“Es parte de un reajuste de los equilibrios: esas aguas no son de nadie, más que de Libia”. Así valoró el ministro de Exteriores, Angelino Alfano, el pasado domingo en una entrevista con el diario italiano La Stampa la decisión de Médicos sin Fronteras de suspender temporalmente las labores de búsqueda y rescate de migrantes y refugiados en el Mediterráneo central debido a las “restricciones a la asistencia humanitaria” impuestas por Libia.
El anuncio de la organización, al que también se sumaron Save The Children y la ONG alemana Sea Eye, se produjo un día después de que las autoridades de Trípoli establecieran su propia área de búsqueda y rescate (SAR, en inglés) frente a sus aguas territoriales, comunicándoselo a la Organización Marítima Internacional (OMI).
“El gobierno de Al Sarraj pidió ayuda a Italia, está listo para configurar el área SAR en sus aguas, para cooperar con Europa e invertir en la guardia costera: esto es un síntoma de un reequilibrio en curso en el Mediterráneo”, celebró el ministro de Exteriores durante su entrevista.
Por el momento se desconoce la distancia a la que Libia extendería la zona de búsqueda y rescate aunque se teme que aumente su control hasta las 70 millas (unos 112 kilómetros) desde la línea de costa, algo que ya ocurrió en tiempos del derrocado Muamar Gadafi. Las ONG no tendrían acceso a esta distancia difícilmente salvable a bordo de las precarias embarcaciones en las que viajan migrantes y refugiados, según alertaron las organizaciones que suspendieron sus operaciones de rescate.
Preguntado por las declaraciones del presidente de MSF, en las que alertaba de que, tras la restricción del acceso a buques humanitarios pueden aumentar los muertos en el mar y las personas atrapadas en Libia, Alfano recurrió a la consigna del Gobierno italiano: “Hay que evitar las muertes en el mar mediante la reducción de las salidas”.
Además, el titular de Exteriores hizo mención a su propuesta estrella de organizar campos de refugiados en el país vecino como solución, “financiando a los organismos de la ONU, como ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), para garantizar el respeto de los derechos humanos en los campos en Libia”. Varias ONG como Oxfam y Amnistía Internacional han documentado los abusos a los que son sometidos los migrantes en el país vecino, entre ellos, torturas, palizas, trabajo esclavo y agresiones sexuales.
Cae el número de salidas
Mientras, el número de personas que salen desde Libia comienza a disminuir. La OIM ha detectado, según ha comunicado este martes, una tendencia al descenso de las salidas de migrantes y refugiados desde el norte de África a Italia. En lo que va de año han llegado a Italia, según sus datos, 97.293 migrantes y refugiados por la ruta que une Libia con Europa, una caída del 4,2% frente al mismo periodo de 2016, algo que la OIM atribuye “al hecho de que las autoridades libias cooperen ahora con Europa para reducir los flujos a Italia”.
La intención de reducir las salidas inspiró la polémica propuesta del Gobierno italiano, aprobada por el Parlamento, de enviar una misión naval para apoyar a la guardia costera libia en “gestionar el flujo migratorio” hacia el país europeo y “contrarrestar el tráfico de personas”.
Esta idea también está presente en el código de conducta que Italia ha impuesto a principios de agosto a las ONG que operan en el Mediterráneo para controlar los rescates. El texto, que contaba con el respaldo de la Unión Europea, fue rechazado, bajo la amenaza de ser expulsadas del sistema oficial de rescates, por varias organizaciones, entre ellas, MSF.
Lo suscribieron, sin embargo, Save The Children, que también ha decidido cancelar temporalmente sus operaciones de salvamento por la inseguridad con Libia, y Proactiva Open Arms, que denuncia la campaña de “descrédito” a la que están sometidas las ONG con acusaciones de que favorecen la inmigración irregular o de que entran en aguas territoriales de Libia, algo prohibido explícitamente en el texto.
“Nadie entra en aguas libias y cuando se entra, se hace con permiso, con autorización y bajo el control, la coordinación y la dirección de la Guarda Costera Italiana”, zanjó en una entrevista con eldiario.es Óscar Camps, director de la ONG catalana. Este martes, la ONG afirmó que una patrullera libia se había acercado a una de sus embarcaciones de rescate y amenazó con abrir fuego si no se dirigían hacia Trípoli. Tras una hora y 40 minutos fue liberado. Este hecho tiene lugar una semana después de que los guardacostas libios llegaran a disparar al aire para conseguir que la embarcación de la ONG se alejara hacia Italia
Este martes, una relatora independiente de Naciones Unidas, Agnes Callamard, advirtió de la posibilidad de que haya más muertes de migrantes y refugiados en la ruta del Mediterráneo Central tras el código de conducta y las restricciones a la búsqueda y rescate impuestas por Libia. Un total de 2.242 personas han muerto en su intento de alcanzar las costas italianas, según la OIM.
La experta de la ONU advirtió también de los riesgos del apoyo europeo a los guardacostas libios. Considera que la financiación de 46 millones de euros de la Comisión Europea a Libia para apoyar a su guardia costera y sus operaciones de búsqueda y rescate puede exponer a “más violencia abominable” a los inmigrantes y refugiados devueltos a ese país.