El Gobierno del Reino Unido destinará 44,5 millones de libras (unos 50 millones de euros) adicionales para evitar que los migrantes crucen la frontera franco-británica de Calais (Francia), según ha anunciado este jueves un portavoz de Londres.
La primera ministra británica, Theresa May, formalizará el compromiso cuando se reúna con el presidente francés, Emmanuel Macron, que realiza su primera visita oficial al Reino Unido en la 35ª cumbre entre ambos países.
La partida británica, que se suma a otros 100 millones de libras (113 millones de euros) invertidos en los últimos tres años, irá destinada a reforzar la seguridad en Calais y otros puntos fronterizos en el Canal de la Mancha, con nuevas vallas, cámaras de circuito cerrado y tecnología de detección con infrarrojos, explica el portavoz.
La fuente británica indicó que la aportación económica pretende “mejorar la seguridad de la frontera” del Reino Unido. “Igual que se invierte en las fronteras en otras partes del país, lo correcto es vigilar constantemente qué más se puede hacer en los controles británicos en Francia y Bélgica, para asegurarnos de que sean lo más seguros posibles”, afirmó.
Está previsto que May y Macron almuercen juntos, tras lo cual se trasladarán a la academia militar de Sandhurst (sur inglés) a fin de mantener una reunión bilateral a las 14.50 GMT y posteriormente otra con varios ministros y representantes de las respectivas agencias de inteligencia.
Macron refuerza su discurso anti-inmigración
Macron visitó el pasado martes Calais, el destino de la mayor parte de los migrantes y refugiados que llegan al territorio. En su visita reforzó su discurso de firmeza frente a la inmigración, que le ha valido duras críticas de intelectuales y asociaciones humanitarias.
El presidente francés dijo de que no permitirá que se instale otro campamento de fortuna como la famosa “jungla” desmantelada en octubre de 2016 y que “mantendrá el esfuerzo” para blindar la frontera con el Reino Unido, para que Calais no se convierta en una “puerta falsa” de entrada de migrantes en el país vecino. Macron fustigó los discursos de la “buena conciencia” y apostó por una política activa que mejore la acogida de urgencia pero incremente las expulsiones.
Asimismo, como recoge The Guardian, el dirigente francés acusó a las ONG de lanzar “mentiras y manipulaciones” al “alentar a hombres y mujeres a permanecer aquí e incluso a cruzar el Canal de la Mancha”. Activistas y organizaciones como Human Rights Watch llevan meses denunciado la “violencia policial” contra los migrantes y refugiados que permanecen en la ciudad tras el desmantelamiento de 'la jungla'. HRW calcula que, más de un año después del cierre, cerca de 700 solicitantes de asilo y migrantes, incluidos más de 100 menores no acompañados viven en las calles de la ciudad francesa.