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El mejunje surrealista del último disco de Madonna, la reina destronada del pop

Luis J. Menéndez

Madonna

Madonna

Madame XInterscopePOP4Madame X

Hubo un tiempo, desgraciadamente muy lejano, en el que Madonna en vez de seguir las tendencias las creaba. O, cuanto menos, era capaz de atraer hacia sí el talento ajeno y adaptarlo a su particular maquinaria de mercadotecnia e iconografía pop para mantenerse en lo más alto del virtual podio del pop masivo. Más o menos lo que ocurre a día de hoy con divas como Beyoncé o Taylor Swift.

A Madonna, sin embargo, se la nota cansada en este Madame X. Parece agotada de correr en pos de los sonidos del momento, o al menos de aquello que ella interpreta como tal. En Madame X hay reggaeton (por supuesto), EDM, trap, kuduro y algunos sonidos tal vez no tal de última hora pero con los que Madonna y su partenaire Mirwais, que repite como productor, se encuentran muchísimo más a gusto: esencialmente el petardeo disco.

El mejunje alcanza momentos surrealistas nada más empezar el disco, con una Madonna muy poco convencida cantándole a Medellín de la mano de Maluma, una canción que, tampoco nos hagamos trampas al solitario- viene a ser al reggaeton lo que La isla bonita fue al flamenco o el son cubano hace ya más de tres décadas. ¿La cosa puede ponerse aún peor? Efectivamente.

A continuación, no queda claro si con Dark Ballet la broma va de homenajear a Wendy Carlos y sus psicotrónicas adaptaciones de temas clásicos tocados con el sintetizador moog: en el caso de Madonna no es Bach, sino Tchaikovsky el elegido. Pero a esas alturas de la historia, y vamos por el segundo tema del disco, el descoloque no puede ser mayor. Es posiblemente el símbolo más evidente de lo perdida que se encuentra a estas alturas de la Historia la que una vez fue apodada como Reina del Pop.

The Raconteurs

The Raconteurs

Help Us StrangerThird Man / [PIAS]ROCK8Help Us Stranger

Afirmar que Jack White ha empuñado la antorcha del rock revivalista durante las dos últimas década no es decir nada nuevo. Sin embargo la publicación el pasado año de Bording House Reach, un álbum tan singular como fallido, abrió aparentemente una nueva puerta para su creatividad. White es también, además de ese enamorado de los sonidos añejos, un tipo con la suficiente personalidad como para jugársela con los discos de su proyecto personal (y principal) al tiempo que ofrece a sus numerosos fans aquello que realmente quieren escuchar en aventuras paralelas y, a priori, secundarias como son The Raconteurs.

Porque el retorno del cuarteto de Detroit después de once años de silencio discográfico es esencialmente eso, un ejercicio de revisitación de los clásicos y de (casi) toda la música que ha influido en White y sus compinches desde siempre.

Con White repartiéndose las labores compositivas e interpretativas con Brendan Benson, ellos dos se las apañan para darse réplica y complementarse a la perfección a la hora de traer de vuelta el rock'n'roll de alto voltaje a lo Led Zepellin, baladas a medio camino de los Beatles y Elton John –Somedays (I Don't Feel Like Trying), Shine the Light on me- , versionar a Donovan –Hey Gyp (Dig the Slowness)- o reivindicar el glam, el garage-punk y en líneas generales cualquier ejercicio guitarrero con sustancia previo a la gran revolución del pop sintético de los ochenta. Y la verdad es que el resultado son 42 minutos la mar de entretenidos.

 

Bedouine

Bedouine

Bird Songs of a KilljoySpacebomb / Music As UsualFOLK PSICODELICO8Bird Songs of a Killjoy

Con algo de retraso sobre la fecha inicialmente prevista se publica el segundo álbum de esta cantautora armenia, nacida en Siria y criada en los EEUU. El complicado periplo vital de Azniv Korkejian -antes de asentarse en EEUU también pasó breves estancias vitales en Alepo y Arabia Saudí- no resulta en realidad especialmente descriptivo de un planteamiento musical en el que el bagaje multicultural brilla por su ausencia.

