Controlar la especulación alimentaria, fomentar la pequeña agricultura, regular la explotación de los cultivos de alimentos para la producción de energía, o tomar acciones firmes contra el cambio climático; son algunas de las medidas que, según recuerda Oxfam Intermón, podrían acabar con el hambre si hubiese voluntad política para erradicarla. La organización denuncia que, si se continúa como hasta ahora, la comunidad internacional no cumplirá su meta de disminuir a la mitad la proporción de personas subnutridas en el mundo fijada para 2015.
A lo largo del informe “Acabar con el hambre está al alcance de nuestras manos”, la ONG desglosa las causas del hambre para evidenciar cuáles son sus soluciones. Buena parte de la responsabilidad sobre las cifras de subnutrición mundial la tienen, según cita el documento, la caída de la ayuda a los pequeños agricultores, la dificultad de acceso a los escasos recursos naturales y el mal reparto de estos, los efectos del cambio climático y la subida de los precios de los alimentos, fruto de la especulación alimentaria.
Un total de 500 millones de pequeños agricultores de países en vías desarrollo proporcionan alimentos a casi dos mil millones de personas, detalla Oxfam Intermón. No obstante, en los últimos 30 años, los gobiernos de los países en desarrollo han dejado de invertir en el sector agropecuario y en el desarrollo rural debido a dos causas: sus propias políticas de ajuste estructural y la imposibilidad de competir con los sectores agrícolas de los países ricos, ayudados por sus gobiernos. A pesar de que la Unión Africana se comprometió hace una década a destinar el 10% de sus presupuestos nacionales a la agricultura, en la actualidad solo 10 de los 54 países que la integran cumple con esta premisa. Por su parte, la caída en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) total destinada a estos fines ha caído en 30 años del 20,4 al 3,7%.
El G8 introdujo en 2009 la promesa de dedicar 22.000 millones de dólares en tres años al refuerzo de la seguridad alimentaria sólo llegó a cumplirse parcialmente, según el informe. Además, este objetivo no se ha ampliado una vez cumplido este periodo de tiempo debido a la caída general de la AOD. En España, el recorte acumulado desde 2010 alcanza el 70%.
Tanto la cantidad de tierra cultivable como la de agua están en descenso. Según recuerda la organización, a la escasez de recursos, se une el reparto desigual de estos. “Lo terrible es que la competición por los recursos naturales está beneficiando en gran medida a los grandes inversores privados y estatales”, reza el documento. Entre 2000 y 2010, las compras y arrendamientos de tierras por inversores extranjeros en países en desarrollo se aceleraron. El informe subraya que esta superficie, que equivale a ocho veces el tamaño del Reino Unido, podría producir alimentos suficientes para cubrir las necesidades de mil millones de personas. Pero no lo hacen: “muchas de ellas se compran para especular o producen materia prima para la exportación, en muchos casos para la producción de biocombustibles”. Por este motivo, instan a la comunidad internacional a regular estas prácticas.
La especulación de alimentos provoca subidas y bajadas de los precios de los alimentos que tiene sus consecuencias. Oxfam Intermón detalla que el pico sufrido en 2008 aumentó un 8% el número personas desnutridas en África. Sin embargo, “hasta ahora, no ha habido ningún cambio para frenar la especulación alimentaria”, denuncia.
Según los datos más recientes publicados por Naciones Unidas, 842 millones de personas sufren hambre crónica en el mundo, de los cuales 827 millones en países en desarrollo.
Aunque el número de personas que pasan hambre se ha reducido un 17% desde 1990, los progresos “van demasiado lentos”, según denuncia el informe. “Los avances en ese campo han sido decepcionantes, y existe un alto riesgo hoy de que se pierda lo logrado y empeore la situación alimentaria de la población mundial”, concluye