2014, en clave de derechos humanos

No será el resumen del año más compartido o comentado. No es una recopilación de fotos felices a la búsqueda de likes en ningún perfil personal de Facebook. Pensar 2014 en clave de derechos humanos es aceptar una enorme suma de dolores. Muchos de ellos, dolores todavía abiertos que seguiremos arrastrando en 2015. No ha sido un gran año en este sentido. Incluso las Naciones Unidas lo han calificado como “un año de alarmantes desafíos”.

Esta es una selección de luces y, sobre todo, sombras que han marcado 2014. Como toda selección, es siempre limitada, incluso indebida, por lo que se deja. Por eso, este recorrido a través de los últimos doce meses invita a los lectores a seguir completándolo después de la última frase. Porque es necesario continuar “desalambrando” y contando. Para que se sepa.

1. Ceuta y Melilla, contar la tragedia y sus mentiras

El 6 de febrero quince personas murieron en aguas fronterizas en su intento de llegar a nado a Ceuta. La tragedia dio inicio a una historia de desmentidos y mentiras oficiales. La ciudadanía salió a la calle al grito de “las fronteras matan”. Los sobrevivientes denunciaron que la Guardia Civil les disparó pelotas de goma mientras estaban en el agua. Interior niega la intervención en un primer momento. Más tarde lo reconoce. Dijeron que no había vídeos. Luego llegaron las imágenes de las cámaras de seguridad.

Este año, hemos visto grabaciones que demuestran cómo la Guardia Civil lanzaba material antidisturbios cerca de los inmigrantes. También devolvió ilegalmente a Marruecos a personas migrantes que llegaron nadando a Ceuta. Las devoluciones en caliente, prohibidas por la Ley de Extranjería y la Ley de Asilo, han sido otra de las vergüenzas de la crisis en la frontera sur española, una práctica habitual tanto en Ceuta como en Melilla. En 2014, el Ejecutivo inició su regularización, en 2015 la culminará con el último trámite pendiente: la aprobación del Senado.

A lo largo de 2014 el Gobierno ha tratado de normalizar las devoluciones sumarias de inmigrantes a Marruecos. Las fuerzas de seguridad lo hacían desde hace más de una década pero este año lo hemos visto. El Ejecutivo las ha aceptado y está punto de convertir en legal lo que siempre ha sido ilegal por vulnerar el derecho de asilo. Los sucesos de octubre en Melilla llegaron hasta la Comisión Europea, que envió una dura carta pidiendo explicaciones al ministro de Interior ante la expulsión irregular de un inmigrante que había sido golpeado por un grupo de agentes.

El año, declarado el “más mortífero” para las personas migrantes por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se ha saldado con más de 3.000 muertes en el Mediterráneo.

En España, 2014 concluye con un nuevo salto en Melilla y una imagen. La imagen. La fotografía tomada por José Palazón, receptora del Premio “Luis Valtueña” de Fotografía Humanitaria, está llamada a grabarse en las retinas de un país que a veces prefiere no ver y continuar su juego.

2. Las niñas secuestradas de Boko Haram: del trending topic al olvido

trending topic

“Bring back our girls”. A principios de mayo estas cuatro palabras inundaron las redes sociales, personalidades de todos los ámbitos y rincones del mundo se fotografiaron con el hashtag del año y muchos oyeron hablar por primera vez de Boko Haram, un grupo yihadista nigeriano cuyo nombre viene a significar “la educación occidental es pecado”.

El 14 de abril de 2014, Boko Haram secuestraba a más de doscientas niñas en una escuela de Chibok, una localidad de mayoría cristiana, al norte de Nigeria. Desaparecieron sin dejar rastro a pesar de que el ejército nigeriano había sido previamente avisado del ataque y el asedio se prolongó unas seis horas. Desde entonces, pese al impacto de la campaña internacional por su liberación o las movilizaciones que, desde el 30 de abril, sin tregua alguna, se han sucedido en Abuja, poco se sabe de ellas.

Algunas aparecieron semanas después en un vídeo, ataviadas con el hiyab. El líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, avisaba de que las niñas iban a ser vendidas, convertidas al islam y casadas. Human Rights Watch recogía en un informe los testimonios de algunas de las jóvenes que lograron escapar y de otras mujeres y niñas víctimas de Boko Haram, que relataban los horrores del cautiverio.

