El público del Festival Jardines de Pedralbes se ha visto hoy transportado a un filme en blanco y negro, de los de antes, gracias a la música cinematográfica y onírica de Paolo Conte, que ha ofrecido hoy en Barcelona su único concierto de este verano en España, y uno de los pocos que dará fuera de Italia.
El escenario al aire libre, con el Palacio de Pedralbes como telón de fondo, se ha revelado como un lugar ideal para viajar al mundo mágico de este músico italiano, que a sus 79 años consigue transmitir el tempo de otras épocas sin sonar antiguo.
Puntuales, los diez músicos que acompañan a Conte han aparecido elegantemente vestidos y se han colocado junto a sus instrumentos, como una orquesta sin director.
Enseguida ha llegado el maestro, caminando tranquilo, con su americana y su aspecto de hombre curtido, y ha entonado con voz ronca e inconfundible los primeros versos de “Ratafià”.
No he hecho falta más, en cuestión de minutos toda la audiencia ha viajado a otro lugar y otro tiempo, al mundo de sensaciones en el que Conte habita y que es tan real como el mundo real, pero menos vulgar.
Lacónico, el maestro sólo se ha comunicado con su público a través de la música y ha demostrado que, donde hay buena música, sobran las palabras.
Solamente ha utilizado el lenguaje oral para presentar a los músicos, una banda de instrumentistas excelentes, que no se han limitado a acompañar al compositor, sino que han sido auténticos protagonistas de la noche.
Más que el recital de un cantautor, el espectáculo ha sido el concierto de una orquesta dirigida por Paolo Conte, quien ha levantado las manos del piano en más de una ocasión para dar indicaciones a los músicos que tenía a sus espaldas.
En el segundo tema, el compositor se ha sentado al piano para tocar “Sotto le stelle del jazz”, una canción que ha sido rápidamente reconocida por el público y recibida con aplausos.
Pero éste no ha sido el único éxito de sus cuarenta años de carrera musical que ha interpretado hoy Conte.
“Le chic et le charme”, “Diavolo Rosso”, “Madeleine” o “Dancing” han formado parte del repertorio de hoy, muy parecido al de la última vez que estuvo en Barcelona, hace cerca de dos años.
Quizás esa haya sido la razón por la que la platea de los Jardines de Pedralbes no se haya llenado del todo, aunque es poco probable, porque el público de Conte no va a verle en busca de novedades, sino todo lo contrario, para reencontrase con un mundo conocido.
La razón puede que esté en los precios, ya que las zonas más alejadas, las más baratas, se veían más llenas que las zonas más caras, donde las entradas llegaban a los 180 euros.
En “Diavolo Rosso”, Conte ha echado a volar sus manos, mientras los músicos daban lo mejor de si mismos en los solos instrumentales, y el tema ha acabado muy arriba, con todos los músicos tocando juntos y su director visiblemente satisfecho.
A pesar de su fama de huraño, el cantante y pianista piamontés se ha mostrado generoso y sonriente hoy en Barcelona y, para alegría de los presentes, ha tocado dos veces su famosa “Via con me”, primero tras “Madeleine”, como estaba previsto, y después en los bises, imprevisiblemente.
El publico ha aplaudido todas las canciones, especialmente “Diavolo Rosso”, “Max”, “Gli impermeabili” y “Gioco d'azzardo”, y ha acabado en pie, agradecido por la calidad y el talento del maestro y su orquesta.