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Guillermo Molina, capitán español y esperanza italiana

Guillermo Molina sigue demostrando su gran nivel en el Pro Recco italiano.

Christian Martínez Romeo

Junto a una inamovible sonrisa en su rostro, su brazo en alto cuando el balón supera el cancerbero rival es de aquellas imágenes difíciles de olvidar cuando se repasa el recorrido realizado por la selección española de waterpolo en las dos últimas décadas. Estandarte y referente desde su estreno en 2001, Guillermo Molina (Ceuta, 1984) puso fin a su periplo en el combinado nacional tras las olimpiadas de Río, sus cuartos y últimos Juegos Olímpicos.

A pesar de dejar el gorro de la selección, el eterno capitán sigue flotando sobre el mito del waterpolo español que es mientras exhibe su inagotable talento ahora en el todopoderoso Pro Recco de Italia, país donde hace tan solo unos días se hizo oficial su nacionalización. Desde Génova y ya con la ciudadanía italiana, el waterpolista atiende la llamada de eldiario.es para explicar su situación personal y el estado del waterpolo español.

Después de dejar de pertenecer hace 5 años al mejor equipo del mundo ahora ha decidido volver con 33 años. ¿Cómo está siendo su vuelta?

El regreso ha sido volver a casa. Estoy muy contento. Mi mujer es de Génova, que es donde empecé a echar raíces en Italia. La vuelta es como si nunca me hubiera marchado. En lo deportivo, lo cierto es que a todo el mundo le gusta jugar en el Real Madrid o en el Barcelona y el Pro Recco en waterpolo es lo mismo. Es un orgullo poder estar en un equipo así.

Tan bien está que hace tan solo unos días adoptó la nacionalidad italiana. ¿A qué se debe?

Al estar casado con una italiana puedes pedir a los tres años la doble nacionalidad. La verdad es que nunca me había interesado, pero ahora por motivos de futuro lo he hecho. Es un proceso que he llevado a cabo con tranquilidad. El año que viene ya podré jugar como ‘italiano’ en el Pro Recco.

Esto implica poder disputar todas las competiciones.

Sí. La nacionalidad italiana me permite jugarlas todas con el Pro Recco. Son solo ventajas, la verdad.

El waterpolo no es como otros deportes en los que si juegas con una selección ya no puedes hacerlo con otra. Por eso en Italia se rumorea sobre su posible incorporación a la selección transalpina. ¿Qué hay de cierto?

Yo dejé la selección española después de los Juegos de Río para no jugar más en verano y, de momento, no me planteo nada. Las puertas no están cerradas pero por ahora solo me dedico a mi club.

Jugar con Italia no será por falta de insistencia.

Aquí me valoran bastante, es cierto. Pero no he hablado con nadie de la federación italiana ni con su seleccionador. Si sigo jugando bien quizá hay una llamada, pero eso ya son hipótesis. Tengo tres años de contrato con el Recco y es en lo que me quiero centrar.

Compañeros suyos como Felipe Perrone o Xavi García ya lo han hecho con dos selecciones a la vez. ¿Qué opina de este baile de nacionalidades?

Si tienes una regla que te lo permita hacer, ¿por qué no hacerla? Son dos cambios por motivos muy diferentes, ya que Felipe es hispano-brasileño, ha vivido y ha crecido en Brasil. Jugar con tu país es lo más bonito. En cambio, Xavi no contaba para el seleccionar y ha acabado jugando con Croacia porque si un equipo importante te busca no veo que sea nada malo.

La Liga española, un campeonato a la deriva

Centrémonos en España. Salvador 'Chava' Gómez , con quien ha compartido vestuario, dijo que la Liga española es ahora la séptima u octava por su nivel. ¿Lo cree así?

