Se cumplen seis meses del estallido de la campaña militar en el estado birmano de Rakhine que ha expulsado a más de 680.000 personas de esta etnia musulmana a la vecina Bangladesh
Los refugiados se establecen en campos superpoblados cuyas precarias condiciones han provocado la aparición de miles de casos de enfermedades como el sarampión y la difteria
Myanmar y Bangladesh han pactado repatriar a miles de rohingyas, pero la población sigue huyendo y narrando la violencia en Rakhine: arrestos, desapariciones, saqueos, incendios premeditados de sus casas y agresiones sexuales
Un niño cargando bambú en el asentamiento improvisado de Jamtoli.
Un niño cargando bambú en el asentamiento improvisado de Jamtoli.
Refugiados en el asentamiento improvisado de Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Refugiados en el asentamiento improvisado de Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Dos niños rohingyas en el asentamiento improvisado de Hakimpara, donde viven más de 32.000 personas. Foto: Anna Surinyach.
Dos niños rohingyas en el asentamiento improvisado de Hakimpara, donde viven más de 32.000 personas. Foto: Anna Surinyach.
Este punto de distribución está situado junto a la clínica de MSF, al lado del área de expansión del asentamiento provisional de Nayapara. La gente viene aquí para recibir ropa y otros artículos esenciales como sal, aceite, arroz y azúcar. Foto: Anna Surinyach.
Este punto de distribución está situado junto a la clínica de MSF, al lado del área de expansión del asentamiento provisional de Nayapara. La gente viene aquí para recibir ropa y otros artículos esenciales como sal, aceite, arroz y azúcar. Foto: Anna Surinyach.
Vista del asentamiento improvisado de Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Vista del asentamiento improvisado de Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Humaira (al fondo) con sus hijos en el centro de atención primaria de salud de MSF en Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Humaira (al fondo) con sus hijos en el centro de atención primaria de salud de MSF en Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Pacientes esperando durante una consulta médica en el centro de atención primaria de MSF en Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Pacientes esperando durante una consulta médica en el centro de atención primaria de MSF en Jamtoli. Foto: Anna Surinyach.
Kausara, una niña de 13 años, está siendo atendida en el centro de tratamiento de difteria de MSF en Moynarghona. Vive en un asentamiento improvisado de Hakimpara. "Tenía dolor en el cuerpo, fiebre, dolor de garganta... No podía comer nada. Después de tomar los medicamentos, ahora me siento mucho mejor". Foto: Anna Surinyach.
Kausara, una niña de 13 años, está siendo atendida en el centro de tratamiento de difteria de MSF en Moynarghona. Vive en un asentamiento improvisado de Hakimpara. "Tenía dolor en el cuerpo, fiebre, dolor de garganta... No podía comer nada. Después de tomar los medicamentos, ahora me siento mucho mejor". Foto: Anna Surinyach.
Boshir Ullah, un refugiado rohingya de 25 años, acaba de llegar de Myanmar junto con su esposa, su madre y sus tres hijos. En la foto, Ferungada, su hijo menor, está siendo inmunizado por un equipo de MSF en el punto de entrada de Sabrang. Foto: Anna Surinyach/MSF
Boshir Ullah, un refugiado rohingya de 25 años, acaba de llegar de Myanmar junto con su esposa, su madre y sus tres hijos. En la foto, Ferungada, su hijo menor, está siendo inmunizado por un equipo de MSF en el punto de entrada de Sabrang. Foto: Anna Surinyach/MSF
Vista del río Naf, que separa Myanmar y Bangladesh. Decenas de miles de refugiados rohingya han cruzado el río desde el estallido de la violencia a finales de agosto de 2017, pero muchos otros han hecho el viaje en las últimas décadas durante períodos de conflicto y persecución. Foto: Anna Surinyach.