. Una grandísima fiesta para 35.000 personas que se mueve en la configuración festivalera: recinto cerrado, cinco escenarios, zona de restauración, área de feria (hinchables, parque de bolas, coches de choque, promociones de patrocinadores), pulseras cashless y un clímax continuado de dos de la tarde a dos de la madrugada. Las entradas estaban agotadas desde hacía dos meses.

En este evento, los conciertos pasan a segundo plano. Duran entre 10 y 20 minutos como mucho, los set list solo están compuestos de greatest hits (en realidad, muchos de estos artistas son one hit wonders, así que no hay mucho más donde rascar) y, no hay que engañarse, son pocos los grupos que realmente tocan en directo: hay algo de playback y bastante karaoke. Pero el público de esta fiesta no se ofende: sabe a lo que viene y, con ese punto de partida asimilado, se entrega a la diversión.

No obstante, hubo una actuación que sobresalió a años luz del resto: Information Society. Y esta tuvo lugar en un nuevo escenario que ha sido todo un acierto, I Love Tecno Pop. Una de las novedades de esta edición ha sido la expansión del recinto hacia uno de los pabellones de Ifema, creando así un espacio interior que antes no existía. El diseño escénico del pabellón es perfecto y la oscuridad se salpica con sutiles elementos como las pantallas en las columnas o algunos forrados con tela de malla. Este ambiente hermana este escenario con otros de grandes citas de la música electrónica europea como el Amphi Festival de Colonia.

De hecho, sin duda el mejor trabajo que hace Sharemusic! en este festival y otros de su factoría es el diseño de sus escenarios, como el espectacular montaje del más grande de todos (el Dance), sin techo e inspirado, según indica la organización, en el Museo Pompidou de París. Dotado de columnas de fuego, humo, confeti y pirotecnia de colores, es un alarde visual que sabe recoger la proporcionalidad de la inmensa masa de asistentes e integrar barras y gradas de manera impecable. De igual manera, los otros dos escenarios (Pop y Playa), crecen también respecto al año anterior. El Playa, que acoge a grupos actuaciones más desenfadadas como King Africa, Viceversa, Azúcar Moreno, Locomía (una pena, no estuvo a la altura de su leyenda) o 2 Eivissa, surge decorado con hinchables gigantes de palmeras, sandalias o patos de goma y proyecta chorros de agua hacia el público. El Pop, es una estructura más seria, igualmente abierta, con grandes pantallas y estupenda visibilidad, donde tocó Nacha Pop, entre otros, con una muy digna actuación.

Volviendo al pabellón dedicado a la música electrónica de finales de los ochenta –las décadas, musicalmente, nunca empiezan y acaban en los años cero– y principios de los noventa (tecnopop, synthpop, future pop, EBM, techno, electro…), la magnífica actuación del grupo de Minnesota Information Society (un nombre muy moderno en su momento, que se hizo viejo rápidamente y que ahora, bien pensado, vuelve a tener sentido) dejó con ganas de un concierto completo. 

El grupo, formado en 1982 y que estuvo desaparecido entre 1997 y 2006, sigue asombrosamente vigente con su música de baile edificada sobre sampleos, exceso de información hasta casi rozar la intolerancia, sobreestimulación y provocación. Un estilo que les emparenta a ratos con Devo, a ratos con Frankie Goes To Hollywood y de quienes se podría decir, en un guiño para los conocedores de la música industrial, que son la cara A de unos Test Departament o unos Neon Judgement pero televisivos y llenapistas. Por supuesto, sus hits What's on Your Mind (Pure Energy), con el clásico sampler de Leonard Nimoy en Star Trek, Think y Running sonaron esta noche.

Gracias a estos inesperados ejercicios de resurrección que practica este festival, es que se puede tener una segunda oportunidad para volver a escuchar las voces que cantaron canciones inolvidables como Nowhere Girl (Steve Hovington, de B Movie) o Golden Dreams (Marion Aseema Küchenmeister, de Invisible Limits).

No obstante, el escenario sufrió algunos fallos de sonido que afectaron a Interfront, (la continuación de Megabet, que salió una segunda vez para hacer No puede ser, tras un incompleto primer pase), Hard Rain o Elegant Machinery. Y acució algunos problemas de ecualización y excesivo volumen, sobre todo con los dj, que algunos hicieron sesiones magistrales como fue el caso de Master Bon Z o Rosy Specka. 

Love the 90s no sucede solo en Madrid, anteriormente se celebró en Valencia y a lo largo del verano y el otoño girará por Marbella, Alicante, Sevilla, Zaragoza, Barcelona, Tenerife y Bilbao. Y la fórmula se multiplica con otras “experiencias” como Love The Twenties, I Love Reggaeton o una fantasía ochentera que se prepara para el WiZink Center el 26 de abril de 2025 llamado Discoteca de los Ochenta con Alphaville, Bananarama, C.C. Catch, Samantha Fox, Ivana Spagna, Ryan Paris, Ivan, Miko Mission, F.R. David o Lime.

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