Joshi y Mina buscaban trabajo en Nepal y Bangladesh, respectivamente, pero cayeron en manos de explotadores sexuales que las obligaron a prostituirse
Las que consiguen escapar del largo historial de abusos sufren el rechazo de sus comunidades por el estigma ligado a la prostitución
Las 'Happy Homes' de varias ONG intentan recomponer la inocencia y la vida de estas jóvenes a pesar de los recortes en sus presupuestos debido a la crisis
Trabajadoras del sexo en un callejón de Faridpur, a unos 130 kilómetros de la capital de Bangladesh, Dacca, esperan la llegada de clientes. / Zigor Aldama.
Trabajadoras del sexo en un callejón de Faridpur, a unos 130 kilómetros de la capital de Bangladesh, Dacca, esperan la llegada de clientes. / Zigor Aldama.
Muchas de las trabajadoras del sexo en este callejón de Faridpur (Bangladesh) no superan los 15 años. / Zigor Aldama.
Muchas de las trabajadoras del sexo en este callejón de Faridpur (Bangladesh) no superan los 15 años. / Zigor Aldama.
Joshi posa en el interior de la pequeña casa de adobe en la que vive con su familia, en el centro oeste de Nepal. / Zigor Aldama.
Joshi posa en el interior de la pequeña casa de adobe en la que vive con su familia, en el centro oeste de Nepal. / Zigor Aldama.
A pesar de que carteles y pinturas en las paredes exigen el uso del preservativo en el principal burdel de Faridpur, muchas mujeres reconocen que algunos clientes se niegan a utilizarlo porque no les gusta o porque no quieren pagar los 10 céntimos de euro que cobran por él. / Zigor Aldama.
A pesar de que carteles y pinturas en las paredes exigen el uso del preservativo en el principal burdel de Faridpur, muchas mujeres reconocen que algunos clientes se niegan a utilizarlo porque no les gusta o porque no quieren pagar los 10 céntimos de euro que cobran por él. / Zigor Aldama.
Una niña trabaja como sirvienta en casa de una familia que le paga 10 euros al mes. Muchas son víctima de abusos sexuales o físicos en este tipo de trabajo. Si pierden la virginidad, suelen estar abocadas a la prostitución. / Zigor Aldama.
Una niña trabaja como sirvienta en casa de una familia que le paga 10 euros al mes. Muchas son víctima de abusos sexuales o físicos en este tipo de trabajo. Si pierden la virginidad, suelen estar abocadas a la prostitución. / Zigor Aldama.
Una niña vive en la estación central de Dacca (Bangladesh), donde los abusos sexuales y físicos, así como el consumo de drogas, son habituales./ Zigor Aldama.
Una niña vive en la estación central de Dacca (Bangladesh), donde los abusos sexuales y físicos, así como el consumo de drogas, son habituales./ Zigor Aldama.
Mina, de 13 años, posa en uno de los 'hogares felices' de la ONG local Aparajeyo, financiada con fondos de la española Ayuda en Acción. Fue víctima de abuso en casa de la familia que le dio trabajo como empleada doméstica. / Zigor Aldama.
Mina, de 13 años, posa en uno de los 'hogares felices' de la ONG local Aparajeyo, financiada con fondos de la española Ayuda en Acción. Fue víctima de abuso en casa de la familia que le dio trabajo como empleada doméstica. / Zigor Aldama.
Clases de bordado y de costura en las 'Happy Homes' ayudan a que las chicas rescatadas de situaciones de vulnerabilidad adquieran conocimientos para poder sobrevivir por su cuenta. / Zigor Aldama.