Interior ignoró a la Audiencia Nacional y deportó a un solicitante de asilo argelino que denunció torturas

El cuerpo de Abderrahim está repleto de más de una decena de marcas alargadas de lo que parecen heridas provocadas por arma blanca. Su rostro también presenta varias cicatrices. El joven argelino había solicitado asilo en el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Valencia tras su llegada a España en patera a mediados de febrero, aunque su petición fue rechazada. Ante los indicios de ser víctima de tortura en su país, la Audiencia Nacional ordenó el 18 de marzo la suspensión de su devolución, pero el Ministerio del Interior ignoró la resolución y procedió a su deportación, según ha adelantado El Mundo y ha confirmado elDiario.es. 

Ahora, el joven, de 25 años, se encuentra escondido, “asustado”, en un lugar indeterminado de Argelia mientras espera la concesión de un visado por parte de la Embajada española que le permita la entrada en España, cuenta su abogada, Carmen Cabrera. Tras incumplir la orden de la Audiencia Nacional, los magistrados de la sección 2 de la sala de lo contencioso-administrativo han exigido a las autoridades españolas “que permitan la entrada en España” de Abderrahim y “su permanencia en España” mientras se estudia su caso, con todas las garantías “inherentes a la condición de solicitante de asilo”, según el auto al que ha accedido elDiario.es. 

Tras la deportación del Abderrahim, el director -un cargo policial- del Centro de Internamiento para Extranjeros de Valencia justificó en un escrito enviado a la Audiencia Nacional que tuvo lugar un “error de interpretación” de la resolución que impedía al Ministerio de Interior devolver al ciudadano argelino. La letrada, que actúa de oficio y en colaboración con la campaña por el cierre de los CIE, había recurrido la denegación de la solicitud de asilo, solicitando una medida cautelarísima para evitar el retorno a su país. 

En la resolución a la que ha accedido elDiario.es, la Audiencia Nacional explicaba que, tras preguntar a la Dirección General de la Policía por la fecha estimada para la salida de Abderrahim del centro donde estaba encerrado (donde puede estar un máximo de 60 días), consideraba que no era necesaria la imposición de una medida cautelarísima, dado que concluyó que había tiempo suficiente para estudiar sin activar la vía de urgencia. Según había respondido la Policía, el denunciante podía permanecer en el CIE hasta el 16 de abril. Lo que no advirtieron es que la devolución podría realizarse en cualquier momento hasta dicha fecha. 

No obstante, el escrito de la Audiencia sí prohibía de manera taxativa la devolución del denunciante hasta la resolución del recurso: “Hasta el 16 de abril de 2022 no está prevista la salida del recurrente, no apreciamos la concurrencia de la urgencia. Se oficia al CIE de Valencia que pende de resolución la presente medida por lo que no puede expulsarse hasta se resuelva”. Abderrahim fue retornado el 24 de marzo.

“Secuestrado y torturado”

Según relata Cabrera, el joven procede de una ciudad donde opera una “organización criminal con una fuerte presencia”. Tras tener una relación con la hermana pequeña de un miembro de dicha red, Abderrahim denuncia haber sido secuestrado y torturado por lo que consideraba un “crimen de honor”. “Durante semanas le dieron por muerto. Fue secuestrado y torturado, sometiéndolo a terribles torturas psicológicas y físicas”, continúa la abogada. Varias imágenes facilitadas a este medio, tomadas antes y después del secuestro denunciado, evidencian el deterioro sufrido por el joven y muestran varias cicatrices en su rostro y torso.

“Tras el secuestro, consiguió volver a su casa. Él intentó denunciar a los agresores, pero la Policía le dijo que no podían hacer nada contra ellos, que se fuese. Abderrahim tenía miedo de que los agentes tuviesen relación con la organización, por lo que podría sufrir consecuencias”. Sus padres, que también abandonaron su localidad por miedo, dieron dinero a su hijo para costear el viaje España. Llegó a Almería en patera el 14 de febrero.

Para Cabrera, la deportación del joven argelino es fruto de una cadena de errores. “Aquí todos fallan. La Policía, por devolverle a pesar de la resolución de la suspensión de su devolución. Pero, donde falla la Policía, tendría que actuar la Justicia. La Audiencia Nacional, cuando se presenta un caso como este, un caso de un solicitante de asilo donde están acreditadas las torturas con pruebas periciales, tiene que tener una mirada más garantista y de derechos humanos. Y no la tuvo”, sostiene la letrada, que critica la denegación de las medidas cautelarísimas en un caso de una persona retenida en un CIE, desde donde siempre puede ser deportado “de forma inminente”. 

El procedimiento acelerado

Al igual que en los pasos fronterizos y el aeropuerto, las solicitudes de asilo se estudian en los Centros de Internamiento para Extranjeros a través de un procedimiento especial, caracterizado por sus plazos reducidos. Según los expertos, esta vía cuenta con menos garantías que  el mecanismo ordinario debido a la rapidez de respuesta, por lo que no la recomiendan para solicitantes que presenten determinadas vulnerabilidades. La Oficina de España de Alto Comisionado de las Naciones Unidas emitió un informe en relación al caso de Abderrahim en el que recomendaba el estudio de su petición por el procedimiento habitual, debido al estado psicológico del demandante. 

Según Acnur, en base “a las alegaciones del solicitante y los informes periciales aportados, habría indicios de que el solicitante haya sufrido trato inhumano y degradante y que requiera un apoyo psicológico especializado”. La Agencia de la ONU sostenía que “debido a las experiencias traumáticas y graves violaciones de derechos sufridas, el solicitante ha tenido dificultad para afrontar este proceso administrativo” acelerado.

“El estudio de las solicitudes de asilo en el CIE es tan rápido, es un proceso tan deshumanizado, que permite que se puedan dar estos casos”, lamenta la abogada de Abderrahim. “Si le han expulsado a él, cuando yo he estado encima de todo el proceso, activando todas las vías posibles y con un auto de la Audiencia Nacional pendiente, cuántas personas habrán sido expulsadas cuando no deberían…”. 

Tras su devolución, el joven ha mantenido el contacto en todo momento con su abogada. Aunque la Audiencia Nacional ordenó a las autoridades españolas el 11 de abril que permitieran su reingreso, Abderrahim sigue escondido en Argelia a la espera de conseguir su visado. “Una cosa es permitir la entrada y otra poner los medios para que se le conceda un visado. Los consulados son lugares donde es muy difícil el acceso, está montado para que la gente tenga problemas para pedir cita y un visado”, cuestiona la letrada. 

Cabrera, que lleva meses de seguimiento al caso, se muestra muy preocupada por la situación psicológica del solicitante de asilo. “Cuando estuvo secuestrado, le decían que le iban a arrancar el corazón. Era una organización vinculada con el tráfico de órganos, por lo que él sigue teniendo pesadillas con sangre”, detalla la abogada, quien también se lamenta por el impacto que puede tener en él su deportación por “error”. “Durante semanas me llamaba y me decía que se iba a suicidar, ha estado muy mal y tiene mucho miedo”. 

Tras meses de espera, cuenta la letrada, la repercusión del caso parece haber empujado a las autoridades españolas a “dar algunos pasos” para que Abderrahim consiga la cita en la embajada necesaria para obtener el ansiado visado.