El 17 de octubre, la prensa se llenó de titulares que anunciaban un alto el fuego con el grupo islamista y la ansiada liberación de las niñas pero, a principios de noviembre, las esperanzas se desvanecieron. Shekau negaba el acuerdo y aseguraba que las niñas ya estaban casadas y jamás volverían con sus familias.

Esta semana se han cumplido los 260 días desde que fueron raptadas. Además, Boko Haram cierra el año con un nuevo secuestro masivo de más de un centenar de mujeres y niños en el noreste del país. En Abuja, los familiares siguen pidiendo que las devuelvan aunque hace tiempo que el #BringBackOurGirls dejó de ser trending topic.

3. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”: Los 43 de Ayotzinapa

El 26 de septiembre, 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecían en la localidad de Iguala, en el estado mexicano de Guerrero, tras ser atacados por policías municipales, en unos enfrentamientos que dejaron seis muertos. Policías detenidos aseguraron que los estudiantes se entregaron a sicarios del cártel Guerreros Unidos, a manos de quienes, hipotéticamente, fueron ejecutados y calcinados. Lo ocurrido en Ayotzinapa y los macabros detalles sobre el destino de los jóvenes que se irían conociendo con el transcurso de las semanas convulsionaron a la sociedad mexicana despertándola ante la violencia cotidiana y la impunidad que sacude el país.

La desaparición forzada de los 43 o la masacre de Iguala, como también se la ha llamado, destapaba sin reservas las conexiones entre el poder, el narco y el crimen organizado. El alcalde de Iguala, Juan Luis Abarca, y su mujer, María de los Ángeles Pineda, a los que se vincula con Guerreros Unidos, fueron señalados como autores intelectuales de los hechos y detenidos el 4 de noviembre tras permanecer varias semanas en paradero desconocido.

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, tardó dos meses en viajar hasta el estado de Guerrero, en medio de paros nacionales y un clamor internacional por lo sucedido. Tras la desaparición, se han hallado varias fosas con decenas de cuerpos aunque, hasta la fecha, tan solo ha sido identificado uno de los 43. Se trata de Alexander Mora Venancio, cuyos restos fueron encontrados en bolsas de basura en un río cercano al lugar donde los jóvenes desaparecieron.

4. Ébola, la epidemia sin control que llegó a Occidente

La de 2014 es la peor epidemia de ébola desde que el virus fuera descubierto en 1976 pero, seguramente, no será recordada por el número de muertos: 7.879, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud de este martes. Ni por el total de casos detectados, que ya superan los 20.000. Lo que encendió las alarmas mundiales fue el hecho de que el virus traspasara las fronteras del continente africano. El brote de ébola en África Occidental se inició en Guinea Conakry en febrero, desde donde fue extendiéndose a Sierra Leona y Liberia hasta que, en agosto, la OMS declaraba la epidemia como emergencia de salud pública internacional.

Ese mes, España decidía repatriar a un misionero infectado, Miguel Pajares, que moriría días después, al igual que un segundo religioso también repatriado, Manuel García Viejo. A principios de octubre, Teresa Romero, una auxiliar de enfermería, se convertía en la primera persona que se contagiaba de este letal virus fuera de África. Su caso puso en evidencia toda una serie de despropósitos y omisiones, deficiencias en los protocolos de seguridad, la incompetencia de una ministra de Sanidad ausente y la mezquindad moral de un consejero de sanidad que no ahorró en descalificativos hacia Romero.

España fue declarada oficialmente libre de ébola a principios de diciembre, pero la emergencia continúa en África Occidental. Nigeria y Senegal superaron eficazmente el brote, que avanza sin control en Liberia, Sierra Leona y Guinea. La crisis del ébola ha desbordado a organizaciones de asistencia humanitaria como Médicos sin Fronteras y ha puesto de manifiesto la escasa capacidad de respuesta del gobierno español como donante ante emergencias de este tipo.

