- La raquítica propuesta futbolística del París Saint Germain junto a la gestión de los últimos minutos de los azulgranas son algunos de los elementos destacados del partido de vuelta
Un más que sutil toque con la bota derecha cuando el partido agonizaba le bastó a Sergi Roberto para convertirse en el gran héroe no solo de la noche sino de una de las páginas más brillantes de la historia del FC Barcelona, de aquellas que difícilmente se lograrán olvidar a pesar del ineludible paso de los años y de las competiciones.
57 partidos habían transcurrido entre intentos frustrados, fallidos, de distintos equipos que anhelaban remontar un 4-0, algo nunca visto en la máxima competición europea hasta que los hombres de Luis Enrique hicieron posible lo que durante 87 minutos pareció un cometido inviable.
El sacrificado de la alineación titular de Luis Enrique fue el encargado de transportar a sus compañeros a la inmortalidad en una noche épica que tanto ambicionaba el asturiano, todo ello después de una remontada que se basó, entre otras muchos elementos, en las cinco claves que hemos seleccionado en eldiario.es.
1. Un binomio para tocar la gloria
Tres semanas fueron tiempo suficiente para generar el ambiente idóneo de las grandes noches en la Ciudad Condal. Desde el llamamiento de Gerard Piqué pasando por el mensaje de Luis Enrique en la víspera, la afición azulgrana fue envalentonándose consciente de que no podía fallar al equipo que tanto les ha dado en la última década.
El Camp Nou, con 96.290 espectadores, fue el caldo de cultivo de una remontada de tintes legendarios, empujando a los suyos a creer hasta el final cuando peor estaba la eliminatoria y a amedrentar a un París Saint Germain atemorizado por el ambiente y superado por la situación que ya se complicó con el gol de Luis Suárez en el segundo minuto de juego.
Sin un gran fútbol al que aferrarse sobre el césped, el templo donde todo es posible tuvo esa dosis de fe y esperanza necesaria para creer en lo inverosímil, haciéndose tangible en acciones como la de Andrés Iniesta en el segundo tanto azulgrana.
2. Las dos caras de Unai
Salió Unai Emery sonriente después de la batalla librada en París, sabiendo que era el vencedor sin paliativos de la contienda vivida desde los banquillos y rompiendo así una dinámica negativa que le perseguía en sus enfrentamientos ante el Barça y más concretamente ante Leo Messi.
El atrevimiento y descaro de los suyos en el Parque de los Príncipes encandiló a más de uno, dejando en el olvido la cierta irregularidad que los parisinos habían mostrado a lo largo de la campaña. No, no todo era como lo experimentado en la ida. Con las dudas que habían perseguido el técnico español en el inicio de su etapa en tierras galas relegadas al olvido, la directiva del PSG encontró en el primer asalto los motivos de su apuesta por Emery gracias a la ambición y el carácter ganador que mostró el técnico.
Unas condiciones que parecieron diluirse una vez que Emery y su equipo saltaron al césped del Camp Nou. De la soberbia puesta escena de la ida tan solo quedaron los nombres de unos jugadores atemorizados y superados por el ambiente, a merced de un Barça que fue encontrando su camino frente a un conjunto que pagó con la eliminación su pérdida de identidad.
Se equivocó Emery al creer que el pase a cuartos estaba en su defensa y no vio como las opciones de los suyos pasaban por el ataque, y más con un Barça entregado a la causa, donde solo la entrada de Di Maria permitió vislumbrar seis minutos de la versión que consiguió desdibujar al equipo español, en un breve período de tiempo donde los parisinos lograron un gol que por instantes pareció definitivo pero que acabó siendo anecdótico.
3. La polémica actuación arbitral
En la noche mágica de los azulgranas, donde se hizo patente que las campanas de funeral que sonaron tras la noche de París era prematuras para un equipo acostumbrado a levantarse de los golpes, otro de los elementos a tener en cuenta fue la actuación arbitral a lo largo de los 96 minutos de encuentro.