Sí, lo veo igual. Hay clubes que no hacen doble sesión o no pagan a los jugadores y, por tanto, estos no se dedican cien por cien al waterpolo. Les toca estudiar o trabajar. Todo ello influye en que no sea algo profesional. Las entidades hacen lo que pueden, nadie les culpa, pero no podemos pedir peras al olmo. Eso sí, creo que pasa algo en las instituciones ya que seguimos pensando desde hace diez años en la crisis, pero no veo que la Federación haya hecho cosas para cambiar o haya dado un impulso a nuestro deporte.

Además los que antes venían a la Liga ahora no llegan. Y los de casa en la actualidad se marchan. ¿El futuro pasa por nuevas aventuras en el extranjero?

Sí, es lo triste. La gente no quiere venir a España en busca de una mejora. Tan solo, quizá, porque les apetece vivir en Barcelona un año o casi en plan turista como si se tratase de un Erasmus. A mí esto me mata por dentro. Nos está faltando generar emociones para que la gente quiera volver a nuestras piscinas.

¿Se valora más este deporte en Italia?

Así es. Cada año hay partidos en la televisión. Además es obligatorio que todos sean en streaming. La gente conoce a los jugadores importantes de la selección. Todo está mucho mejor que nosotros. Hay una intención y una serie de cosas que en España nos faltan. Por ejemplo, inversión económica y de trabajo.

¿Quién puede vivir solo del waterpolo en España?

Realmente es muy difícil. Hace tiempo que escucho algunas cosas que pasan y me da vergüenza ver que no haya un cierto respeto en el waterpolo español hacia nuestra profesión. Hay cosas inaceptables que prefiero guardarme.

¿Es partidario de hacer modificaciones en la normativa para que este deporte sea más atractivo?

No. A mí me gusta tal y como es. Sí que cambiaría algunas cosas pero a modo de exhibición para ver cómo evolucionaría la situación. Pero ese no es el problema. Es más sobre la concepción del waterpolo.

El adiós a la selección

Se dice pronto pero son más de 300 internacionalidades. Debutó con un oro en el Mundial de 2001, el último logrado, y ha vivido una plata en Roma en 2009 y diplomas en unos Juegos Olímpicos. ¿Es la única espina que se le queda después de cuatro participaciones?

El parón que hice con España en 2015 era totalmente necesario. No hubiera llegado a las Olimpiadas. Tenía demasiada basura en la cabeza. Hice lo mismo que he hecho ahora, donde no soy capaz de dar el cien por cien en una selección. Es justo que la gente nueva empiece a entrar en la rueda de la selección. Ya he dado todo lo que tenía, mi mil por mil. El tema de la medalla es algo que espero lograr como entrenador, eso es lo único que puedo pensar.

¿Cómo valora la llegada de David Martin al frente de la selección española?

Le deseo mucha suerte. Habrá que tener paciencia. Es el momento de los jóvenes, que necesitan comer partidos y entrenamientos. El campeonato español es de un nivel bajo y solo se puede sobrevivir si la Liga de casa recupera su potencial y si la selección da mucho de comer a jóvenes talentos como son la generación de Granados, Munarriz, Tahull, etcétera.

Fue parte importante del ciclo el exseleccionador Gabi Hernández. ¿Cómo lo vivió?

En su etapa, a la gente se le llenó la boca cuando se habló de relevo generacional. No es nada fácil. Su bloque importante fue gente del Barceloneta o que jugaba fuera de España. No había más secreto. Cuanto más dura es la competición, mejores son los jugadores. No es justo pedir a jóvenes que rindan como Minguell o que se partan la cara contra los serbios.

¿Dónde tiene pensado poner punto y final a su carrera?

Yo espero que Pro Recco sea mi último equipo. Espero estar aquí hasta que ellos quieran. Ahora con el pasaporte italiano todavía más. Vamos año a año.

Antes ha dicho que la medalla olímpica que le falta como jugador espera obtenerla como entrenador.

Ja, ja... Tengo claro que quiero ser entrenador. Me encantaría, pero todo se verá.

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