Se cumple un año de la ofensiva del Ejército de Israel en la Franja de Gaza que se cobró la vida de más de dos mil personas. El conflicto israelí-palestino dificultan la vida de sus 1,8 millones de habitantes
Con el proyecto 'Superheroínas', el fotógrafo Ovidiu Tataru y Médicos Sin Fronteras tratan de dar voz a las mujeres de Gaza, que viven en un contexto complejo marcado por la guerra, el desempleo y los derechos limitados para las mujeres
Las imágenes de Ovidiu retratan a mujeres sonriendo y portando capas de superhéroes porque, a pesar de todas las dificultades, tienen esperanza de paz y luchan para conseguirlo
Leyan, 19 años, cursa estudios de medicina oral y es bailarina profesional de Dabke, una danza tradicional palestina. “Tenemos nuestros sueños, nuestras vidas y nuestra forma de hacer las cosas. Nunca conoceré el fracaso. No lo llamo así, para mí es ‘el umbral del éxito’. Conseguí la mayor puntuación en secundaria y entré en la escuela de medicina oral. Uno de mis sueños es convertirme en dentista. Quiero ayudar a mi gente y espero llegar a asumir un rol importante en la sociedad”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Leyan, 19 años, cursa estudios de medicina oral y es bailarina profesional de Dabke, una danza tradicional palestina. “Tenemos nuestros sueños, nuestras vidas y nuestra forma de hacer las cosas. Nunca conoceré el fracaso. No lo llamo así, para mí es ‘el umbral del éxito’. Conseguí la mayor puntuación en secundaria y entré en la escuela de medicina oral. Uno de mis sueños es convertirme en dentista. Quiero ayudar a mi gente y espero llegar a asumir un rol importante en la sociedad”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Amal vive en Beit Lahia, una de las áreas más afectadas del conflicto. Está orgullosa de tener tres hijos que estudian en la universidad y de ser palestina. “No soy sólo una mujer, también me siento como un hombre porque la mayor parte del tiempo tengo la responsabilidad tanto de un hombre como de una mujer”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Amal vive en Beit Lahia, una de las áreas más afectadas del conflicto. Está orgullosa de tener tres hijos que estudian en la universidad y de ser palestina. “No soy sólo una mujer, también me siento como un hombre porque la mayor parte del tiempo tengo la responsabilidad tanto de un hombre como de una mujer”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Nema de 34 años, es enfermera y trabaja en una de las clínicas de MSF en la Franja de Gaza. Perdió su casa durante el último conflicto: “Trabajo como enfermera y me encanta lo que hago, sobre todo trabajar con niños. Mis compañeros de trabajo me apodan ‘analgésico’, porque intento evitar cualquier dolor a los niños”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Nema de 34 años, es enfermera y trabaja en una de las clínicas de MSF en la Franja de Gaza. Perdió su casa durante el último conflicto: “Trabajo como enfermera y me encanta lo que hago, sobre todo trabajar con niños. Mis compañeros de trabajo me apodan ‘analgésico’, porque intento evitar cualquier dolor a los niños”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Zena de 27 años trabaja como gerente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. “El mundo me ve como la hija de un refugiado, la esposa de un encarcelado y la madre de un niño muerto, pero también soy una mujer y existo.” Fotografía: Ovidiu Tataru.
Zena de 27 años trabaja como gerente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. “El mundo me ve como la hija de un refugiado, la esposa de un encarcelado y la madre de un niño muerto, pero también soy una mujer y existo.” Fotografía: Ovidiu Tataru.
Rawand de 29 años es traductora: “En un mundo de conflictos, puede ser complicado sobrevivir así que ser fuerte se convierte en una necesidad. Gaza te enseña a vivir la vida al máximo. No puedes sobrevivir si eliges ver el lado equivocado. Los que vivimos en aquí tratamos de buscar el aspecto positivo y aprender de lo que hay, de las masacres, de la pobreza, pero también de la alta tasa de educación que tenemos. Deseo que tengamos todos los derechos humanos básicos, como la libertad de pensamiento, libertad para viajar, todos los derechos humanos más sencillos, eso es todo”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Rawand de 29 años es traductora: “En un mundo de conflictos, puede ser complicado sobrevivir así que ser fuerte se convierte en una necesidad. Gaza te enseña a vivir la vida al máximo. No puedes sobrevivir si eliges ver el lado equivocado. Los que vivimos en aquí tratamos de buscar el aspecto positivo y aprender de lo que hay, de las masacres, de la pobreza, pero también de la alta tasa de educación que tenemos. Deseo que tengamos todos los derechos humanos básicos, como la libertad de pensamiento, libertad para viajar, todos los derechos humanos más sencillos, eso es todo”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Wafae de 28 años es traductora: “Las acciones de las mujeres de Gaza hablan por sí solas. No necesitamos palabras, pero en lugar de decir que la situación en Gaza es complicada o difícil prefiero decir que es un desafío, pero aún podemos apañárnoslas para estudiar y poder conseguir un trabajo. Nos hace ser flexibles y muy fuertes. Tenemos esperanzas y espero que podamos hacer llegar al mundo nuestro mensaje de que estamos aquí, de que existimos y de que merecemos vivir… para poder cambiar la imagen, no diría mala, pero sí muy arraigada que la gente tiene de nosotros en otros lugares del planeta”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Wafae de 28 años es traductora: “Las acciones de las mujeres de Gaza hablan por sí solas. No necesitamos palabras, pero en lugar de decir que la situación en Gaza es complicada o difícil prefiero decir que es un desafío, pero aún podemos apañárnoslas para estudiar y poder conseguir un trabajo. Nos hace ser flexibles y muy fuertes. Tenemos esperanzas y espero que podamos hacer llegar al mundo nuestro mensaje de que estamos aquí, de que existimos y de que merecemos vivir… para poder cambiar la imagen, no diría mala, pero sí muy arraigada que la gente tiene de nosotros en otros lugares del planeta”. Fotografía: Ovidiu Tataru.
Safa, 29 años, es de la ciudad de Jan Yunis y trabaja como fisioterapeuta en una de las clínicas de Médicos Sin Fronteras MSF. “En Gaza las mujeres estamos expuestas a muchas dificultades, pero intentamos que no nos afecten demasiado. Los retos a los que enfrentamos nos hacen más fuertes cada día e intento ser positiva para afrontarlos.” Fotografía: Ovidiu Tataru.
Safa, 29 años, es de la ciudad de Jan Yunis y trabaja como fisioterapeuta en una de las clínicas de Médicos Sin Fronteras MSF. “En Gaza las mujeres estamos expuestas a muchas dificultades, pero intentamos que no nos afecten demasiado. Los retos a los que enfrentamos nos hacen más fuertes cada día e intento ser positiva para afrontarlos.” Fotografía: Ovidiu Tataru.
Wafaz, 29 años, es fisioterapeuta y vive en Gaza: “Estamos acostumbradas a las guerras, cada dos años hay una. Pero necesitamos mantenernos fuertes. La última guerra fue para mí especialmente dura; tengo dos hijas y llegué a temer por sus vidas”. Fotografía: Ovidiu Tataru.