ENTREVISTA Andrés Ramírez

El jefe de la Comisión Mexicana de Refugiados, ante la llegada de miles de haitianos: “La situación nos ha sobrepasado”

Ayelén Oliva

Buenos Aires —
23 de septiembre de 2021 22:08 h

0

Andrés Ramírez lleva toda una vida dedicada a mitigar la situación de las personas que se ven forzadas a dejar su país. Con casi tres décadas de trayectoria representando a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), ha visto de cerca los principales problemas que golpean a los solicitantes de asilo en América Latina. Después de conocer de primera mano las realidades de las personas migrantes en países como Venezuela o Brasil, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador, asumió la dirección de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.

Ramírez vive días agitados. “Estamos ante una situación que nos ha sobrepasado. Es un escenario muy complicado que rebasa nuestra capacidad operativa”, describe con preocupación a elDiario.es, antes de salir a la ciudad de Tapachula, en el sur de México, puerta de ingreso para las caravanas de migrantes que llegan desde Centroamérica.

Esta semana, el Gobierno de los Estados Unidos decidió deportar a unas 15.000 personas, la mayoría de ellas de origen haitiano, después del intento de ingresar de manera ilegal al país. La decisión ha causado la dimisión del enviado especial del Gobierno de Joe Biden en Haití, Daniel Foote, quien presentó su renuncia en protesta por el “trato inhumano a los migrantes”.

Los migrantes haitianos, como todos aquellos que se suman a las caravanas centroamericanas, pasan semanas recorriendo a pie distintos países hasta llegar a la frontera con Estados Unidos. Si bien México no es más que un lugar de tránsito, es este país el que termina asumiendo parte del impacto.

En el último medio año, los migrantes haitianos pasaron del ocupar el quinto lugar en solicitudes de refugio al segundo en México. La cantidad de solicitudes de refugio de haitianos en ese país ya supera las 18.000, según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. 

La llegada de miles de haitianos a Estados Unidos desde México, ¿es un fenómeno que comenzó este último año?

No, este fenómeno empezó en 2019. Hace dos años, miles de haitianos comenzaron a llegar a México para pasar a EEUU. Estas personas son las que salieron después del terremoto de 2010, se instalaron principalmente a Brasil y ahora intentan ingresar a Estados Unidos vía México.

Entonces, ¿no lo asocia a los hechos recientes que ha vivido Haití como la crisis política que desató el magnicidio de Jovenel Moise o el terremoto de agosto pasado?

No, porque no salen de Haití. La mayoría de los haitianos que ingresaron a México rumbo a Estados Unidos vienen de Brasil y Chile. No son personas que hayan salido directamente de Haití. Esto no quiere decir que no puedan llegar a venir en el futuro pero no es lo que está pasando en este momento.

Entonces, si no salen de Haití, ¿podrían ser devueltos al país donde tenían residencia en lugar de su país de origen?

Ese tema es muy importante. No deberían ser devueltos a Haití porque es un país absolutamente devastado. La Cancillería mexicana está queriendo tener conversaciones con el Gobierno brasileño y chileno para ver esa posibilidad. No se cuál será el resultado de estas conversaciones.

¿Por qué, en ese momento, decidieron ir de Haití a Brasil?

Eran épocas que estaba Minustah, la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití, una misión de paz de fuerzas de la ONU que funcionó de 2004 a 2017, liderada principalmente por Brasil. En ese momento, Brasil estaba en una época de auge con Lula en el poder y existía un importante crecimiento económico. Todo ello llevó a que muchos haitianos vieran a Brasil como el “sueño brasileño”. Pero todo esto cambió.

¿Por qué intentan ingresar a Estados Unidos ahora?

Hubo un canto de sirenas sobre el mecanismo de protección temporal en Estados Unidos a los migrantes haitianos. Los traficantes de personas han seducido a muchos de ellos diciendo que podían ingresar sin problema a Estados Unidos. Lo que no les dijeron es que ese mecanismo es para los que ya están viviendo en Estados Unidos y no para los que viene de fuera.

¿Cómo afecta este fenómeno a México?

En México, los haitianos pasaron a de ser el quinto país en cantidad de solicitantes de asilo, con poco mas de 5.000 personas, a 19.000 este año. Ya en 2020, a pesar de la pandemia, los haitianos fueron los únicos que incrementaron el número de solicitudes de asilo en un momento en que todas los pedidos de otras nacionalidades bajaban. Este año, se han más que triplicado. Al cierre de agosto, tenemos cerca de 19.000 haitianos solicitantes. Si proyectamos hacia final del año, es posible una multiplicación por cinco si comparamos con el año pasado.