5. Y Malala consiguió el Nobel

Dos años después de ser tiroteada por los talibanes por defender el derecho a la educación de las niñas, Malala Yousafzai se convertía el pasado 10 de diciembre en la receptora del Nobel de la Paz más joven de la historia. A sus 17 años, la pakistaní recibía el galardón que la encumbra como líder mundial con las mismas palabras que ha repetido una y otra vez desde que saliera con vida de aquel atentado: que no dejará de alzar la voz hasta ver que todas las niñas y niños del mundo pueden ir a la escuela y convertirse en quienes desean llegar a ser.

Este año, el Nobel de la Paz ha puesto la mirada sobre el trabajo por los derechos de la infancia lanzando a su vez un mensaje de entendimiento entre religiones al otorgarse a dos personas originarias de países históricamente enfrentados entre sí. Junto a Malala, musulmana, también recibía el galardón el hindú Kailash Satyarthi, un destacado activista indio, entregado a la lucha contra la trata y la explotación infantil.

Satyarthi, de 60 años, es el fundador de Bachpan Bachao Andolan, una organización que dice haber rescatado a más de 80.000 niños y niñas de trabajos en condiciones de esclavitud. En la actualidad, se calcula que hay más de 168 millones de niños que trabajan y 58 millones de niñas y niños siguen sin poder ir a la escuela.

6. Operación Margen Protector: el infierno sobre Gaza

Un infierno de 50 días barrió la franja de Gaza este verano. La Operación Margen Protector, una nueva ofensiva israelí, dejó un saldo de más de 2.200 palestinos muertos, entre ellos unos 500 menores, más de 11.000 heridos y una ciudad devastada. Por la otra parte, el conflicto se cobró la vida de seis civiles israelíes y 67 militares. Los bombardeos afectaron a alrededor de 100.000 casas y provocaron casi medio millón de desplazamientos. El gobierno de Netanyahu respondía así al secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes, en junio.

Amnistía Internacional y Human Rights Watch calificaron los ataques de crímenes de guerra, contrarios al derecho internacional humanitario y abiertamente desproporcionados. Uno de los episodios más dramáticos se vivió en la playa de Gaza el 16 de julio, cuando un proyectil acababa con la vida de cuatro niños mientras jugaban al fútbol ante la mirada de varios periodistas extranjeros, testigos desde un hotel cercano. Días después, Israel bombardeaba una escuela de la UNRWA, uno de los varios ataques que se lanzaron sobre instalaciones de las Naciones Unidas.

El 26 de agosto se alcanzaba una tregua indefinida. La población gazatí se enfrentaba entonces a un futuro incierto. El gobierno palestino estimaba que harían falta 4.500 millones de euros para reconstruir Gaza pero el coste real de la guerra va mucho más allá. Cuatro meses después de la ofensiva militar israelí, unas 20.000 familias permanecen desplazadas y las promesas que los donantes hicieron en El Cairo no acaban de materializarse.

7. La Revolución de los Paraguas: “primavera china” en Hong Kong

A finales de septiembre, decenas de miles de personas, en su mayoría estudiantes, tomaron las calles de Hong Kong para reclamar reformas democráticas. El movimiento Ocuppy Central with Love and Peace, liderado por el profesor de Derecho en la Universidad de Hong Kong, Benny Tai, y el grupo Scholarism, encabezado por el estudiante Joshua Wong Chi-fung, llamaron a los hongkoneses a la desobediencia civil y protagonizaron concentraciones multitudinarias ante la sede del gobierno. Su objetivo: más democracia. Los manifestantes exigían el sufragio universal en la elección de sus gobernantes de cara a los comicios previstos en 2017.

La “Primavera Asiática” de Hong Kong pilló por sorpresa a las autoridades e incluso a la Bolsa, que se desplomó en los días posteriores. La llamaron “la revolución de los paraguas” porque los manifestantes se protegieron con ellos de los ataques de la policía, que respondió a las protestas con gases lacrimógenos. Tras 79 días de ocupación y un millar de detenidos, el último paraguas se cerró el pasado 15 de diciembre, cuando se desmanteló el campamento en el que todavía permanecían unas 50 personas.

