Una doctora sudafricana y su marido inglés viven separados, a ambos lados de la frontera irlandesa, a causa de lo que un miembro del parlamento ha descrito como una aplicación “prácticamente inconstitucional” de las reglas migratorias posteriores al Brexit. A Corrienne y Brett Giles les distancian los 40 kilómetros que separan los condados de Donegal (Irlanda) y Derry (Irlanda del Norte) respectivamente. Corrinne vive en un “estado de ansiedad permanente” mientras espera por un permiso familiar para reunirse con su marido en el Reino Unido.
La médica de emergencias, que trabajó en primera línea contra la COVID-19, está sin empleo y “con una maleta a cuestas”, esperando una autorización de residencia familiar para reunirse con su marido, porque decidió no prolongar su contrato de trabajo en Irlanda, pues tenía planes de emigrar pronto al Reino Unido.
Ocho meses después, se enfrenta a la posibilidad de regresar a Sudáfrica cuando concluya su permiso de residencia en Irlanda. Podría arriesgarse a ser deportada si la encuentran entrando ilegalmente a Irlanda del Norte.
Más burocracia
Desde que Gran Bretaña abandonó la Unión Europea (UE), los cónyuges de ciudadanos del Reino Unido deben solicitar el permiso de prerresidencia antes del 29 de marzo del 2022 si quieren regresar al país sin visado como familiar de un ciudadano británico. Pueden hacerlo solamente si antes adquieren un nuevo permiso familiar de la UE para el Reino Unido.
Antes del Brexit, los parientes de los ciudadanos británicos podían regresar al Reino Unido en cualquier momento, sin necesidad de visado, bajo las leyes de libre circulación que valían para cónyuges de la UE y de países ajenos a la UE. Después del Brexit, esa vía se terminó, pero el gobierno del Reino Unido, bajo presión, prometió mantener abierta la puerta sin visado hasta marzo del año siguiente, permitiendo que los cónyuges no británicos solicitasen el permiso de prerresidencia o de residencia.
Pero su permiso de residencia por ser familiar de la UE dejó de ser reconocido después del Brexit por el Ministerio de Interior, que ahora requiere que los solicitantes cuenten con una autorización específica del Reino Unido.
Cinco meses esperando respuesta
Después de vivir en Sudáfrica durante 15 años, los Giles se mudaron a Irlanda hace dos años, para estar más cerca de su familia en el Reino Unido mientras Corrinne trabajaba en la unidad de emergencias del hospital universitario de Letterkenny.
Su odisea comenzó hace ocho meses, cuando comenzaron a explorar sus opciones para mudarse a Inglaterra. Descubrieron que había una vía sin visado para Corrinne según un acuerdo paralelo al Brexit, que permitía a ciudadanos de países ajenos a la UE ingresar al Reino Unido, siempre que antes consiguieran un permiso familiar del Ministerio de Interior.
Brett, que trabaja en marketing, se mudó al otro lado de la frontera, a Derry en Irlanda del Norte, tras haber leído una guía en la página del Gobierno que decía que los ciudadanos del Reino Unido debían regresar antes de fines de diciembre del año pasado, para ejercer sus derechos de libre circulación en la UE. La página decía que el proceso para conseguir el permiso exigido se retrasaría algunas semanas, lo cual no le parecía que fuese un alto precio a pagar.
Cinco meses más tarde, sin embargo, no hay signos de un permiso familiar y el Ministerio de Interior solo ha comunicado que la solicitud se encuentra en el sistema. Mientras tanto, Corrinne, de 48 años, vive en una habitación en Letterkenny y no puede apuntarse para trabajar en los servicios de salud de Irlanda ni del Servicio Nacional de Salud británico.
“Mental y físicamente exhausta”
“Estoy emocionalmente drenada y mental y físicamente exhausta”, dice. “Vivo en un estado de ansiedad permanente todos los días, esperando correos electrónicos que determinarán mi futuro”.
“La brecha en mi carrera laboral crece sustancialmente todo el tiempo. No tener ningún tipo de respuesta o comunicación del Ministerio de Interior es una tortura absoluta. Nunca, ni en mis peores pesadillas, pensé que dos años después de llegar a Europa estaría esperando sentada, desempleada, desilusionada, descorazonada”, continúa.
“Lo único que quiero es una vida normal. Además, toda mi familia está en el Reino Unido, mis hermanos, mis hermanas, mi madre, y yo estoy completamente sola en un contexto extraño, y se vuelve cada vez más difícil para mí continuar con esta vida”.
El diputado irlandés, Colum Eastwood, que ha estado apoyando a la pareja, dice que habían sido respondidos con “obstinación por el Ministerio de Interior en todo momento”. El representante parlamentario cuestiona “cómo puede el Ministerio de Interior no haber realizado las revisiones necesarias en este margen de tiempo”.
El miembro del parlamento por el Partido Laborista, Peter Kyle, que defiende medidas de una posición similar, ha dicho: “El gobierno se ha olvidado completamente de que está aquí para servir a los ciudadanos británicos”.
Familias separadas
Al menos una docena de otras familias han compartido sus historias con The Guardian, incluyendo una madre que ha regresado al Reino Unido de Francia con su hijo de siete años, separándolo de su padre francés que también está en la larga lista de espera del Ministerio de Interior; un hombre británico homosexual que está desesperado por regresar a Gran Bretaña con su pareja italiana de 26 años; y una mujer alemana que espera desde abril su permiso para reunirse con su marido británico.
“Ser así de hostiles y ofuscar de este modo a ciudadanos británicos, dificultar que un ciudadano británico siquiera reciba información sobre cómo resolver una situación causada por una política gubernamental es prácticamente inconstitucional”, ha dicho Kyle.
Un representante del Ministerio de Interior se negó a comentar sobre casos específicos. “Los familiares calificados de ciudadanos británicos que regresen con ellos de la Unión Europea al Reino Unido deberían solicitar un permiso familiar del programa de residencias para la UE. Cada caso será revisado tan rápido como sea posible y según sus méritos individuales, pero los tiempos de procesamiento pueden variar dependiendo del volumen y la complejidad de las solicitudes”, ha dicho.
Según sostiene, los casos estarían siendo “considerados estrictamente según la fecha de solicitud”, lo que sugiere un retraso de cinco meses en el estudio de los expedientes de ciudadanos británicos que viven en la UE. El Ministerio de Interior, añaden las mismas fuentes, “seguirá revisando su dotación de personal”.
Traducción de Ignacio Rial-Schies