El 'entendimiento' entre España y Marruecos en cuanto a la “defensa de las fronteras” va un paso más allá: las concertinas ya no son un recurso únicamente español. Las polémicas alambradas que España ha colocado en sus fronteras de Ceuta y Melilla han tenido su réplica en el lado marroquí.
A escasos metros de las vallas que buscan impedir la entrada de migrantes en territorio español, el Gobierno de Mohamed VI ha decidido colocar sus propias concertinas. Mientras tanto, firma con el ministerio de Exteriores el nuevo Marco de Asociación País sobre Cooperación al Desarrollo entre los dos países. Una muestra más de la fluidez en el diálogo bilateral.
En primer plano, las concertinas que tanta polémica han causado por su colocación en la frontera española, debido a las heridas que pueden causar en quienes intenten cruzar, que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, calificó de “superficiales.
En nuestro país esta alambrada cortante está colocada en el suelo entre las vallas [GRÁFICO], y en algunas zonas también a unos tres metros de altura. En el caso marroquí, la concertina se eleva a poca altura del suelo.
De acuerdo con activistas que trabajan en la zona, en las últimas semanas las alambradas colocadas por Marruecos se han ampliado notablemente. Aunque los trabajos habían comenzado en la zona del bosque, donde están apostados los militares marroquíes, han ido ganando metros y “probablemente se extiendan hasta rodear por completo la ciudad”, apunta José Palazón, de la ONG Prodein.