8. El régimen de terror del Estado Islámico

Las decapitación del fotoperiodista estadounidense James Foley a mediados de agosto dio inicio a una serie de videos con los que el Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) estremeció al mundo y se situó en el centro de la agenda internacional y, por ende, de las mediáticas. El EI -anteriormente ISIS- proclamó su califato el 29 de junio, bajo el liderazgo de Abu Bakr Al Baghdadi, el “califa Ibrahim”, estableciendo su territorio entre Siria e Irak, una zona en la que controla el petróleo, su principal fuente de financiación, y con declarados planes expansionistas.

A día de hoy, constituye la principal amenaza terrorista en Oriente Medio y a lo largo de este año ha instaurado un régimen de terror logrando seducir a un creciente número de jóvenes yihadistas, buena parte de los cuales llegan a sus filas desde países occidentales. Se estima que entre un 30% y un 40% de sus combatientes proceden de países europeos, unos 2.000, según la Comisión Europea.

El Estado Islámico se ha radicalizado con rapidez, imponiendo la sharia con violencia y estableciendo órdenes y castigos extremos. En las zonas bajo su control ha ordenado la mutilación genital de las mujeres y suele ser una práctica habitual la violencia sexual contra ellas, los matrimonios forzados o su venta como esclavas. Hace unos días, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos le atribuía cerca de dos mil ejecuciones extrajudiciales desde que instaurara su califato.

9. Homofobia, pasos atrás en África

La muerte del joven camerunés Jean Claude Roger Mbede en los primeros días de enero de 2014 parecía augurar un mal año para las personas LGBTI en África. Solo y enfermo, abandonado por su familia, para quien su vida no fue más que una maldición, Jean Claude moría tras cumplir una condena de tres años por ser homosexual, convertido en símbolo de la lucha por los derechos LGBTI. Éste ha sido un año de retrocesos. Coincidiendo con la muerte de Roger Mbede, Nigeria se sumaba a la lista de países africanos que prohíben la homosexualidad.

Poco después, en febrero, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, firmaba la polémica Ley Anti-gay, y con ello institucionalizaba la homofobia, criminalizando la homosexualidad, ampliando los delitos y endureciendo las penas aplicables. Activistas ugandeses confirmaban a eldiario.es entonces el incremento del miedo y el riesgo de violencia, circunstancias que podían propiciar un mayor número de suicidios entre la población LGBTI. A Nigeria y Uganda les seguirían a lo largo del año otros países como Gambia, que estableció la cadena perpetua para homosexuales o Chad, que en septiembre aprobaba una reforma del código penal que criminalizaba las relaciones entre personas del mismo sexo.

Pero la homofobia de Estado no es un problema exclusivo del continente africano. La celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi se aprovechó para llamar la atención sobre la homofobia en Rusia y exigir la retirada de la ley “anti propaganda gay”, aprobada en junio del pasado año por el gobierno de Putin. Por su parte, en Estados Unidos el año termina con el fin de la prohibición de donaciones de sangre de personas homosexuales y bisexuales, una buena noticia a medias pues un hombre homosexual solo podrá donar sangre 12 meses después haber mantenido una relación sexual con otro hombre.

10. Pakistán: el peor ataque talibán a una escuela

Clase por clase. De un disparo en la cabeza. Así mataron milicianos talibanes a 132 niños el pasado 16 de diciembre en una escuela militar de Peshawar, al noroeste de Pakistán. Un ataque brutal en el que en total murieron 145 personas, en su mayoría hijos de militares, que fue reivindicado por el grupo Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), el mismo que el 9 de octubre de 2012 atentaba contra Malala Yousafzai. Esta masacre sin precedentes en el país conmocionó a la comunidad internacional y fue calificada por el presidente, Nawaz Sharif, como “una tragedia nacional”. Los talibanes se vengaban así del ejército pakistaní y lanzaban un claro mensaje de rechazo a la educación.

No es la primera vez que los talibanes atacan una escuela -este año han sido al menos tres- pero sí ha sido el más mortífero. Tras el atentado, el gobierno de Pakistán decidía reactivar la pena de muerte como estrategia de lucha contra el terrorismo talibán, una decisión que ha sido criticada por la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, entre otros. Amnistía Internacional calificaba hace unos días de “muy preocupantes” los planes de ejecutar a 500 presos y recordaba a las autoridades que las ejecuciones no son la solución a los problemas de violencia en el país.