Marruecos investiga si el fuego que mató a dos inmigrantes fue provocado por sus fuerzas auxiliares
La muerte de un inmigrante no suele ser investigada en Marruecos, pero la presión mediática de este caso ha llevado a las autoridades a actuar. La policía judicial de la región de Tetuán estudia las causas de la muerte de dos inmigrantes cameruneses, aparentemente asfixiados en el interior de una cueva tras una redada de las fuerzas auxiliares en la localidad de Fnideq, en el norte de Marruecos, junto a la frontera con Ceuta. Una treintena de inmigrantes, muchos testigos de la redada de los paramilitares, fueron arrestados ayer y trasladados en autobús hacia el sur del país.
Los cadáveres de los dos jóvenes, conocidos como Vapeur y Le Bir, de 24 y 23 años de edad, fueron trasladados en la noche del martes al hospital de Tetuán, donde los forenses están a la espera de la orden del juez para practicarles la autopsia y determinar la hora de la muerte. Lo fundamental en la investigación es saber si el fuego que provocó las muertes fue iniciado por las fuerzas auxiliares durante una redada o por los propios inmigrantes. El Observatorio del Norte de los Derechos Humanos, que cita fuentes médicas y de la seguridad, da como cierta esta última posibilidad antes de conocer los resultados de la autopsia y la investigación.
La embajada de Camerún está al corriente del caso pero, contactada por este diario, no ha querido hacer comentarios. Tampoco ha querido ofrecer detalles el Consejo Regional de Derechos Humanos de Tánger, que ha desplazado a una persona a Tetuán para llevar a cabo una investigación, según han confirmado a eldiario.es fuentes de este organismo oficial.
Según el relato a eldiario.es de dos testigos presenciales, en la mañana del lunes las fuerzas auxiliares marroquíes entraron en “la petite forêt”, el pequeño bosque de Fnideq, para detener a los inmigrantes que se esconden en él esperando una ocasión para intentar cruzar a Ceuta. Los agentes estaban cerca de las cuevas, relatan los testigos, e iban prendiendo fuego a sus pertenencias, un procedimiento habitual en las redadas de los paramilitares.
Un amigo de Vapeur, Michael, estuvo con ellos hasta las diez de la mañana del lunes. “Estábamos juntos y nos dispersamos para escondernos cuando llegaron las fuerzas auxiliares”, explica. Otro amigo, Brian, se despidió de él un par de horas antes, también esa misma mañana: “Iba a buscar un lugar donde dormir aquel día. 'Todo irá bien', fue lo último que me dijo”. Después de la redada, por la tarde, Michael y Brian subieron a las cuevas y encontraron una de ellas llena de humo. También vieron los dos cuerpos sin vida de Vapeur y Le Bir y lo denunciaron en la comisaría.
Michael se ocultó en Fnideq y ha conseguido salir de la ciudad. Brian se quedó haciendo guardia en la entrada de la cueva, esperando que llegara la policía a levantar los cuerpos. Eso le ha costado su detención y expulsión a Tiznit la noche del martes junto con una treintena de inmigrantes que fueron arrestados ayer y trasladados en autobús hasta esta localidad, situada a 900 kilómetros al sur de Fnideq. Muchos de ellos son testigos presenciales de la redada o son capaces de identificar a los fallecidos. Entretanto, el cadáver de Vapeur viajaba en ambulancia hasta una morgue de Tetuán.
“Vapeur tenía un hijo pequeño”
Allí, la policía judicial ha estado tomando fotografías de los cuerpos, sus huellas dactilares y muestras de ADN para facilitar la identificación. Ninguno de los dos llevaba encima documentos de identidad. Brian sí conoce el nombre de Vapeur: Rango Mohamed Yusuf; era musulmán. Los amigos que deja en Marruecos han contado a este diario que era fan del Barça, que tenía un hijo pequeño en Camerún y que planeaba llegar al Reino Unido. Llevaba poco más de un año en Marruecos. Su familia ya está al corriente de lo sucedido. De Le Bir se sabe poco o casi nada, a la espera de que sea identificado por sus amigos, repartidos entre varias ciudades de Marruecos.
En las últimas horas se han multiplicado en las redes sociales los mensajes de pésame por la muerte de los dos jóvenes que dejan constancia de la popularidad de Vapeur. “Reposa en paz. Has quedado grabado en nuestra memoria”, escribe Gerard. “No hay suficientes lágrimas para decirte adiós”, comenta Garcon. “Estarás para siempre a nuestro lado”, se puede leer en el muro de Facebook de Aliyu. Muchos de ellos han compartido con él una habitación, una conversación o una redada.
Desde principios de octubre, sólo unos pocos se aventuran en el norte de Marruecos porque se arriesgan a una detención y expulsión al sur casi seguras. Después de finalizar el proceso de regularización que duró un año y que, de manera temporal, dio papeles a casi 19.000 personas, las autoridades del país han emprendido una campaña de persecución a los inmigrantes subsaharianos que no tienen tarjeta de residencia. Les impiden a toda costa llegar a las fronteras con España.
Muchos de ellos, sin embargo, acaban volviendo a subir para intentarlo de nuevo o buscan nuevas rutas. En el mes de octubre, cientos de inmigrantes dejaron Tánger para emprender rumbo a Libia y cruzar por allí hasta Italia. En las últimas semanas se ha notado un incremento de los inmigrantes que viajan al sur, hasta El Aaiún, para embarcarse en una patera rumbo a Canarias. A juicio de los expertos en movimientos migratorios, el peligro de estas rutas hace que cada vez más vidas acaben en el fondo del mar. Las de Vapeur y Le Bir han terminado en una cueva a pocos kilómetros de Ceuta.