Si hablamos de una migración económica, no es posible que ingresen en calidad de refugiados

No. Y ese es el problema. No son refugiados para nosotros. Los motivos por los cuales ingresan no encajan dentro de la definición de refugiados establecida en la normativa jurídica internacional ni en la propia ley mexicana. Y por otro lado, no debería ser retornados a Haití por la situación que vive el país. Entonces debería haber alguna alternativa migratoria para estas personas que les permita quedarse en el país pero sin estar en condición de refugiados. Al no tener esa opción, ellos consideran que el único recurso es presentar el pedido de refugiados. Es por eso que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados tiene ahora una presión muy fuerte.

¿Pueden dar respuesta a tantas solicitudes?

Estamos ante una situación que nos ha sobrepasado. Es un escenario muy complicado que rebasa nuestra capacidad operativa. Esto lleva a aglomeración de gente, esperas largas, para que sus pedidos de refugio sean finalmente rechazados. Porque, a fin de cuentas, no son refugiados ni quieren serlo, lo que quieren es irse a Estados Unidos y quieren ese documento para avanzar en esa dirección.

Y México es un país que tiene una larga tradición en dar respuesta a las distintas oleadas migratorias...

Sí, la primera oleada fue durante la Guerra Civil española, cuando México aceptó a los refugiados españoles. Eso marcó un punto de arranque en la tradición de asilo de nuestro país. Luego en la década de los 70 llegaron las dictaduras en el Cono Sur. La tercera oleada fue en los 80, tuvimos a los refugiados guatemaltecos por la política de Tierra Arrasada. Y ahora, a partir del 2013, es cuando vemos un aumento de la migración proveniente de Centroamérica que son víctimas de la violencia generalizada, la pobreza y la violación a los derechos humanos.

¿Existen haitianos que una vez rechazado su ingreso a Estados Unidos busquen quedarse en México?

Existe una variedad de migrantes. Los flujos migratorios son complejos. Algunos son deportados por Estados Unidos, otros logran entrar de manera ilegal y existe otro sector que al ver que está complicada la situación eligen regresar a México. Entre estos últimos, existe una variedad de opciones: algunos buscan ganar tiempo para volver a intentarlo y otros que deciden quedarse en México. Eso pasó en Tijuana en 2016, cuando un grupo importante de migrantes haitianos llegaron para pasar a Estados Unidos pero terminar quedándose ahí porque hay posibilidad de empleo. Los haitianos son mucho más asequibles a poder trabajar en lo que sea.

¿Cómo es el recorrido por México hasta llegar a Estados Unidos?

El principal punto de entrada es por la ciudad de Tapachula, en el estado de Chiapas, al sur de México. Hubo contención por parte del Instituto Nacional de Migración para que no se fueran para el norte pero es evidente que esta contención no funcionó. Los haitianos seguían tenaces en querer continuar la ruta hacia el norte. Y, al final de cuentas, lograron burlar la barrera hacia Estados Unidos.

¿Las caravanas de migrantes siguen siendo la manera más efectiva de entrar en Estados Unidos?

Las caravanas surgen como un mecanismo de protección para los migrantes. Los grupos pequeños sufrían acoso por parte de los traficantes de personas. Hay denuncias de mujeres violadas, situaciones realmente dramáticas. Pasar en grupos pequeños es exponerle a un alto riesgo. La caravana es un modo de darle mucho más peso y fuerza para aquellos que transitan el país rumbo a Estados Unidos. Pero ese mecanismo empezó a fracasar porque fueron atajadas con mucha fuerza y violencia que los grupos pequeños. Ya no son una fórmula exitosa, ha pasado su momento. Es por eso que ahora han vuelto a formar grupos pequeños, menos visibles y con los riesgos de antes, para lograr pasar. Fue un experimento lo de las caravanas pero, con el paso del tiempo, se ha demostrado que no son muy exitosas.

¿Estamos en un momento de retroceso en los derechos de las personas migrantes?

No sé si podemos hablar de retroceso pero la cantidad de refugiados y desplazados internos ha venido creciendo, año tras año, de manera notable. Es por eso que las soluciones duraderas se hacen muy difíciles de alcanzar. Me refiero a la repatriación, las cuotas reasentamiento son menores, la integración local también se dificulta. Los retos son cada vez más grandes porque la cantidad de migrantes es cada vez mayor y eso dificulta la llegada de respuestas duraderas. Por eso da la impresión de retroceso pero no sé si es un retroceso o es que los desafíos que tienen los Gobiernos son cada vez mayores.