El vídeo no lo graba ningún reportero. Es el camerunés Daniel Mpome el que lo ha publicado en su Facebook para darle difusión y bajo este título: 'Nuestros amigos muertos por la Guardia Civil española'. Sus imágenes muestran una pequeña parte del horror vivido después de su fracasado intento de alcanzar Europa del pasado jueves, al amanecer. En aquel momento había aún cuerpos en el mar. Transcurridos tres días, aún faltan cadáveres por recuperar.
Las imágenes son duras, pero sirven para explicar la desesperación y el desamparo que se vivía a escasos metros de la frontera española. A la vista desde el puesto fronterizo de Ceuta, algunos de los cuerpos sin vida de las personas fallecidas durante la tragedia en Ceuta eran transportados sobre los hombros de los supervivientes, en la presencia de la policía marroquí, a la que los propios subsaharianos pidieron que les dejaran llevar los cadáveres de sus compañeros.
En las miradas vacías que muestra este vídeo, o las del que ayer difundía El País, o en las de las durísimas fotos de los rostros muertos que también circulan en las redes sociales de sus amigos, no se ve nada más que muerte, pero antes hubo vida.
Por ejemplo la de Keita, un hombre de Costa de Marfil. Emprendió su viaje cuando sus circunstancias económicas se complicaron tras la guerra, describe la investigadora Helena Maleno. “Quería llegar a Europa para dar de comer a su familia. Por eso intentó cruzar”. Su mujer y sus dos hijos se quedaron esperando en su país. Su cuerpo está entre los pocos que han podido identificarse.
El cuerpo del camerunés Blackie ya está localizado en la morgue del Rincón. “La noche anterior había llamado a su madre para contarle que iba a intentarlo. Que al día siguiente llegaría a Ceuta”, cuenta Maleno, agotada tras estos días de esfuerzo por aclarar las causas de lo ocurrido.
No obstante, el proceso se está complicando. Desde el colectivo Caminando Fronteras, que suele acompañar a familiares o compañeros de los fallecidos en estos difíciles momentos, denuncian que el protocolo de identificación empleado en esta ocasión no es el habitual. El equipo de activistas, aunque con complicaciones, logró acceder a la morgue de Castillejos. Allí estaban dos de los fallecidos, de los que solo constatan la nacionalidad de uno de ellos: Camerún. “Uno de los cuerpos tenía un labio partido y golpes en la cabeza”, explica Helena Meleno.
La siguiente parada de esta angustiosa tarea fue el depósito de cadáveres del Rincón. “Allí tienen siete cuerpos. Pero no nos dejaron pasar”. Helena iba acompañada de algunos inmigrantes que intentaron alcanzar territorio español aquel fatídico día. Algunos de sus compañeros fallecidos estaban en el interior, pero no pudieron entrar. “Nos enseñaron unas fotos”, indica Maleno.
“Normalmente, todo es mucho más sencillo. Las autoridades marroquíes suelen tener mucho interés en que identifiquemos a los cuerpos lo antes posible”, describe la investigadora, quien asegura que el médico forense les confesó que el proceso se estaba gestionando entre el Ministerio del Interior marroquí y el español“. Además, la organización denuncia que algunos de los cuerpos están siendo mal identificados. ”Se están basando en la documentación que algunos llevan consigo, cuando muchos llevan una identificación que no les corresponde, que utilizan para llegar hasta Marruecos“. Por este motivo, Caminando Fronteras ha pedido a las embajadas de los países de origen de los fallecidos que exijan un proceso de indentificación adecuado. ”Si no, van a ser enterrados sin tener constancia de su verdadera identidad“.
Uno de los inmigrantes que quería identificar el cuerpo de sus compañeros era Louis -nombre ficticio-, uno de los cameruneses cuyos testimonios ayudaron a desvelar el uso de material antidisturbios por parte de la Guardia Civil con el objetivo de frenar su entrada a Ceuta. “He visto cómo sacaban los cuerpos del agua. Un camerúnes, un senegalés, un congoleño...”, enumeraba el joven momentos después de la tragedia a eldiario.es.
“Nos ha atacado más la 'guardia' que la policía marroquí. Han lanzado pelotas de goma, han pinchado neumáticos donde algunos se habían montado y nos han rociado con gas lacrimógeno en el agua. La gente ha empezado a tener ataques de nervios”. Después de estos testimonios, Interior admitió el uso de balas de goma y botes de humo pero solo cuando estas personas intentaban acceder a territorio español por tierra, como método “disuasorio”. Los inmigrantes continúan negando esta versión.
A los cuerpos recogidos en territorio marroquí, se suma el localizado este sábado en aguas españolas. Un hombre de entre 20 y 30 años que carecía de documentación. Según Delegación del Gobierno, la corriente lo arrastró al lado español, a las inmediaciones de la playa de El Tarajal. Estas mismas fuentes anuncian que la autopsia confirma como causa de su muerte “asfixia por inmersión” y señalan que “su cuerpo no presenta signos de haber sufrido ningún tipo de violencia”.