El Pacto Mundial sobre Migración reúne a 164 países contra los argumentos de la xenofobia
Tras 18 meses de debate y negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno, y altos representantes de 164 países han aprobado formalmente el Pacto Mundial para la Migración de la ONU en la cumbre celebrada este lunes en Marrakech. El siguiente paso será un voto final de ratificación, el 19 de diciembre en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
En la apertura de la conferencia, el secretario general, Antonio Guterres, ha definido el pacto como “una hoja de ruta para prevenir el sufrimiento y el caos, y para proporcionar estrategias de cooperación que beneficien a todos”. Asimismo, ha calificado de “vergüenza colectiva” que 60.000 migrantes hayan muerto en su trayecto hacia otros países desde el año 2000.
De carácter no vinculante, el acuerdo establece el primer marco de coordinación internacional que pretende “facilitar una migración segura, ordenada y regular” a través de 23 compromisos que atañen a quienes migran por los canales legales y a aquellos que se ven forzados a hacerlo por vías irregulares. Las principales líneas de trabajo, defienden los firmantes, serán centrarse en las personas, la cooperación internacional, la soberanía nacional, el Estado de Derecho y las garantías procesales, y el desarrollo sostenible, ya que el pacto entronca con la Agenda 2030 contra la pobreza y el cambio climático. Asimismo, reconoce la situación específica de las mujeres y los niños, que representan casi la mitad de los 260 millones de migrantes de todo el mundo.
“Tener en consideración la interrelación de la migración con el desarrollo, los problemas humanitarios y la paz y la seguridad es importante”, ha defendido Egash Kebret Botora, embajador de Etiopía ante las Naciones Unidas en Ginebra y copresidente del diálogo de la conferencia de Marrakech.
Frente a los mensajes de los partidos de la extrema derecha sobre la migración con los que se han topado los mandatarios de algunos países a la hora de apoyar el texto y que aducen una supuesta pérdida de soberanía, Guterres ha respondido que “no debemos sucumbir al miedo ni a las falsas narraciones”. El secretario general ha dedicado parte de su discurso a desmentir varias “falsedades” sobre el acuerdo y la migración en general, recordando algunos datos: más del 80% de las personas que migran en el mundo se mueven de manera segura y ordenada y la migración no es un movimiento de personas del sur al norte, sino que la que se produce entre países del sur, como África, es superior.
“Este plan es más eficaz que las medidas de contención”
Una vez aprobado el pacto, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Internacionales de México –cuyo embajador ante la ONU ha liderado las negociaciones del acuerdo–, ha mirado hacia adelante y ha asegurado en una rueda de prensa a los medios de comunicación que ahora “hay que demostrar que este plan es más eficaz que todas las medidas de contención que se quieren llevar a cabo”.
Producto de este acuerdo, Marruecos tendrá su propia institución, el Observatorio de Migración Africana, respaldado por el pacto. “Nuestro deseo es ver el trabajo de este observatorio, multiplicado por la creación de redes con instituciones similares en otras regiones”, ha dicho el rey Mohamed VI a través de un mensaje enviado a la conferencia que ha leído el jefe del Gobierno, Saadeddine El Othmani. “Todavía no es hora de celebrar el éxito. El desafío de esta conferencia es mostrar que la comunidad internacional está eligiendo una solidaridad responsable en la migración”, ha afirmado.
Desde Naciones Unidas aseguran que se proseguirá el diálogo multilateral mediante un mecanismo de seguimiento y examen periódico “para asegurarnos de que las palabras de este documento se traduzcan en acciones concretas que beneficien a millones de personas en todas las regiones del mundo”, explicita el proyecto de documento final.
Chile, el último en retirarse
Como estaba previsto en la agenda, el presidente español, Pedro Sánchez, ha asistido a la cumbre y ha mostrado su apoyo al texto, al igual que la canciller alemana, Angela Merkel, que aterrizó este domingo en Marruecos. Ausente estuvo el presidente francés, Emmanuel Macron, que envió al secretario de Estado de Relaciones Exteriores en plenas protestas de los “chalecos amarillos” que desde hace tres semanas se suceden en el país galo.
En Marrakech faltaron países. Estados Unidos se retiró antes de las negociaciones, mientras que nueve países lo hicieron una vez que ya estaba terminado el documento en julio: Austria, Australia, Chile, República Checa, República Dominicana, Hungría, Letonia, Polonia y Eslovaquia.
Otros siete han querido mantener más consultas internas o han pedido más tiempo para estudiarlo: Bélgica, Bulgaria, Estonia, Israel, Italia, Eslovenia y Suiza, según Louise Arbour, la representante especial de la ONU para las migraciones. El primer ministro belga, Charles Michel, ha asistido a la cumbre después de que el partido nacionalista flamenco N-VA, contrario al pacto migratorio, rompiera este fin de semana la coalición de Gobierno.
Chile ha sido el último en descolgarse horas antes de la conferencia y alegando que cada país “es soberano” para fijar “sus propias” reglas en inmigración. Sin embargo, María Fernanda Espinosa, presidenta de la Asamblea General, ha adelantado que “hay países que no han podido llegar a Marrakech pero que seguramente apoyarán el pacto, por lo que haremos un trabajo diplomático, de información, para los Estados que tienen dudas de ser parte de este colectivo internacional”. “Respetamos a los que no están listos para sumarse”, ha concluido.
Movilización contra el acuerdo en Marrakech
En la segunda jornada de la cumbre, que se prolongará hasta este martes, partidos de izquierda de ambos lados del Estrecho han llamado a la movilización contra el acuerdo en la ciudad que acoge la conferencia. La formación marroquí Vía Democrática, no legal por su vertiente republicana, e Izquierda Unida han considerado “fundamental estrechar los lazos de solidaridad entre trabajadoras y trabajadores de ambos lados para evitar que el mar que nos une se convierta en un cementerio” y exigen unas políticas migratorias respetuosas con los derechos humanos.
Ambas formaciones políticas coinciden en que el pacto se basa en “la externalización de las fronteras, las deportaciones masivas y los acuerdos entre estados para deportar a las personas”, además de en la creación de centros de detención donde “encerrar a quienes no han cometido delito alguno”, defienden. También critican que los Gobiernos recojan y compartan datos de los migrantes, lo que a su juicio “criminaliza” a estas personas.