ACÚSTICO

Xoel López: “La música es una salvación para mí, una válvula de escape, un antídoto”

Empieza preguntando, como buen gallego. ¿Por qué Paramales? Y se responde: “Es una palabra inventada en la que caben todas las interpretaciones. Las acepciones no están fijadas y eso da mucha libertad. Es una palabra inventada que encaja perfectamente con el sentido del disco”.

Xoel López recibe a eldiario.es en el bar Picnic, en Malasaña, establecimiento del que es socio junto con su hermano Adrián y otros dos amigos. Canta Antídoto para las cámaras, dos veces y en acústico. Sin el aderezo de la postproducción, recuerda a Atlántico, su anterior disco. Durante la entrevista inventamos el adjetivo “atlántico” para separar lo que queda de su etapa anterior en este nuevo disco de lo que es totalmente nuevo.

Entre ambos álbumes han pasado muchas cosas. La vuelta desde América del Sur para recalar en Madrid con una parada previa en A Coruña. “Volver a Coruña después de tantos años ha supuesto mucho para mí”, reconoce. Pero la transición no ha sido sólo personal: en el camino se ha chocado con una España totalmente diferente de la que dejó en 2009. Si Atlántico era un disco hippy, en Paramales ha recogido sonidos más urbanos que tienen, dice, incluso algo de la indignación que se respira en las calles.

Xoel tamborilea con los dedos en la mesa mientras escucha las preguntas. Las canas colorean la mayor parte de su pelo. Antes de responder, fija la mirada en un punto impreciso. Reflexiona, pausado. Allí parecen estar los recuerdos de toda su carrera, pinceladas que ha resumido en Paramales. “Siempre que hago algo, hay una conexión con todo lo anterior. Algo que ha pasado en este disco y que no ocurría en el anterior es que recupero cosas, sonidos, que podrían ser de la etapa de Deluxe”, explica. “Es interesante cuando retomas cosas con el tiempo y ver cómo se van colocando, es como remover el caldo”.

Paramales es un disco nuevo pero un disco de transición. Retoma el recorrido que emprendió hace seis años para adentrarse en Sudamérica, donde conoció a la que ahora es su mujer. Patagonia, la primera canción, comienza con unos pasos. “Quieren mostrar que el camino continúa, no es casual que esa sea la primera canción del disco”, apunta. El tema suena muy “atlántico”, sobre todo en los primeros compases, aunque luego “se convierte en otra cosa”. La canción es muy “compleja”, dice. Trata sobre muchas cosas pero sobre todo resume un viaje que hizo a ese lugar con su mujer, Lola García. “Es una canción sobre el amor, sobre la complejidad del amor, sobre el arte de amar”.

Luego, escuchas el disco y te encuentras con A Coruña. A Serea e o Mariñeiro es su primera canción en galego y suena a brujería, a queimadas y a noches de tormenta. Es sólo una parada hasta volver a Madrid y a un país que, desde que se fue, ha cambiado radicalmente.

-¿Te encuentras un país diferente del que dejaste cuando te marchaste a Argentina?

-“Es que justo a mí me pilla todo el cambio. Yo me fui en 2009 y justo ahí llega todo el cambio en España. Primero esa gran estafa que fue la crisis, a la que dedico una canción que llamé Sol de Agua, que está en el disco. Todo lo que eso implicó, cómo cambió la sociedad, sobre todo las sociedades más jóvenes respecto a la política... Cómo se empaparon de lo que estaba pasando, empezaron a plantearse cosas, a darse cuenta de que los políticos que había no les representaban y a tomar las riendas. Todo lo que pasó a nivel político en España en los últimos tiempos es histórico”.

Paramales nace en medio de un cambio político. La conversación con Xoel se produce pocos días después de que PP y PSOE hayan caído estrepitosamente en las urnas tras las elecciones del 24 de mayo. El bipartidismo ha caído hasta reunir sólo el 52% de los apoyos. En palabras de una de sus canciones, todo ha quedado hecho un laberinto.

“¿Qué canción le dedicarías a Manuela Carmena?”, le preguntamos. “Joder, qué pregunta más difícil”, protesta. Tararea una canción, tamborilea de nuevo. “Tierra”, dice por fin. No explica por qué.

Xoel López lleva tanto tiempo escribiendo canciones que ya no recuerda ni su propia rutina para escribirlas. “Sucede de forma tan natural que ni me lo planteo –cuenta-. A día de hoy escribo más letras que melodías”. El proceso es como el de una escultura, compone la música y la letra y va maquillando la letra que sobra, la melodía que no le convence. Recorta, se queda con lo que más le gusta y, si llega la inspiración posterior, retoma la canción y la rehace.

- ¿Qué te inspira?

- “Si echas un vistazo a mis letras, la imagen es importante. Siempre tiendo a crear imágenes. Nunca escribí de una manera ortodoxa y siempre de forma asilvestrada, salvaje… no tengo un método. Para bien o para mal me sale así. Sí que creo que lo visual es importante. Las metáforas de la naturaleza. Como gallego y coruñés que soy, la playa, la orilla, el mar… todo lo que es el mundo marino también está muy presente. Cierta nostalgia, un grado de melancolía propio de mi tierra y ese elemento de haber vivido bajo el cielo de Galicia”.

Reconoce que son más los momentos tristes en los que coge la guitarra, en los que encuentra inspiración. Aunque le da rabia. “Siempre fui un gran defensor de la composición a partir de lo bello, de lo bueno”, replica. Y matiza: “Se suele relacionar la composición con los momentos malos pero es más correcto decir desde el conflicto interno. Desde tratar de resolver situaciones emocionales, tratar de entender el mundo un poco mejor y expresar cosas que a lo mejor no conseguías explicar o sentimientos más profundos”.

Escoge con cuidado las palabras que usa y rectifica constantemente para afinar mejor lo que quiere decir. Es un proceso parecido al que ha seguido para este disco. Si el sonido es distinto, se debe sobre todo al cambio de Xoel, pero también a la ayuda de Ángel Luján, un productor con el que no había trabajado hasta ahora y que le ha empujado hacia sonidos más modernos, más contemporáneos. La postproducción ha sido muy meticulosa, relata, y en ese camino algunas canciones por poco se quedan fuera del disco.

Es el caso de Almas del Norte. Una canción que (de nuevo) “sonaba muy atlántica”. “Grabamos varias tomas y hasta me planteé dejarla fuera, estuvo en la UVI un tiempo”, narra. Hay una canción del disco, Caracoles, que, en cambio, pertenece a una etapa anterior: “La había compuesto para Atlántico y la descarté porque no encajaba en aquel disco y mira, ahora la he rescatado para este porque sí cumple con lo que estaba buscando. Es una canción de amor, atemporal. Da igual si la hice aquí o allá”.

- A quienes no somos músicos, nos salva la música, ¿Qué le salva a Xoel López?

- “A mí también. La música es una salvación para mí, una válvula de escape, un antídoto. Y bueno, me inspira todo. Todas mis emociones, todo lo que me pasa, lo que me cuenta mi entorno, lo que veo, el cemento, cada imagen. Todo es parte de mi universo y de ese crisol del que salen versos a veces no sé ni cómo. Hay en todo esto algo casi mágico para mí”.

Paramales es, como la música, un antídoto, una transición, un amuleto. Y una salvación.