En 2017 dos enemigos caminarán por primera vez juntos. Tal y como dictamina la ley del copyright en España, toda la obra del poeta Federico García Lorca y del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, pasará a dominio público al cumplirse 80 años de su muerte. Una casualidad llamativa que une a dos personalidades completamente alejadas en aquel 1936 en el que ambos fueron asesinados tras el Golpe de Estado de las tropas de Franco.
Como señala la normativa, a partir del año que viene nadie tendrá que pagar a los titulares de derechos por la edición de los textos que ambos publicaron –sin entrar aquí en criterios cualitativos-. Además, cualquier lector podrá tener acceso a su obra, por ejemplo, en Internet, y toda la obra podrá circular por la red libremente sin que nadie pueda denunciar la vulneración del copyright. El poeta y el falangista que también escribió versos serán liberados de forma conjunta.
No obstante, no será la única casualidad. 1936 fue el año del estallido de la Guerra Civil por la sublevación de los militares de Franco. Tras aquel famoso 18 de julio comenzó el conflicto sangriento que no sólo llevaría a la muerte a Lorca, sino también a otros muchos poetas, novelistas y dramaturgos que defendieron las ideas de la República en los días posteriores. Agosto se convirtió en un mes fatídico para otros muchos intelectuales que ya estaban señalados desde hacía meses por los que querían acabar con el régimen legítimo.
Lo mismo ocurriría aquellas primeras semanas con escritores, juristas e historiadores que rápidamente se postularon con los franquistas –en algunos casos ya habían defendido la dictadura de Miguel Primo de Rivera- y que fueron asesinados por milicias del Frente Popular o el ejército republicano, si bien su destino en la mayoría de los casos no fue desaparecer en una fosa común. Por tal motivo, a partir de 2017, la obra de ambos bandos correrá libre para todos los lectores.
Una lista llamativa
La lista de estos autores, bastante amplia, acaba de ser publicada por la Biblioteca Nacional con todas aquellas obras que entrarán en dominio público. Y un simple vistazo revela cómo era aquella España de 1936 en la que la cultura se dirimió entre uno u otro lado y cuando aún no se sabía que la masacre duraría tres largos años dando posteriormente a la férrea dictadura y represión de los aliados de Franco.
En el lado de los represaliados por los golpistas se encuentra, además de Lorca, el pintor, escultor, periodista y pedagogo de ideología anarquista Ramón Acín, fusilado en las tapias del cementerio de Huesca el 6 de agosto tras haber estado varios días escondido en la localidad. La misma suerte correrían el periodista y traductor Manuel Ciges -padre del actor Luis Ciges-, militante de Izquierda Republicana, el 4 de agosto en Ávila; el dramaturgo Fernando Mora, simpatizante del Partido Republicano Radical, masón y en aquel entonces con gran éxito como autor de novelas que retrataban el Madrid de barrio; o el político, periodista y poeta gallego Roberto Blanco Torres, que había impulsado el Estatuto de Autonomía de Galicia y que fue fusilado en una cuneta en Entrimo el 3 de octubre.
Precisamente, estos inicios de la guerra traerían la muerte a muchos escritores gallegos que durante la República habían defendido el galleguismo y el socialismo. Entre ellos se encuentran el periodista, Xoán Xesús González, fundador de la Unión Socialista Galega y fusilado en el cementerio de Boisaca de Santiago de Compostela; Urbano Moledo, escritor de obras de teatro en gallego y dirigente de la UGT, asesinado el 26 de noviembre en Castillo de Castro a los 24 años; o Xaime Quintanilla, médico, escritor y periodista –fue director de El correo gallego- que moriría en las tapias del cementerio de Canido el 18 de agosto.
Médicos, científicos…
También sufrieron la represión médicos y científicos que habían publicado obras con sorprendentes avances para la ciencia. Uno de ellos fue Sadí Buen Lozano, eminente luchador contra la malaria que fue fusilado la noche del 2 de septiembre en Córdoba. Era el jefe de los Servicios de la Dirección General de Sanidad de la II República. Con su muerte se pararon sus investigaciones pese a que entonces la malaria era un grave problema de salud en España. Otro médico asesinado fueron Rafael García-Duarte Salcedo, especialista en pediatría y fusilado el 11 de septiembre en Granada por su pertenencia años atrás al PSOE y UGT. Bajo el yugo franquista cayeron también médicos rurales que se habían postulado políticamente, como Juan Antonio Gaya Tovar, de Unión Republicana, fusilado el 17 de agosto, pese a las peticiones de clemencia de su familia.
Dentro de la obra que se podrá consultar de forma libre se encuentra la de otros intelectuales asesinados en estas fechas postreras al Golpe. Destaca la de María Domínguez porque fue la primera alcaldesa democrática de la II República, además de una periodista y poeta que no dudaba en firmar, con todo el cinismo del mundo, María La Tonta. En ellos defendía la igualdad de la mujer, la libertad de pensamiento, el sufragio universal y el voto femenino, además de otros valores como el amor no impuesto sino elegido libremente, lo que no gustaba a muchos en los años treinta. Militante de UGT, su bastón de mando estuvo en Gallur (Zaragoza) entre 1932 y 1933. Fue detenida casi después del Golpe y fusilada el 7 de septiembre en las tapias del cementerio de Fuendejalón.
Los falangistas
Además de estos nombres, hubo otros escritores que fueron asesinados en los primeros meses tras el estallido de la guerra por sus ideas reaccionarias y en algunos casos bastante cercanas a los golpistas. Uno de ellos fue Ramiro de Maetzu, contrario a la República y miembro del partido derechista Renovación Española, que fue asesinado en Aravaca el 29 de octubre. Un dramaturgo de gran éxito entonces era Pedro Muñoz Seca que se alineaba con los monárquicos y católicos y que sería fusilado el 28 de noviembre en Paracuellos del Jarama. Otro poeta fue José María Hinojosa, que había sido amigo de Lorca y Dalí y había dirigido junto a Emilio Prados la revista Litoral, pero que con la República empezó a participar en medios conservadores y se adhirió a la causa carlista. Sería fusilado en Málaga el 22 de agosto.
No obstante, en este listado que deja libre de derechos se encuentra buena parte del núcleo de Falange, además de José Antonio Primo de Rivera. Estarán disponibles los textos de Ramiro Ledesma, Onésimo Redondo y Julio Ruiz de Alda, reconocidos falangistas. También se pondrán a disposición los textos escritos por generales sublevados como Manuel Goded y Joaquín Fanjul, ya que todos ellos fueron fusilados en aquel 1936.
La lista es larga y ofrece una imagen de un país que comienza a desangrarse. Con la liberación del copyright es posible que se pueda profundizar más en ella. Por suerte, el lector actual podrá agarrarse a uno de los grandes escritores del siglo XX como Miguel de Unamuno, que moriría en diciembre poco después de la agria trifulca con Millán Astray en la Universidad de Salamanca. Y también podrá disfrutar de los mayores dramaturgos. Ramón María del Valle Inclán vivió aquella época pero no llegó a ver el Golpe de Estado, ya que murió en enero de 1936. A partir de 2017 también quedará libre para todos nosotros.