En el maravilloso debut homónimo publicado en 2017, Korkejian ya dejaba claro por donde iban los tiros: la reconstrucción preciosista del pop y el folk psicodélico practicado durante los 60 y 70 por mujeres como Jude Sill, Linda Perhacs o Sibylle Baier. A su paso por nuestro país para presentar sus canciones en directo confirmó los buenos presagios: magnetismo personal y una voz tan dulce como virtuosa. Todo eso se confirma en este, su segundo álbum, nuevamente arreglado por Trey Pollard, también habitual de Natalie Prass y su particular Robert Kirby. Impecable

Fruit Bats

Fruit Bats

Gold Past LifeMerge / Popstock!POP8Gold Past Life

Tras casi dos décadas publicando discos -la mayor parte de ellos en el prestigioso sello de Seattle Sub Pop- la banda de Chicago publica ahora su mejor trabajo. El disco parte de una etapa oscura para el compositor de las canciones, Eric D. Johnson, un tiempo de pérdidas en lo personal y tensiones en la esfera sociopolítica que se refleja en las letras de las canciones. Pero el tono camina en la dirección contraria: “A veces estoy más que perdido, ni siquiera puedo recordar para qué estoy aquí. Tan aterrorizado que cuando llegue mi ultimo día no estaré preparado para ello. Pero lo superaré porque fui amado por ti”.

En ese sentido, las canciones de Golp Past Life cuentan con la magia de aquellos primeros discos de Band Of Horses, en los que la americana, el rock alternativo y el genio melódico del mejor indie-rock de los noventa cristalizaba en canciones profundamente emocionantes.

 

Hot Chip

Hot Chip

A Bath Full of EcstacyDomino / Music As UsualPOP ELECTRÓNICO8A Bath Full of Ecstacy

La trágica muerte de Philippe Zdar, coproductor de este disco junto a Rodaidh McDonald y la formación británica, de alguna forma ensombrece la publicación del séptimo álbum de Hot Chip. Un elemento, la oscuridad, que a priori no estaba contemplado por parte de Alexis Taylor, Joe Goddard y compañía. Hot Chip fueron en busca de Zdar para dotar a su música de un plus bailable, de un french touch que efectivamente está presente en el ritmo funkoide de Spell o el house vacilón de Echo y Hungry Child.

Y de esa forma se refresca el discurso musical de una banda, que la verdad sea dicha, tampoco había dado señales de agotamiento en sus discos precedentes. Desde el arranque con ese single a la altura de sus principales éxitos (Melody of Love) hasta la recta final en que se relajan las pulsaciones y encadenan tres canciones de ambient pop y psicodelia electrónica, el disco muestra las diferentes facetas de una formación en plena madurez de sus recursos técnicos y compositivos.

 

Minimal Violence

Minimal Violence

InDreamsTechnicolour / [PIAS]ELECTRÓNICA8InDreams

Minimal Violence es un dúo formado por dos mujeres de Vancouver, Ashlee Luk y Lida P. Tras un periodo de cuatro años publicando referencias en sellos de electrónica underground, esencialmente del norte del continente americano, ahora dan el salto a audiencias mayores con su primer álbum, publicado por el subsello de Ninja Tune Technicolour.

Su propuesta parte de la edad de oro de las raves aunque, un poco en sintonía con lo que ya hicieron en su día Atari Teenage Riot, el aspecto eminentemente lúdico y psicodélico de aquel movimiento se transforma aquí en una violencia explícita. Su música de baile habla bastante mas de nihilismo y oscuras distopías que de la esperanza de un futuro mejor al que llegar supuestamente por la vía de la liberación química. La metáfora funciona a la perfección y el disco, simbólicamente titulado InDreams- se convierte en una brillante pesadilla con coartada bailable.

 

Park Jiha

Park Jiha

PhilosGlitterbeatFOLK / AVANTGARDE8Philos

Menos es más. Para su segundo álbum, la continuación de aquel Communion que despertó curiosidad en diferentes partes del globo, Jiha reduce a la mínima expresión su despliegue instrumental y con apenas la ayuda del piri (una suerte de oboe corano) el saenghwang (un órgano soplado) y el yanggeum (dulcémele de cuerda percutida) plantea un álbum sobre “el amor por el tiempo, el espacio y el sonido).

Es obviamente un trabajo de sonido minimalista en el que, a diferencia de su debut, Jiha renuncia a la colaboraciones con otros músicos y se centra en su propia labor como instrumentista para completar ocho piezas de corte hipnótico y preciosista, tan conectadas con la tradición como con una modernidad ajena a tendencias de ningún tipo. Un fórmula que apenas rompe un tema, Easy, en el que cuenta con la colaboración de la escritora Dima El Sayed recitando uno de sus poemas.

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