Ni tan determinantes como ven algunos ni tan livianas como comentan otros, lo cierto es que las decisiones del colegiado y sus ayudantes fueron en cierta medida determinantes para que la gesta acabara grabada en las páginas doradas de la Champions League.
Tras la reanudación, un resbalón de Meunier propició que el futbolista belga tocara con la cabeza a Neymar (47'), en una acción que Deniz Aytekin no señaló en primera instancia y sí lo hizo cuando el quinto árbitro intervino.
Con el recuerdo de unas posibles manos de Mascherano en la primera mitad y con una clara infracción del argentino cuando Di Maria se plantó solo ante Ter Stegen en la segunda, el punto prominente fue cuando un leve contacto de Marquinhos sobre Luis Suárez fue interpretado como penalti en el 89', en la antesala de la posterior remontada.
4. Neymar, Busquets y Ter Stegen, el salvavidas al que se aferró el Barça
No destacaba precisamente esta temporada por sus grandes actuaciones pero el último tramo de competición está volviendo a demostrar que Neymar es más que un malabarista del balón. El brasileño asumió responsabilidades, se echó al equipo a la espalda y buscó generar peligro una vez tras otra sin importarle lo enrevesada que estaba la situación. Con una sonrisa pícara al fin del encuentro y saldando cuentas pendientes al término del mismo en redes sociales, el brasileño fue uno de los grandes protagonistas azulgranas.
Con un gran gol de falta que reavivó las esperanzas, Neymar asumió la responsabilidad de lanzar un penalti clave en la siguiente acción y asistió a las mil maravillas a Sergi Roberto en la ya perenne última acción.
Esa jugada que finiquitó el encuentro fue posible gracias a la aparición de Ter Stegen. El portero alemán subió a rematar, pugnó por el esférico, lo recuperó y propició la falta que acabaría frenando las intentonas, tímidas y estériles, de los franceses cuando el Barça anduvo con la portería sin defender. El cancerbero alemán, fundamental en la ida con paradas de mérito, también apareció para erigirse protagonista de la vuelta salvando un mano a mano contra Cavani que pudo ser definitivo.
Entre el talento de Neymar y la fiabilidad de Ter Stegen, apareció también el amo de llaves. Sergio Busquets volvió para adueñarse del centro del campo, imponer su pauta y llevar la batuta de una zona que había resultado clave en el triunfo del PSG en el encuentro de ida y donde en la vuelta solo existieron unos protagonistas; los centrocampistas azulgranas.
5. Temple final
Pudo ser presa fácil fruto de los nervios y la decepción que generó el tanto de Cavani, que obligaba a la escuadra azulgrana a anotar tres goles en media hora. A pesar de la lógica desilusión que se generó tanto en el césped como en la grada, donde algunos incluso decidieron abandonar antes de hora, el Barça mantuvo el tipo, el saber estar competitivo y utilizó el orgullo junto a una buena dosis de amor propio para hacer historia.
Mientras Luis Enrique sacaba de su chistera sus últimas balas en forma de sustituciones, el recurso Sergi Roberto proporcionó una bocanada de aire necesaria, los azulgranas vieron la luz en el 87' con un gran gol de Neymar. Desde instantes previos (85') y hasta el final del duelo (96') el PSG solo dio cuatro pases buenos, tres de ellos realizados en el momento que sacaron desde el centro del campo tras recibir sendos goles, mientras que los azulgranas evitaron las prisas, las precipitaciones y gestionaron de forma sublime la contrarreloj en la que se convirtió la eliminatoria.
Incapaces de retener el balón o de intentar generar algo de peligro con un Barça volcado en ataque, los parisinos echaron toda su suerte a una fiabilidad defensiva que nunca existió y que hizo aguas desde el inicio de una noche que ya ocupa una página gloriosa en la historia de la competición.